Solidaridad y la red de artesanas en tiempos de COVID-19. María Auxiliadora Luy

La pandemia llegó comenzando 2020.

A medida que se detectaban los primeros casos de enfermos por COVID-19 los mandatarios de turno de cada nación tomaban las acciones para evitar contagios. La mayoría apostaba por el confinamiento como lo recomendaba la Organización Mundial de la Salud.  Sin alcanzar el primer trimestre de la pandemia las decisiones ejecutadas por las primeras ministras de 7 naciones (Alemania, Taiwan, Nueva Zelanda, Islandia, Finlandia, Noruega y Dinamarca), arrojaban resultados positivos en el control de la crisis y el mundo entero comenzó a preguntarse por el común denominador en las gestiones para enfrentar el coronavirus y sus efectos en la población de manera exitosa.

Más allá de pertenecer al mismo género se trataba de coincidencias en el estilo para la toma de decisiones. ¿Cuáles han sido las características resaltantes en los discursos de estas mujeres en torno a la crisis ocasionada por el coronavirus causante de la COVID-19?

Una de las claves fue la empatía de Jacinta Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda, evidenciada en el primer día de aislamiento, a través de sus redes sociales al enviar un mensaje después de acostar a su hija, una manera de demostrar que ella se encontraba en las mismas condiciones que todos y tenían que adaptarse a permanecer en casa. Además, ella y su gabinete se redujeron 20% su salario.

La serenidad y claridad de Angela Merkel, Canciller de Alemania al pronunciar el primer discurso fuera del tradicional mensaje navideño, apelando al sentido común y a la solidaridad de los ciudadanos para autolimitar sus movimientos y corresponsabilizarse en la gestión de la epidemia en el país.

Empatía, respeto y responsabilidad son valores que se aprecian en la decisión de Erna Solberg, primera ministra Noruega al realizar una conferencia de prensa exclusiva para niños,  con la finalidad de aclarar sus dudas acerca del coronavirus.

Y, frente a esta crisis de salud pública mundial grandes analistas expresan sus opiniones acerca de cómo responder a la pandemia. Para Yuval Noah Haran, historiador y escritor israelí, asesor de Bill Gates y de la propia Angela Merkel: “Será mucho más fácil vencer a esta pandemia si mostramos solidaridad con gente de todo el mundo.”

De manera similar, el gran pensador francés Edgar Morin con sus 98 años de lucidez, ha declarado al diario Il Corriere della Sera, que se debe “incentivar la cooperación” a través de lo que llama “una nueva agregación solidaria” tanto para superar la pandemia como para el mundo que viene.

En el mundo se ha desatado una ola de solidaridad ciudadana, que, como ha enfatizado Le Monde no tiene precedente desde el fin de la II Guerra Mundial.

Todo esto nos lleva a pensar en que la base fundamental para el abordaje de esta crisis de salud pública exitosamente por parte de las mandatarias mencionadas ha sido la solidaridad.

El concepto de solidaridad es la piedra angular que dio forma a la creación de la Red Oko Nonamo, conformada por artesanas warao, en el marco del Proyecto Mujer Indígena Emprendedora, ejecutado por Fundación Tierra Viva con el patrocinio de la Unión Europea, durante el período 2014 – 2018.

La solidaridad definida como la adhesión circunstancial a la causa o empresa de otro. En el sentido más básico supone que se desarrolla sin distinción, límites o condicionamiento de sexo, nacionalidad, raza, religión ni de afiliación política. Ayudar a alguien sin esperar nada a cambio.

Cooperación, confianza, responsabilidad, generosidad, empatía, respeto, compromiso y justicia son algunos de los valores y principios que sustentan la solidaridad.

Las artesanas pertenecientes a la Red Oko Nonamo han demostrado su compromiso y responsabilidad elaborando las piezas de bora y moriche para cumplir con los pedidos corporativos asignados en la primera semana de marzo 2020, antes de iniciar el confinamiento en nuestro país y entregándolas a Fundación Tierra Viva en los meses de abril y mayo.

Confianza, cooperación y respeto se ponen de manifiesto al designar a los señores Gerardo Cooper y Cosme Tovar, quienes sorteando limitaciones y obstáculos viajaron desde las comunidades fluviales Santo Domingo y Wakajara de Mánamo hasta Tucupita a la sede de Fundación Tierra Viva, con la finalidad de entregar las piezas tejidas por sus esposas, hermanas y otras artesanas de las comunidades. Y, observamos que no es un asunto de mujeres solamente, sino que la familia se involucra para apoyar honrando un compromiso que significa la procura del sustento.

Sin duda alguna esta experiencia manifestando los  valores y principios que rigen a la solidaridad es la consolidación de la Red Oko Nonamo en Delta Amacuro en tiempos de COVID-19.