Ayer Venezuela recibió su primer premio en la COP-20: el “Fossil of the Day”. Más allá de lo divertido del momento y la sensibilización que este acto genera en los asistentes, está el hecho de que Venezuela es y seguirá -aparentemente- siendo fósil-dependiente. De igual forma, el día de ayer el actual Ministro de Relaciones Exteriores Rafael Ramírez, citó durante la inauguración del CMP 10, que “el problema no radica en el desarrollo de los recursos naturales y del petróleo, sino en su uso irracional y dispendioso”. Además, mencionó lo siguiente: “contribuir con la preservación de la vida en el planeta y salvar la especie humana, es lo que establece nuestro Plan de la Patria”.
Hace pocos días escribí este artículo sobre el nexo que existe entre el petróleo y el cambio climático en Venezuela y revisando más material al respecto, encontré un interesante informe que demuestra cómo esta nación está sumergida en el uso descontrolado de los combustibles fósiles. Por naturaleza, Venezuela es un país petrolero y por lo tanto desde el descubrimiento del mismo, se ha utilizado como método de desarrollo, dejando en inferiores lugares a la agricultura y turismo. En ese estudio, que pueden consultar en este link, se demuestra como el país ha cumplido 100 años de actividades petroleras y pareciera no cesar.
El estudio demuestra además que las auditorías energéticas disponibles en el país son desde 1996 y reconocen que ha existido una fuerte conexión entre el aporte de dióxido de carbono y metano de origen petrolero y el aumento de las emisiones generales. Vale la pena destacar que estas auditorías se comenzaron a realizar a partir de la ratificación de Venezuela al Protocolo de Kyoto.
La comercialización de gasolina y el subsidio a los combustibles fósiles ha desencadenado en que Venezuela sea uno de los principales países emisores de dióxido de carbono en la región (dicho por el Banco Mundial en el 2010).
Señalar en repetidas ocasiones que el capitalismo es la causa del cambio climático, genera suspicacia en que el país realmente quiera “cambiar el sistema y no el clima”. Ciertamente esta dicho que el actual modelo de desarrollo que impera en la mayor parte de las naciones del mundo es derrochador y consumista, pero, ¿qué hay detrás del discurso de Venezuela?.
Para responder a esta pregunta, primeramente quisiera mencionar que a nivel latinoamericano Venezuela se lleva otro premio y es que de acuerdo al Banco Mundial, este país paso de ser el cuarto generador de emisiones de efecto invernadero al tercer puesto, es decir, subió la escala de los más contaminantes de la región.
La falta de políticas climáticas nacionales que sean concisas, claras y transparentes ha dificultado por completo que el país se integre a medidas de adaptación y mitigación adecuadas para enfrentar uno de los desafíos más importantes de la historia de la humanidad.
Considero pertinente hacer una evaluación exhaustiva de lo que está haciendo el gobierno actualmente y lo que puede llegar a hacer. Creo que Venezuela tiene muchísimo potencial para salir adelante y ser un país pionero en la lucha contra el cambio climático, así como lo es actualmente Colombia, Chile o Perú.
A nivel nacional, el gobierno necesita comprometerse en establecer políticas climáticas serias basadas en la adaptación y mitigación al cambio climático mediante estrategias y planes que puedan ayudar a la ciudadanía a ser más resilientes a los cambios que tendremos con el aumento de la temperatura mundial.