
Para algunos de los que trabajan en temas ambientales en Venezuela estos aspectos no tienen relación.
Piensan que los temas ambientales son independientes de las situaciones sociales. Ello debido a que los elementos que conforman los ecosistemas naturales existen desde antes de que aparecieran los humanos y, en algunos casos, implican procesos a escalas temporales y geográficas mucho más grandes que los de las sociedades humanas.
No pueden estar más equivocados.
En tiempos del antropoceno la influencia humana afecta a todos los ecosistemas a escalas como jamás pudo pensarse.
Además, el deterioro ambiental generado por el desarrollo económico sin límites y sin ética, independiente de su ideología, afecta a su vez a las sociedades humanas.
Ello además crea círculos perversos en el que el deterioro ambiental afecta aspectos fundamentales de las sociedades que son derechos humanos y, a la vez, el deterioro social genera un mayor deterioro ambiental.
Por ello, los que trabajamos en temas ambientales en Venezuela estamos obligados a reflexionar sobre nuestra labor y de cómo los temas que trabajamos influencian sobre la sociedad.
Necesitamos un enfoque socio-ambiental que incluya elementos tanto técnicos, como éticos y de derechos humanos.
De manera muy precisa, debemos reflexionar para entender y actuar sobre la crisis venezolana, que es nuestro contexto y preguntarnos: ¿Cómo la pobreza en Venezuela está siendo generada por el deterioro ambiental y cómo este proceso se retroalimenta generando más deterioro ambiental y más pobreza?
Y más importante ¿cómo podemos contribuir a partir de nuestras posibilidades a cambiar esta situación?
Si no la hacemos quizás estemos haciendo algo que pudiera llamarse «ambientalismo de bodegón».
Alejandro Álvarez Iragorry
Clima 21, Ambiente y Derechos Humanos