Desde la estación biológica del cayo Dos Mosquises se han emprendido reconocidos proyectos de conservación y estudios ambientales que, ahora, están en riesgo de perder continuidad
MAOLIS CASTRO
MACASTRO@EL-NACIONAL.COM
11 DE AGOSTO 2014
Hay una comunidad que se siente amenazada en Los Roques: los científicos. Después de 47 años de operaciones en la estación biológica del cayo Dos Mosquises se han enterado que en pocos días ya no estarán o, por lo menos, tendrán que improvisar un nuevo refugio. De ser los protectores de la fauna y flora del turístico archipiélago, han pasado a convertirse en un grupo desamparado. “No hay motivos para despojar de su sede física a los investigadores. Si lo que se quiere es acompañarlos en los estudios, pues podrían instalarse otros puntos cercanos”, dijo el biólogo Bladimir Rodríguez.
El aviso llegó el 30 de junio en la Gaceta Oficial número 40443. La Fundación Científica Los Roques sería despojada de su sede de operaciones en 90 días por orden del Territorio Insular Francisco de Miranda y el Ministerio de Agricultura y Tierras. Hoy, a mes y medio de vencer el plazo, los investigadores, la comunidad del archipiélago y las asociaciones relacionadas con el ambiente siguen con una súplica: echar atrás la revocatoria de la autorización otorgada en 1967 para que la estación biológica estuviese en Dos Mosquises.
El decreto establece que si para octubre no se han retirado los laboratorios, equipos y bienes estos pasarán a la Fundación de Investigaciones Marítimas Francisco de Miranda, creada hace un año por decreto presidencial, bajo la adscripción del Territorio Insular Miranda, con un capital inicial de 3,5 millones de bolívares, para realizar estudios submarinos y promover la preservación del patrimonio subacuático.
Pero en la Fundación Científica Los Roques no han desistido. Introdujeron un recurso de reconsideración al mencionado acto administrativo.
Giorgio Serloni, miembro del consejo comunal Gran Roque, asegura que de concretarse la medida quedarían sin un aliado para la conservación del ambiente: “Es un centro de estudios que forma parte de la historia del archipiélago. No se puede hablar de turismo sustentable si el parque no se mantiene sano y, en este caso, la fundación se encarga de monitorear su salud. Nosotros no fuimos consultados sobre la medida que impide operaciones de la fundación en Los Roques”.
Desde la estación biológica se han emprendido reconocidos proyectos: conservación de tortugas verdes (se han liberado 18.000 tortuguillos), cardón y caguama; estudios de biodiversidad y acuicultura, investigaciones sobre las consecuencias ecológicas del blanqueamiento coralino en los arrecifes, más de 114 publicaciones científicas, entre otros programas que, incluso, están en ejecución.
Rodríguez, quien fue dos veces director de la Fundación Científica los Roques y trabajó 30 años allí, destaca como uno de los mejores aportes que el archipiélago fuese decretado parque nacional en 1972, gracias a los científicos asentados en Dos Mosquises. Pero la organización también contribuyó con una legislación que protege los recursos del parque, en la normativa que regula la pesca de la langosta y en la prohibición del uso de “artes de redes” por el daño que producían a algunas especies como las tortugas marinas, entre otras medidas.
Blanca Elena Machado, que dirige el programa educativo de la fundación científica, refiere que durante los últimos ocho años han formado a maestros y estudiantes en la conservación del archipiélago: “De acuerdo con las necesidades de la comunidad se varían los temas anualmente. A veces nos avocamos a asuntos ambientales, otras a patrimonio cultural e histórico. La continuidad de este programa, por ejemplo, es importante porque son muchos años inculcando valores para la conservación de Los Roques”.
La fundación no solo educa a la comunidad de Los Roques. A la estación biológica se trasladan frecuentemente estudiantes universitarios para hacer investigaciones o pasantías. Hasta ahora han apoyado más de 105 tesis de pregrado, maestría y doctorado.
Huellas de una estación
La historia de la fundación en el archipiélago se relata con detalle por cualquier investigador o miembro de la comunidad de Los Roques: un grupo, no muy grande, de científicos y amantes del ambiente llegó al archipiélago en 1963. Por su encantadora naturaleza se asentaron en carpas en el sitio para encargarse de cuidarlo. Así, cinco años después y gracias a la autorización del Estado, pudieron fundar una estación biológica que se expandió con el paso de los años. Ahora, hay cinco casas, un depósito, una sala de cría de tortugas marinas, un laboratorio, un área de llenado de tanques y un conjunto de profesionales que operan allí.
Cada pieza que compone la estación biológica fue colocada con colaboración de benefactores y empeño de los investigadores, incluso antes de que existiera el Territorio Insular Francisco de Miranda (instaurado a finales de 2011).
Crece el rechazo al desalojo
El comunicado más reciente de repudio a la resolución que ordena el desalojo de la Fundación Científica Los Roques de la estación biológica Dos Mosquises fue emitido el viernes. La sociedad conservacionista Audubon divulgó un documento: “Nos parece improcedente que, sin conocer las opiniones de las organizaciones y profesionales consagrados a la delicada tarea ambiental, se aplique la citada resolución, contradiciendo así con los llamados gubernamentales a la participación que de manera reiterada se difunden”.
Los declaraciones de rechazo no han cesado desde que se conoció la medida. La Red Ara, que agrupa a 34 organizaciones conservacionistas de la naturaleza, dedicó un extenso comunicado en que calificó la acción como injusta: “Nos preocupa la publicación oficial de una resolución cuyo texto no señala justificación alguna, generando un grave precedente que amenaza el derecho de libre asociación, en un país que propugna como valores superiores ‘…la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social”. También algunos científicos de manera independiente han repudiado el desalojo.
Fuente http://www.el-nacional.com/sociedad/ciencia-podria-quedar-techo-Roques_0_462553744.html