El Ávila, ahora Waraira repano

¿Parque nacional o zona residencial?
El Ávila, ahora Waraira Repano

(*) Evelyn Pallotta
eapallotta@gmail.com

El Ávila fue decretado Parque Nacional en 1.958 según el decreto N° 473, y se encuentra ubicado en la parte centro-norte de Venezuela ocupando una superficie de 66.192 Ha. En 1974 se amplió su extensión en 19.000 Ha. llegando a tener un área de 85.192 Ha. Su nombre original, Wariarepano, significa lugar de las dantas y alude a la cantidad de mamíferos de esta especie que lo poblaba.

Presiones socio ambientales
Hoy día este parque no escapa a las presiones sociales de ocupación del territorio tanto de actores comunitarios como de actores decisorios de las políticas públicas de nuestro país.
Actualmente existe una propuesta del Presidente de la República para subir su cota lindero hacia su cara norte. Esto quiere decir, permitir la construcción de viviendas a una altura sobre el nivel del mar mayor que la que está permitida actualmente, o lo que es lo mismo, que en un área de El Ávila donde actualmente ves bosque pudieras ver viviendas construidas. Hasta el momento los voceros no han dado detalles técnicos sobre elementos en los que basaron su propuesta, los cuales son necesarios para garantizar la seguridad integral de los ciudadanos que allí se asienten. Tampoco han divulgado para su discusión los estudios de impacto socio ambiental como son el levantamiento actualizado de mapas de riesgo, instalaciones de servicios, aguas servidas, vías de acceso, levantamiento de flora, fauna y cursos de agua que permiten conocer las características del ecosistema en las condiciones actuales, historia geológica del lugar, etc. Sólo tenemos la declaración del presidente tomando la decisión del cambio de cota y diciendo que se han hecho todos los estudios y no va a afectar para nada al Parque Guaraira Repano; y por otra parte la declaración del ministro del ambiente estableciendo el “relinderamiento” que se está evaluando del parque en su fachada hacia Vargas, entre el río Tacagua y río Naiguatá, alrededor de 20 kilómetros. Al momento no se conocen los estudios de impacto socio ambiental.

Historia ambiental y características
Lo cierto del caso es que el escenario ambiental que teníamos posterior a la tragedia de Vargas de 1999 fue estudiado por profesionales quienes refirieron lo riesgoso de la zona para ser ocupada por asentamientos humanos y más bien propusieron el cambio de uso de muchas áreas urbanas con alto riesgo, desbastadas o golpeadas por los eventos hidrometeorológicos -las inundaciones y deslaves-, para transformarlas en parques. Los estudios señalaron que los suelos de El Ávila son sumamente frágiles y geológicamente inestables. Cabe destacar que los estudios que estoy citando fueron hechos durante la gestión de este gobierno en el marco de la planificación de la reconstrucción de Vargas.

En casos de inundaciones y deslaves excepcionales cada vez más intensos y frecuentes para evitar pérdidas humanas, de viviendas, de enseres y de cultivos es indispensable la prevención. Esta comienza con una cultura ciudadana antes riesgos, pero pasa por la escogencia del sitio de ocupación adecuado en el territorio hasta el desarrollo de mecanismos de adaptación de nosotros los humanos ante estos embates. Nos hace más vulnerables el localizarnos en áreas cargadas de riesgo.

La historia ambiental en el litoral central, Estado Vargas, nos recuerda que ha habido ocurrencia de estos fenómenos en 1938, 1948, 1951, 1999, 2005 y 2010. El recuerdo más cercano es el de la tragedia de 1999 cuando el Consejo Nacional de la Vivienda contabilizó 15 mil fallecidos -cifra no contable para algunos-, 80 mil personas desplazadas, 11 mil viviendas afectadas para una población de 350 mil residentes en el lugar y una población flotante de un millón de personas que forman la llamada ciudad instantánea, todo esto sin mencionar la pérdida de lugares de empleo, centros de educación y salud, entre otros.
En 2005, por las mismas razones de inundaciones y deslaves, se reportaron en Vargas 61 muertos, 70 desaparecidos, 22 mil desplazados y más de 38 mil viviendas afectadas. Al presente, 11 años después, aún no se han terminado de construir el abanico de las obras de infraestructura recomendadas por expertos en 1999 para prevenir y minimizar riesgos ambientales ante inundaciones y deslaves.
La historia y dinámica de la relación de nuestras comunidades-ambiente-normativa legal-autoridades ha mostrado siempre que lo que existe en áreas aledañas a parques es una gran presión social constante sobre la ocupación de los mismos acentuada al no construirse franjas de vegetación amortiguadoras de impactos y que se evidencia no sólo en la proliferación de incendios en la época de sequía sino también en la devastación de áreas por la “conuquización” del territorio. Este escenario termina impactando elementos de seguridad de estado como las fuentes de agua natural y la biodiversidad.
Si bien es cierto que todos necesitamos un territorio para vivir y que cada vez hay más población que ejerce presión sobre el territorio y sus recursos, también es cierto que tanto el territorio como los recursos son limitados y que en la medida que nuestro desarrollo económico y ocupación territorial sean respetuosos del ambiente, en esa medida seremos más exitosos como especie pobladora de este planeta.

Acontecimientos en pleno desarrollo
Hay que dejar de verse el ombligo. Lo que ocurre en Vargas, en Venezuela, en el Caribe, en Latinoamérica y en el mundo es un fenómeno global que está en pleno desarrollo producto de la misma actividad humana no responsable con el ambiente. La generación de gases con efecto invernadero propiciadora del cambio climático es cada vez más evidente y se puede medir.
En el año 2009 el 33% de las catástrofes ocurridas en Latinoamérica y el Caribe fueron inundaciones y el 70% de las catástrofes respondió a los efectos del cambio climático. Del 2009 al 2010 aumentaron en un 50%. En este momento estamos viviendo inundaciones copiosas Colombia, Venezuela, islas del Caribe y el istmo sur de Centroamérica, mientras que Argentina vive una sequía. Este es un fenómeno global, y a nivel mundial es mayor el número de personas desplazadas climáticamente que el número de personas desplazadas producto de conflictos bélicos o políticos.

Círculo vicioso
Me escribió una lectora preguntando si está permitido construir en el área de parques nacionales y si más bien no deberíamos protegerlos dado que ellos mitigan el impacto del cambio climático que es lo que ocasiona los eventos de inundaciones, deslaves y sequías extremas. Su razonamiento es correcto, mas la realidad está compuesta por un conjunto de variables, entre ellas la legal y la político territorial. Los parques nacionales se crean para salvaguardar patrimonio ambiental, valores naturales, contribuir al bienestar de la población, preservar zonas con valor ambiental no aptas para la ocupación y actividades humanas.
Crear los parques nacionales forma parte de una política social de seguridad integral, de
equilibrio del hábitat, de seguridad alimentaria, de fuente de recursos, de preservación de la carga genética de sus especies, de investigación científica, de conservación y mejoras de la biodiversidad, de fuentes de salud dada la capacidad de su vegetación de absorber gases de efecto invernadero y generar oxígeno, entre muchas otras cosas; pero los límites de un parque nacional los pueden mover legalmente los hombres bajo una serie de requisitos fijados por las normativas legales vigentes y con la participación de la gente, dado que vivimos en una democracia participativa. En todo caso, el mensaje de fondo termina siendo que el ambiente no conoce de límites político-territoriales y que no importa a dónde el humano ruede el lindero del parque, la naturaleza siempre termina tomando lo que le pertenece -así nos lo ha demostrado-; es el hombre con sus conocimientos quien debe saber donde se ubica para no ser vulnerable ante ella y evitar así construir pobreza y deuda social en lugar de soluciones habitacionales.

Propuesta coherente
Dentro de este tablero de factores los especialistas han propuesto como opción socio ambiental coherente no variar la cota del Parque. Existen muchas otras áreas con los requisitos necesarios y suficientes para ser urbanizadas, lo inteligente es abordarlas y analizarlas.
Estamos hablando de lo que se conoce como terrenos blandos con servicios y vialidad, por tanto con mayores probabilidades de éxito al ser ocupados por viviendas en menor tiempo, brindando estabilidad a las familias que vienen de experimentar un evento traumático o tal vez varios de ellos, donde instalarse no signifique vulnerabilidad. Esto es válido también para la gran Caracas y sus zonas aledañas y si bien los mapas de riesgo son importantes para conocer donde no se debe construir, no es menos importante el hecho de que una vez instalados se tenga acceso a empleo, educación, abastecimiento e instalaciones de salud. No es sólo sembrar viviendas, es sembrar progreso y desarrollo sostenible.
Fortalecer sosteniblemente distintos polos de desarrollo en el país aprovechando las ventajas comparativas que nos ofrece el territorio, es construir un país multipolar tal como se propone a nivel mundial y en lo que tanto dinero se invierte, pero desarrollarlo caras adentro.
Quien tenga ojos que vea y quien tenga oídos que escuche.

(*) Bióloga. Ecóloga. Analista ambiental. Actualmente se desempeña como Directora General de Ecología y ambiente del Edo. Miranda. @eapallotta