Una Historia que contar…Ernesto Boede

Quisiera compartir con ustedes algunos de mis recuerdos con este elefante del zoológico de Las Delicias. Los animales que más impactaron mi vida profesional en los zoológicos fueron, las toninas del Aquarium de Valencia y la elefanta Lucky de Las Delicias. La época descrita es desde 1982 a 1987.

A esta elefanta yo la llamaba, le hablaba en Alemán, le decía fuertemente varias veces, Lucky komm her, y ella se arrimaba a las vigas del corral, primero me olía y me soplaba fuerte con la trompa, luego la colocaba sobre la reja, sacaba la lengua y se la dejaba acariciar, como se puede ver en la foto adjunta, se orinaba de la emoción. Después se iba al medio de la exhibición y levantaba tierra con la pata y trompeteaba, para venir otra vez a dejarse acariciar. Esto lo hacia yo con ella los lunes, cuando era día de mantenimiento y no había visitantes, porque no quería dar la impresión de que ella era amigable con la gente y darles ideas a los visitantes, y se les ocurriera entrar entre el pasamanos y la reja para tratar de acariciarla. De todas las maneras afuera en la reja, que daba a la calle se aglomeraba la gente a ver el show. Ella tenía sus preferencias, al caporal Francisco Díaz alias Paco (que papa dios me lo tenga en la gloria), le hacía caso. Cuando teníamos que curarla por cualquier cosita o revisarla, el le daba órdenes y ella hacía caso. Pero también tuvo sus arrecheras la pobre Lucky, años después de mi época, a un cuidador que no era el de siempre lo agarró, lo batuqueó contra el suelo y lamentablemente lo mató.

A Lucky, mi esposa Nancy y yo la curamos una vez de tétano. Un día observé que ella caminaba con rigidez y no tenía apetito, pelé por mis libros de medicina de animales silvestres y de zoológicos (las biblias, el Wallach y el Fowler), y voilà allí estaban los síntomas de tétano en elefantes de zoológicos. Fui a mi Facultad de Ciencias Veterinarias de la UCV, y me dirigí a la Cátedra de Clínica de Grandes Animales (caballos y ganado). Recuerdo bien que habían cuatro profesores hablando, y cuando les dije del caso y que necesitaba de su ayuda para llegar al diagnóstico y hacer el tratamiento preciso, se pusieron a reír y me dijeron que la trajera para hacerle rayos X, jajajajaja!!! Uno solo, mi querido profe Marques Quivera, pequeñito el, pero un increíble clínico en caballos y ganado. Me siguió para afuera al callejón y me dijo, Ernesto yo voy para allá a ayudarte en el examen clínico de Lucky. Me dijo, que no sabía nada de elefantes, pero yo le dije que eran perisodáctilos y muy parecidos a los equinos, que ella me hacía caso y al caporal también, que con seguridad se quedaba tranquila para que el la examinara sin peligro. Fuimos al zoológico, pusimos al cuidador de ella por delante a darle auyama y zanahorias, yo le hablaba y le acariciaba el cuello detrás de las orejas y le controlaba la trompa para que no oliera al profe y le diera quizás una trompada, Paco del otro lado haciendo lo mismo que yo. Marques Quivera la revisó y le palpó cada una de las patas por completo y me dijo, compañero tu estás en lo cierto con el diagnóstico presuntivo de tétano, para el si era tétanos también, le tomamos una muestra de sangre de una vena de la oreja y se fue a la Facultad. Comenzamos a preparar el tratamiento que consistía en antitoxina tetánica cada seis horas y penicilina. Compramos en las farmacias todas las ampollas de Maracay, hasta las que estaban vencidas también, dio para tres días, y la penicilina la administramos por 10 días, lo pagué con mi sueldo, ya que INPARQUES no tenía presupuestado ese gasto para un animal del zoo, tardaron un mes en reponerme los reales gastados para Lucky. Nancy y yo, ampolla x ampolla llenábamos las jeringas dentro del cuarto cava en donde se guardaba el alimento y la carne. La inyectábamos día y noche, nos ayudaron, el cuidador, el vigilante nocturno y claro que mi mano derecha Paco. La inyectábamos en el cuello y en la grupa, para repartir un poco los sitios de inyección, con una aguja larga y fuerte, había que darle duro a la aguja para atravesar su piel, siempre mosca de desinfectar muy bien, no fuese a ser que le salieran abscesos dérmicos y allí si la hubiéramos puesto. A los dos días, ya caminaba normal otra vez, a la semana estaba recuperada. Pero después del tratamiento estaba algo recelosa conmigo, ya no venía a la reja para dejarse acariciar, la había pinchado demasiado, pero después de varias semanas, se le había olvidado la cosa, y era otra vez la misma. Le dábamos todos los días pasto ad libitum (lo que quisiera) tipo taywan y elefante que se cortaba tempranito en la mañana en el FONAIAP en Agronomía UCV, pan duro que nos daba el portugués de la panadería de en frente de la esquina de la avenida Las Delicias, un tobo de 20 l con avena cocida, auyama, zanahoria y alimento concentrado para equinos (Cabarina Protinal), más tres veces por semana minerales para caballos mezclados en la avena. Se le servía el alimento, en la mañana la mitad y la otra mitad en la tarde para que no lo regara y se echara a perder, tenía pues comida todo el día y se entretenía pelando los tallos del pasto, que era su alimento preferido.

Todavía muchos años después, cuando yo iba a Las Delicias, yo la llamaba de lejos, Lucky, Lucky komm her, movía sus orejas, volteaba la cabeza y se iba a la reja, pero nunca más pude acariciarla porque siempre había mucha gente, y no podía dar mal ejemplo y pasar del pasamanos para ir dentro del corral.
A Lucky la trajo el general Marcos Pérez Jimenez, todavía joven, la trajeron por barco, luego en una gandola en su caja de madera, y me dijo el caporal que la trajeron caminando por la avenida Las Delicias al zoológico, fue una fiesta de bienvenida. Con la muerte de Lucky se pierde el último ícono del histórico zoológico Gomecista, el primero construido en Venezuela, con la arquitectura de finales del siglo XIX. Si Lucky, este animalito me dio mucha alegría cuando trabajaba contra viento y marea y aveces con las uñas, ya que nunca había suficiente presupuesto para atenderlo como debería ser. Hoy día el zoológico de Las Delicias da tristeza y la muerte de Lucky ojalá que no signifique el final de este zoológico de la época de Juan Vicente Gómez y emblema de Maracay.