- El descubrimiento de oro en Carabobo estimuló una fiebre de minería ilegal que devastó el bosque, contaminó el suministro de agua y, finalmente, dio lugar a una redada militar.
- Se habla de 3000 arrestos, decenas de encarcelados y hasta muertos.
PALMAROTE, Venezuela- Gregorio y su hermano dijeron que fue fácil convertirse en mineros artesanales de oro. El metal precioso apareció un día en las orillas del Pira Pira, un pequeño arroyo que abastece a la pequeña comunidad agrícola de Palmarote.
El caserío se encuentra en el estado de Carabobo, a 24 kilómetros (15 millas) de Valencia, la tercera ciudad más grande de Venezuela, y a más de 600 kilómetros (373 millas) del Arco Minero del Orinoco donde se supone que se encuentran los depósitos de oro de la nación.
Lo que al principio parecía una buena fortuna, resultó no ser el caso. El descubrimiento estimuló una fiebre del oro ilegal que devastó el paisaje, contaminó el suministro de agua de la comunidad y, finalmente, dio lugar a una redada militar en enero para frenar la minería artesanal que detuvo a 3000 mineros, encarceló a decenas y presuntamente mató a doce personas.
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Una comunidad tranquila con un futuro económico viable
Palmarote es un caserío rural rodeado de árboles frutales y pequeños naranjos. Los agricultores allí sobreviven en conucos, pequeñas parcelas donde cultivan y crían pollos. En el 2013, el gobierno apoyó el Proyecto Cuenca. Este esfuerzo de desarrollo comunitario, financiado por FONACIT, el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, evaluó la viabilidad de la gestión local sostenible del agua y nuevos medios de vida.
El proyecto evaluó el entorno natural, sociocultural, institucional y económico de los caseríos locales. Los investigadores desarrollaron un futuro plan económico viable para la comunidad que incluiría la cría de ganado a pequeña escala, el cultivo de cacao y café utilizando agrosilvicultura sostenible y ecoturismo. Aunque el estudio sugirió oportunidades reales de desarrollo, también recomendó la continuación de programas sociales que conceden asignaciones económicas mensuales a madres solteras y familias pobres.
Este estudio financiado por el gobierno, que incluyó investigadores científicos y sociales de cinco universidades nacionales y dos ONG ambientales, “no encontró [ni siquiera] la posibilidad más remota de extracción minera, y [como resultado, la localidad] fue una de las áreas más saludables ecológicamente [en la región] “, le dijeron los investigadores a Mongabay.
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