Al ritmo actual de 400 kilos de desechos plásticos cada segundo, los océanos contendrán más porquería que peces a mediados de este siglo, ha sido la advertencia lanzada por Federica Mogherini, Comisaria de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, durante la cuarta conferencia internacional organizada en Malta por la Unión para el Manejo de los Espacios Marítimos.
Plástico contaminante
Durante dos días, refiere la TRIBUNE DE GENEVE, políticos, científicos y manifestantes ambientalistas concluyeron en Valleta un balance desastroso del estado de los océanos, cuyo símbolo más penoso pudiera ser la ballena varada en una playa filipina, rebosante de la basura que consumió hasta morir envenenada.
Cuando cada año escapan al reciclaje más de trescientos millones de toneladas de plástico es comprensible que ni siquiera los rincones más remotos escapen al nefasto contagio.
Así ocurre, por ejemplo, con la isla Henderson, de las Pitcairn británicas en el Pacífico, a cinco mil kilómetros del más próximo lugar habitado, poseedora de una de las reservas de coral mejor preservadas del planeta, donde se ha encontrado hasta 671 objetos de plástico por metro cuadrado en playas que eran prístinas cuando desembarcó el capitán Cook.
Isla Henderson, de las Pitcairn británicas en el Pacífico
Y es que, para su desgracia, está casi en el centro del Remolino del Pacífico Sur, una corriente oceánica circular que reúne la basura de origen humano proveniente de Sudamérica y la que dejan las flotas pesqueras.
Según la doctora Jennifer Lavers, de la Universidad de Tasmania, esas partículas plásticas representan un peligro para numerosas especies animales en su alimentación, y en su desplazamiento, al erigir barreras que, por ejemplo, impiden a las tortugas, alcanzar las playas y reducen la diversidad de invertebrados del litoral.
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20 de noviembre de 2017