Preocupa desinterés en Guayana sobre la contaminación mercurial. Natalie García

El director del Centro de Investigaciones Ecológicas de Venezuela (CIEV) niega que el descontrol de la minería artesanal en el Caura haya acabado con los planes gubernamentales. “El Ejército no aprendió a aplicar la ley, aprendió a meterse en el negocio”, dijo.

“La contaminación mercurial es más grave de lo que mucha gente se imagina. Si no se ataca a tiempo esta peligrosa situación no dudaría en afirmar que dentro de poco tengamos en esta ciudad -Guayana- una legión de enfermos mentales, afectados del sistema nervioso, enfermos del tracto respiratorio, por nombrar algunas”, sostiene Alejandro Lanz, director del CIEV, en entrevista a Correo del Caroní.

Natalie García

La minería artesanal en áreas protegidas y en las cuencas de los ríos como el Caroní y sus afluentes ha sido un motivo de preocupación constante entre los grupos ecologistas. El crecimiento de la explotación, el uso indiscriminado del mercurio para amalgamar el oro y la anuencia de los funcionarios castrenses complican la situación de alarma ambiental.

Alejandro Lanz, director del Centro de Investigaciones Ecológicas de Venezuela (CIEV), afirma que el problema sigue expandiéndose con riesgos para la salud de los guayaneses.

“La contaminación mercurial es más grave de lo que mucha gente se imagina. Si no se ataca a tiempo esta peligrosa situación no dudaría en afirmar que dentro de poco tengamos en esta ciudad -Guayana- una legión de enfermos mentales, afectados del sistema nervioso, enfermos del tracto respiratorio, por nombrar algunas”, sostiene Lanz durante una visita a Correo del Caroní esta semana.

El ambientalista critica el bajo interés que despierta en las instituciones del Estado el tema de la contaminación por la minería descontrolada.

Institucionalidad lesionada
Lanz valora como negativa la salida de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de los controles ambientales hacia la minería y su reemplazo por el Ejército.

“El Ejército no aprendió a aplicar la ley, aprendió a meterse en el negocio. A la par de esto tenemos instituciones castradas, como el Ministerio del Ambiente, que no tiene vehículos, no tiene recursos, si va a una inspección tiene que pedir mil permisos y cuando están a punto de salir los llaman por teléfono y les advierten que no pueden ir a los sitios. Así no se puede actuar en contra de la minería”, sostiene Lanz.

El ecologista, quien lleva décadas investigando y visibilizando denuncias ante los medios de comunicación y ONG, como el Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea), destaca que muchas de las irregularidades en contra del ambiente ocurren por la “corrupción” de algunos funcionarios de las distintas instituciones a todos los niveles.

“Cómo se explica que en El Manteco haya una situación en el Supamo Parapapoi y sean extranjeros los que quieran quedarse con la explotación minera. Lo mismo ocurre en la mayoría de los sitios, brasileros, colombianos, guyaneses que están allí y hacen lo que quieren. Pero ¿cómo hacen esto? ¿Cómo es que hacia las cercanías de Canaima hay un guyanés con dragas enormes y nadie haga nada? ¿Cómo es que haya minería dentro de Canaima y no pase nada? ¿Cómo pasa el combustible a todas esas zonas, si en todas hay controles del Ejército, de la Armada?”.

¿Negocio redondo?
Lanz también llama la atención sobre la devastación que causa la actividad minera y plantea, en cambio, el desarrollo y adecuación de las prácticas auríferas con nueva tecnología para preservar áreas frágiles.

A su juicio, la minería ilegal no se ha resuelto porque el “negocio está en la ilegalidad” y éste alimenta a muchas personas, especialmente conectadas con las esferas del poder en diferentes ministerios y entidades.

Sobre la reconversión minera, un plan gubernamental implementado en 2006 para sacar a los mineros de los yacimientos y reubicarlos en otros rubros, fracasó y vino seguida de otras políticas que tampoco contribuyeron a una solución. La última de ellas, el Plan Caura, puesta en marcha en abril de 2010 empeoró más al enfermo.

“El Plan Caura vino a hacer crecer el problema como un cáncer terminal, antes no estaba tan grave pero ahora con ese plan sí, porque es como darle una aspirina a alguien que está muriendo”, acotó.

Caura amenazado

Alejandro Lanz, director del Centro de Investigaciones Ecológicas de Venezuela (CIEV), pone acento en lo que pasa en el Caura, una zona virgen del continente que ya muestra síntomas de deterioro a causa de la actividad aurífera.

Lamenta que las denuncias de las comunidades indígenas hayan pasado desapercibidas. Advierte Lanz que no sólo está en peligro el ambiente de la reserva forestal, también los sectores que se han visto obligados a emigrar y a involucrarse en esta actividad olvidando sus costumbres.

Esta situación quedó reflejada y en el estudio de contaminación con mercurio, realizado por la Fundación La Salle y publicado a mediados de este año, en el que se evidencian los estragos de la contaminación.

Tomado de El Correo del Caroní

http://www.correodelcaroni.com/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=174&id_articulo=216042&catid=68