Trabajo decente. Charo Méndez.

Por un desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible
Trabajo decente
Charo Méndez

En 1999 apareció el concepto de trabajo decente en el seno de la Organización Internacional del Trabajo (OIT): aquel que se desarrolla bajo condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana

El concepto de “trabajo decente” se le atribuye a Juan Somavía, presentado en su primerinforme como Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hace una década. Señaló que “el mundo del trabajo no se agota en el asalariado”; por el contrario, muchos de los puestos de trabajo generados en los últimos años han sido creados en el sector no estructurado o informal. Pero “todos tienen derechos en el trabajo” y por tanto “no se trata simplemente de crear puestos de trabajo, sino que han de ser de una calidad aceptable”.
El término aparece como respuesta al deterioro de los derechos de los trabajadores que se registró durante la década del 90, como consecuencia del proceso de globalización. La OIT ha definido el trabajo decente como aquel que se realiza en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana, y como el punto de convergencia de sus cuatro objetivos estratégicos: la promoción de los derechos fundamentales en el trabajo, el empleo, la protección social y el diálogo. Dentro de esos componentes prioriza:

1. Libertad: libertad sindical, negociación colectiva y la lucha contra el trabajo forzoso.
2.  Igualdad: lucha contra la discriminación en el empleo por razones étnicas, de origen nacional, religión, edad o género.
3. Seguridad: seguridad social y protección contra los riesgos laborales y el desempleo.
4. Dignidad: erradicación del trabajo infantil y promoción del diálogo social.

La OIT señala que estos objetivos tienen validez para todos los trabajadores, mujeres y hombres, en la economía formal e informal, en trabajos asalariados o autónomos; en el campo, la industria y la oficina; en sus casas o en la comunidad. El “trabajo decente” resume las aspiraciones de las personas en su vida laboral, aspiraciones en relación con oportunidades e ingresos; derechos, voz y reconocimiento; estabilidad familiar y desarrollo personal; justicia e igualdad de género. Hay pronunciamientos específicos para las mujeres, para los jóvenes, para las personas con discapacidad, para los trabajadores domésticos, para los trabajadores tercerizados.

En construcción
Para algunos investigadores, como Ermida Uriarte (2001), “trabajo decente” es un concepto en construcción, de profundo contenido ético y que tiende a resaltar la importancia de los derechos del trabajador y de la calidad de las condiciones de trabajo. “El trabajo decente no puede ser sino el trabajo en cantidad y calidad suficientes, apropiadas, dignas y justas, lo que incluye el respeto de los derechos, ingresos y condiciones de trabajo satisfactorias, protección social y un contexto de libertad sindical y diálogo social”.
El trabajo decente es fundamental en el esfuerzo por reducir la pobreza, y es un medio para lograr un desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible. La OIT trabaja en el desarrollo de enfoques orientados hacia el trabajo decente en las políticas sociales y económicas, de allí el Programa de Trabajo Decente como marco de desarrollo global más justo y estable. Ofrece apoyo a través de programas nacionales, donde las prioridades y objetivos se definen dentro del marco de desarrollo nacional y a través de programas que abarcan cada uno de los objetivos estratégicos.
También la OIT ha planteado sus estrategias de acción desde el enfoque tripartita, que conjuga y equilibra los intereses de los empleados, empleadores y de las organizaciones estatales. Es más sencillo ejercitar ese enfoque cuando el sector Mercado y el Estado están diferenciados. Es más oportuno implementarlo cuando los empleadores y organizaciones estatales son distintos. Es más honesto discutirlo cuando las organizaciones de empleados son autónomas y representativas de las aspiraciones de los empleados.

En casa
En el caso de Venezuela aspectos como libertad sindical, negociación colectiva, discriminación política, desempleo y diálogo social han sido cuestionados cuando el Estado es empleador. Por supuesto que ello tiene consecuencias también en el empleador privado, que no se siente exigido en ninguno de esos aspectos. En el país se percibe que no avanzan las prácticas de responsabilidad social internas o dirigidas a la población laboral. Las empresas se conforman con cumplir las obligaciones legales que les parecen suficientemente exigentes; las innovaciones voluntarias en este campo no aparecen. Los especialistas de temas laborales todavía no incluyen en sus discursos las nuevas nociones de trabajo decente y responsabilidad social interna, prefieren hablar de talento humano y salario emocional. El trabajo social en la empresa, tan significativo durante muchos años en otros momentos del país, ha desaparecido. Los sindicatos están trabajando por mantener sus derechos y no tienen tiempo ni disponibilidad para discutir estas nuevas nociones.
Lamentablemente en nuestro país las discusiones sobre “trabajo decente” no han prosperado.

 “El trabajo decente no puede ser sino el trabajo en cantidad y calidad suficientes, apropiadas, dignas y justas, lo que incluye el respeto de los derechos, ingresos y condiciones de trabajo satisfactorias, protección social y un contexto de libertad sindical y diálogo social” Ermida Uriarte

 

Artículo publicado en la Revista Vecino Saludable de las redes de farmacias SAAS y BOTIQUERIA.
Cortesía de la autora y el Grupo COBECA