Un llamado a proteger el medio ambiente efectuaron varias ONG del país. Natalie García

Venezuela es el décimo país del mundo con la más alta tasa de deforestación
Ochenta años tiene el movimiento ambiental en Venezuela, país considerado uno de los pioneros y ejemplo en la promulgación de normativas legales para la protección de los espacios naturales. Sin embargo, durante años las acciones y medidas han quedado en el papel.
 
Los esfuerzos de las organizaciones expertas en la materia se diluyen por la exclusión política aplicada en la última década, a la par que las investigaciones realizadas por las casas de estudio y especialistas dan cuenta de una realidad avasalladora del deterioro de los ecosistemas y las consecuencias que esto tiene sobre la calidad de vida.
 
En el documento presentado el pasado jueves en Caracas titulado “Aportes para un diagnóstico de la problemática ambiental en Venezuela”, son muchas las cifras que revelan cuán grave es el descuido ambiental nacional y los abusos que la acción del hombre comete contra la madre naturaleza.
 
Dicho trabajo contó con la participación de 44 expertos de distintos ámbitos y está integrado por el esfuerzo de 20 Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que gracias al financiamiento de la Embajada de Finlandia en el país pudieron concretar este aporte que consideran “un primer paso” para la toma de acciones, no sólo de parte del Gobierno en todos sus niveles, sino también de la sociedad que al final es la gran afectada.
 
La investigación aborda siete tópicos, que serán tratados en distintos trabajos en este rotativo, el primero de ellos es la disminución de la diversidad biológica, a este le siguen: contaminación, gestión de residuos sólidos, impacto generado por la extracción de petróleo, gestión de recursos hídricos, gestión de áreas naturales protegidas y cambio climático global.
 
Politización nefastaReseña el escrito que pese a los avances en materia legislativa “en los últimos años el proceso de deterioro ambiental parece haberse acelerado. Universidades, comunidades y ONG han venido denunciando una serie de graves problemas ambientales”.
 
Estos incluyen: “avance en la contaminación debido al uso del mercurio en la minería; graves fallas en los programas de gestión de desechos tanto domésticos como peligrosos, invasiones y uso ilegal del territorio y de recursos en áreas naturales protegidas; deterioro y contaminación de las cuencas hidrográficas; creciente desarrollismo urbano; debilitamiento de las políticas y procesos de gestión ambiental, así como el escaso financiamiento de los organismos encargados de dicha gestión”.
 
Las acciones “a pesar del discurso político, parecen responder a un enfoque gubernamental donde se mantiene la antigua dicotomía entre desarrollo y ambiente, ahora reconvertida en la contraposición entre desarrollo del pueblo contra protección ambiental. Tal orientación pareciera ignorar que el bienestar de la población pasa necesariamente por una gestión sostenible, es decir, responsable, solidaria y equitativa, de los recursos y servicios ambientales”.
 
Es en este contexto que los expertos lanzan una alarma a la sociedad y a las instituciones. El deterioro ambiental es cada vez mayor y pareciera que no hay freno ni castigo para quienes infringen la ley sin importar que se esté comprometiendo el futuro de las próximas generaciones.
 
En el caso puntual de la disminución de la diversidad biológica Venezuela tiene grandes potenciales y riquezas que son sub aprovechadas. El país está entre los diez con mayor diversidad del mundo. “Lo que queda evidente al observar que en su territorio existen 650 tipos de vegetación, 15.820 especies de plantas vasculares (helechos, plantas con flores, pinos), 27 zonas climáticas, 23 formas de relieve y más de 137 mil especies de animales, distribuidos a lo largo de la geografía nacional”.
 
En el ámbito mundial el país también se encuentra “en cuarto lugar en el número de especies de anfibios, sexto en el número de aves, octavo en el número de mamíferos y noveno en el de reptiles. Este atributo es uno de los recursos fundamentales para el desarrollo nacional, y por lo tanto, de su adecuada conservación dependen el suministro de agua potable, la producción de energía hidroeléctrica, la diversidad de productos alimenticios y de valor farmacológico, el potencial turístico, la protección contra desastres de origen natural y la producción agrícola”.
 
Orígenes estructuralesPero esta riqueza merma cada día más. Las causas la constituyen: “la destrucción de ecosistemas y sustitución de los hábitats, producto del avance de la frontera agrícola y urbana, los desarrollos turísticos e industriales sin controles ambientales, el daño a cuencas y zonas costeras, así como la actividad minera ilegal; la extracción no sustentable de la fauna y flora en Venezuela. Siendo preocupante la situación en el sector de pesquerías, industria maderera, así como producto de la extracción y tráfico ilícito de la biodiversidad”.
 
A estas se suman: “la insuficiente vigilancia y control que promueve la impunidad y estimula el mantenimiento de actividades ilegales; el deterioro de las áreas bajo régimen de administración especial (Abrae), causada por el aumento de actividades incompatibles con sus objetivos de conservación; la extracción de especies de flora y fauna como parte de actividades relacionadas con el tráfico ilícito de organismos y productos de la biodiversidad; la introducción de especies exóticas; falta de integración y de compromiso entre los diversos sectores interesados en la conservación de la biodiversidad”.
 
Salidas al problemaLas soluciones planteadas para esta dramática realidad pasan, según los especialistas por: “reforzar y revalorizar los procesos de planificación ambiental y ordenamiento del territorio para controlar y normar con criterios de sustentabilidad, el crecimiento de zonas urbanas, agrícolas, industriales y otras formas de desarrollo que generen impacto sobre los ecosistemas naturales; fortalecer la guardería ambiental de tal manera de cumplir la normativa legal en materia de conservación de la biodiversidad; reforzar y revalorizar la gestión de las Abrae con el fin de que puedan cumplir con sus objetivos de conservación ambiental”.
 
Figuran también “reconocer que la diversidad biológica debe ser protegida, no sólo en las áreas naturales protegidas, sino en el resto del territorio nacional”. Es por ello que se deben desarrollar políticas de conservación de la biodiversidad en áreas privadas, así como en tierras pertenecientes al Estado.
 
En ese orden “será necesario reconocer la labor de los hatos conservacionistas y otros espacios privados como parte de una estrategia integral de conservación”.
 
Se requiere además “establecer políticas para la conservación e incremento de la biodiversidad urbana como parte de las estrategias de planificación de desarrollo local; promover activamente el desarrollo de estudios e inventarios sobre la diversidad biológica en el país, incluyendo estudios dirigidos a determinar las tendencias en las abundancias de las especies, así como la conservación de hábitat y ecosistemas críticos; ejecutar programas dirigidos a la identificación y control de especies exóticas tanto en áreas naturales como en ecosistemas intervenidos y desarrollar programas para la conservación de especies amenazadas de extinción”.
Ejemplos de destrucciónHe aquí algunos de los datos y referencias que destaca el documento de la Red ARA, que muestran cuán delicada es la situación en el ámbito de la disminución de la diversidad biológica.
– Se han identificado 748 especies amenazadas de fauna. Igualmente, en el país 341 especies de plantas están amenazadas.
– De las 312 especies de anfibios descritas para el país, 160 (51 por ciento) están en alguna de las categorías de amenaza.
– La tasa de deforestación en Venezuela es la décima entre las más altas del mundo. En la zona norte costera la pérdida forestal puede alcanzar valores mucho mayores que el promedio nacional.
– La pérdida de biodiversidad tiene repercusiones sobre la salud humana, recientemente se ha demostrado la existencia de un aumento de la morbilidad en malaria con el crecimiento de la deforestación, en zonas boscosas al sur del Orinoco.
– La cosecha de especies bajo control del Ministerio del Ambiente tales como el chigüire y la baba han sufrido reducciones drásticas.
– Desde hace muchos años, no se ha podido constatar la recuperación de las especies en veda total (caza legal), en la mayor parte de las áreas.
– Las pesquerías, tanto en áreas marinas como continentales, han tenido un declive continuo en los últimos años.
– En el año 2000, se identificaron más de 1.400 especies exóticas, de las cuales 139 se clasificaron como invasoras presentes en el país. Casos como el de la rana toro, el caracol gigante africano y el pez león, representan amenazas importantes para la conservación ambiental, salud humana y producción agrícola.
– Se ha correlacionado el deterioro de los bosques de montañas y la alteración de las dinámicas naturales de ríos y otros humedales con el aumento de la vulnerabilidad de las poblaciones ante eventos adversos.
 
Tomado de: http://www.correodelcaroni.com/index.php?option=com_content&view=article&id=179911:alerta-natural&catid=85:ambiente&Itemid=139