El pez león, una especie invasora que atenta contra la Costa de Aragua y Venezuela. Ernesto Pulgar

Es un peligro real para nuestros ecosistemas marinos y costeros que llegó a aguas del Mar Caribe como producto del comercio de peces ornamentales en los Estados Unidos.

Perteneciente a la familia de los peces piedra, peces escorpión o mejor conocidos en Venezuela como sapos chaznetes, el pez león es originario de los océanos Índico y Pacífico. Como muchas especies invasoras, es sumamente adaptable y tiene la capacidad de competir con la fauna local creando un verdadero desequilibrio ecológico. Sus patrones de alimentación y conducta no se integran a nuestro ecosistema caribeño, cuyo resultado es que nuestras especies nativas se ven desplazadas de sus nichos, se interrumpe de la cadena alimenticia, la biodiversidad se ve amenazada y hasta se puede esperar la extinción de especies locales.
Los daños al entorno marino que ocasiona el pez león surgen principalmente porque depreda las poblaciones de peces juveniles, crustáceos (camarones, cangrejos y langostas), y hasta moluscos (como pulpos) de importancia ecológica a un paso voraz, que no es capaz de ser asimilado por el ecosistema. Es una especie relativamente pequeña, mide un promedio 30 a 40 cm de longitud del cuerpo y alrededor un kilogramo de peso, sin embargo, es capaz de consumir 30 peces cada media hora, lo que conlleva la desaparición de poblaciones de un gran número de especies locales. Variedades comerciales como meros, pargos y muchas otras especies de fondo, se verán afectadas con graves consecuencias económicas.
Aunado a esto, esta especie se le considera una plaga en al Mar Caribe, debido a que tiene gran capacidad de reproducción. Una hembra puede alcanzar la madurez sexual en su primer año y tener una fecundidad anual de más de 2 millones de huevos, los cuales son dispersados por corrientes marinas. A su vez, en el Caribe no tiene enemigos o posibles depredadores, por lo cual no hay control natural del aumento de sus poblaciones, con las consecuencias ecológicas que ello implica.
Por otro lado, el pez león también es una amenaza para la salud pública; ya que presenta 18 espinas en sus aletas dorsal, anal y pélvicas con tejido glandular venenoso que pueden causar lesiones dolorosas en pescadores, buzos recreativos, turistas y demás usuarios de nuestra costa. Vale resaltar que el veneno de estas especies ocasiona dolor extremo, inflamación y sensibilidad al contacto como síntomas principales y puede generar dificultad respiratoria, sudoración, baja presión sanguínea, náuseas, vómitos y cefaleas, entre otros síntomas no fatales para los humanos.
Todos estos factores ecológicos, económicos y de salud pública hacen del pez león una amenaza real para la biodiversidad de nuestros ecosistemas marino-costeros y para los pobladores que hacen vida en la costa de Aragua y en general del país, por lo que se hace necesario el establecimiento de planes dirigidos a minimizar el impacto de su presencia. Para ello, se hace prioritario realizar los estudios científicos necesarios por verdaderos especialistas entre los que destacan el impacto las especies nativas y ecosistema, el estado de la invasión, la calidad del tejido y su certificación de consumo, entre los principales. A la vez se deben impartir cursos de formación y adiestramiento para incentivar en los pobladores locales y demás usuarios de nuestras costas a la pesca, consumo y comercialización de esta especie.
Finalmente, la pesca del pez león como actividad recreativa a través de competencias y/o torneos de captura, es una estrategia potencialmente exitosa, que ya se ha puesto en práctica en otras localidades de la costa central como Chichiriviche de La Costa y que Ecodiversa ha promovido en algunas localidades de la Costa de Aragua, como Cepe, con el apoyo de la operadora de buceo Puerto Escondido.