Cuando las distancias para ayudar a comunidades indígenas no son un obstáculo

En las comunidades de las riberas del Orinoco, los indígenas suelen consumir agua sin potabilización, lo que genera problemas en su salud por los contaminantes presentes en los cuerpos de agua.

La Fundación Tierra Viva inició en 2019 el Proyecto Aqua, iniciativa que atiende la problemática del agua en Canoabo, estado Carabobo; Tucupita, estado Delta Amacuro; y Siquisique, estado Lara. “El problema del agua y sus consecuencias son distintas en estas tres regiones, en el Delta comenzó en febrero del año pasado y nuestra mayor preocupación es la calidad del agua y su incidencia en las comunidades indígenas”, expresó Alejandro Luy, gerente general de la fundación.

Tierra Viva capacitó a comunidades deltanas sobre el método para desinfectar el agua bajo el método Sodis | Fotos cortesía Fundación Tierra Viva
Hicieron alianzas con instituciones públicas como HidroDelta y el Ministerio para la Salud para diseñar material educativo “con el fin de que entiendan cuál es la situación del agua y cómo lo podemos atender”. Este año han facilitado a las familias del Delta el método Sodis de desinfección del agua, que permite eliminar contaminantes a través de la exposición del líquido a la luz solar -por un tiempo prolongado- en botellas plásticas.

A las comunidades indígenas del Delta del Orinoco llegaron en 1998, “ha sido un proceso que se ha basado en mucho respeto, en entender sus dinámicas y necesidades y consultar sobre sus expectativas”, expresó Luy. Para comunicarse de forma más directa con ellos, Aracelis Calderón, una mujer warao, es la facilitadora.

En Canoabo, Carabobo, se enfocaron en la conservación de las cuencas hidrográficas, en la conformación de grupos de trabajo y en un diagnóstico del acceso al sistema de agua. Proyecto Aqua cuenta con la participación de la Acción Campesina, la Asociación Civil Red Venezolana de Organizaciones para el Desarrollo Social (RedSoc), de líderes locales y el cofinanciamiento de la Unión Europea (UE). En la actualidad realizan alianzas con radios en Canoabo y Tucupita para difundir cápsulas educativas sobre el tratamiento del agua.

De esta iniciativa han surgido dos proyectos: Mujer Indígena Emprendedora, financiado por la Unión Europea, y Tejiendo esperanzas, financiado por Chevron.


La fundación brinda herramientas para conservar los recursos naturales y promover programas de desarrollo sustentable y autogestión en comunidades. Fue creada en 1992 como Living Earth Venezuela, con el financiamiento de la fundación británica homónima. En 1996 deciden constituirse bajo su nombre actual con el fin de continuar la ejecución de proyectos que involucren la participación de comunidades, gobiernos y empresas en tres estados: Distrito Capital, Carabobo y Delta Amacuro, pero el mayor número de actividades se centra en estas dos últimas entidades.

Antes del Proyecto Aqua, guiados por los principios de comercio justo para lograr la sustentabilidad de las etnias warao, wayúu y yekwana -y también de emprendimientos de criollos- implementaron tres líneas de trabajo desde hace diez años, entre ellas Producto con Historias, una plataforma de venta, comercialización y promoción nacional de mercancías elaboradas principalmente por indígenas.

Han desarrollado talleres formativos y de empoderamiento de la mujer indígena, que han permitido crear una red de 145 artesanas, pertenecientes a las tres etnias. Las mujeres tienen ahora cuentas bancarias y un trabajo estable. “Ese es su único ingreso para adquirir comida y ropa para sus hijos y es del trabajo que viene de sus manos, por eso es que hay que respetarlo, valorarlo y ofrecerle un pago adecuado”, comentó Luy.

El equipo operativo de la Fundación Tierra Viva cuenta con 15 personas aproximadamente, más 16 en el consejo superior y 7 en la junta directiva
En la Gran Caracas, Naguanagua, Valencia y San Diego desarrollan la campaña “Mi ciudad recicla”, como un mecanismo para fomentar el reciclaje, reutilización y reducción de desechos. Junto con el Instituto Venezolano de Estudios Sociales y Políticos (Invesp) iniciarán un proyecto cofinanciado por la Unión Europea vinculado al cambio climático “para hacer entender el tema, promover acciones en municipios para disminuir el impacto y sus efectos en agua y salud”.

Algunas actividades tienen alcance nacional, como una campaña de reducción de bolsas plásticas con infografías difundidas por redes sociales que bautizaron como Terregramas y Aquagramas, que incluyen un esquema que explica el problema, sus consecuencias y recomendaciones.

Para Luy, la importancia de las organizaciones formadas desde la sociedad civil es que permiten “fundamentar acciones sin que eso implique que los que participan tengan una deuda hacia ellas”. Piensa que estas tienen mayor libertad para crear proyectos y capacidad para generar alternativas. “Las ONG también somos contraloras y muchas veces vemos problemas que las autoridades no quieren ver o no son capaces de ver”.

Expresó que ayudar a terceros es una labor fundamental en cualquier tipo sociedad. “Una ciudadanía organizada y que trabaja desinteresadamente por el otro es un buen balance para tener perspectivas distintas a las que pueden tener los gobiernos y las empresas privadas”.

Fuente Correo del Caroní