Asegura directivo de Asociación Reciclaje y Producción Limpia, ARPLI
Venezuela necesita aumentar las inversiones en tecnologÃas de reciclaje, el compostaje y la valorización de residuos
Ello mejorarÃa significativamente el hoy deficiente manejo de la basura que tanto degrada el medio ambiente y pone en riesgo la salud pública
Declaración de Hernán Papaterra, director ejecutivo de Asociación Reciclaje y Producción Limpia, Red de Educación y TecnologÃa, ARPLI, www.reciclajeyproduccionlimpia.wordpress.com
En el paÃs se han implementado sistemas de acopio diferenciado y de recolección selectiva eficaces de residuos sólidos, evitando que éstos se conviertan en desechos o basura, facilitando su tratamiento como materia prima o insumos industriales y artesanales; pero ya es tiempo de invertir más en tecnologÃas más limpias de reciclaje, compostaje y valorización material y energética de esos subproductos secundarios o materiales, que eran, son y seguirán siendo recursos naturales.
Mientras se desaprovechen económicamente casi el 80 por cien de los residuos generados, que no se desvÃan de los vertederos y rellenos sanitarios, se incurre en un verdadero desperdicio de materiales que –aunque usados ya- tienen un alto valor económico nacional e internacionalmente, y que son la base para la creación de empleo formal y la producción de ingresos sostenidos para los hogares de miles de venezolanos.
Centenas de emprendimientos productivos de reciclaje general y especializado, bajo la figura de cooperativas, empresas comunales, unidades productivas, pueden ser fomentadas e instituidas en la totalidad de municipios del paÃs, con capacidad de crear nuevos bienes y servicios de consumo masivo necesarios para la mejora de la calidad de vida de la población, no solo de los sectores socialmente más vulnerables sino también de jóvenes profesionales recién graduados haciendo uso de ciencia, tecnologÃa e innovación.
La carencia de medios de vida nos obliga ya a descartar la cultura tradicional y antiecológica de usar y botar prematuramente los objetos consumidos, por la actitud y conducta de reducir el consumo innecesario, reutilizar los objetos o los materiales contenidos en ellos, y reciclar valorizando material y energéticamente los recursos con los que ha sido elaborados. Esto es, es indispensable apelar a la minimización o reducción de desechos y basura como conducta responsable de consumo de bienes y servicios.
Las autoridades locales y las entidades nacionales y regionales encargadas de la conservación y protección del medio ambiente deben cada vez tener más en cuenta el alto valor de los residuos de aluminio, papel y cartón, plásticos, chatarras, aparatos eléctricos y electrónicos, restos de hojarasca, aceites comestibles e industriales, para lo que, a pesar de atravesar dificultades económicas, debe procederse a hacer un aumento de las inversiones en tecnologÃas de reciclaje, compostaje y valorización material y energética de residuos ecológica y económicamente aprovechables.
La industria del aluminio secundario, del papel reciclado y el plástico o el vidrio remanufacturados, tal el caso de las empresas con probada experticia como Alcicla Venezuela, Paveca, Ecoplast y Owens Illinois, entre otras, con el apoyo de los fabricantes de envases y empaques, pueden contribuir con sus programas de educación ambiental a promocionar la participación en las buenas prácticas respecto al reciclaje, como por ejemplo la separación de los materiales en los contenedores a nivel local y otras acciones en instituciones y organizaciones, para promover una verdadera cultura de reciclaje desde el origen o la fuente entre los ciudadanos.
La experiencia de organizaciones ambientalistas como SADARBOL y FUNDACIÓN TIERRA VIVA sobre aprovechamiento de los residuos orgánicos, incluida la hojarasca, para producción de abono y compostas y fomentar la arborización y la reforestación en el paÃs, debe ser popularizada apuntalando la lucha contra la desertificación y la sequÃa.
La industria eléctrica nacional debe racionalizar e incorporar el sus planes de desarrollo el uso de la basura para la producción de electricidad; al tiempo que las empresas cementeras deben hacer aprovechamiento material y calórico de los desechos.
Hay necesidad de tomar conciencia que al final del ciclo de vida de los productos de consumo que usamos y descartamos, éstos se convierten en nuevos productos muy valiosos, permitiendo que se ahorre hasta un 95% de la energÃa eléctrica requerida en la producción de nuevos bienes; además de que se ahorra agua y ayuda a disminuir la huella de carbono, una de las estrategias propuestas por la Carta de la Tierra y la Agenda 21, y en general, se trabajarÃa también colaborando con las iniciativas que persiguen el ahorro de recursos naturales y materias primas.
Declaración de Hernán Papaterra, director ejecutivo de Asociación Reciclaje y Producción Limpia, Red de Educación y TecnologÃa, ARPLI, www.reciclajeyproduccionlimpia.wordpress.com
Caracas, 11 de junio 2010