Quienes se empeñan en trabajar en el campo comunitario encuentran varias piedras de tranca al abordar el tema de la organización. En boca de todos están presentes los refranes: “en la unión está la fuerza”; “una mano lava la otra y entre las dos lavan la cara”… si esto fuera un convencimiento, los procesos serían rápidos y fáciles. Pero a la hora de la verdad, tal unión está muy lejos de la realidad. La experiencia demuestra que sin unión, sin organización, la superación de los problemas es casi imposible.
Felizmente se dan experiencias exitosas gracias a la unión y lucha de vecinos comprometidos. A la hora de evaluar los resultados salen a relucir la unión y la perseverancia de quienes se propusieron luchar juntos. Organizarse sin tener claros los objetivos a lograr puede degenerar en cansancio, en desaliento y hasta en pleitos entre los propios vecinos. En tal caso, la situación es peor que al comienzo.
Las organizaciones son instrumentos para hacer frente a situaciones que el individuo por sí mismo no puede resolver. Tener una meta querida por todos, asegura la unión de esfuerzos. Ese objetivo común es la razón de ser de la organización y asegura el compromiso de cada uno.
Para que una organización funcione eficazmente ha de tener en cuenta ciertos principios básicos: 1) Autonomía: libertad e independencia para decidir y actuar, según sus capacidades y necesidades: 2) Democracia. Todos son iguales. Las reglas de juego acordadas deben ser respetadas por todos y todas; 3) Solidaridad: Trabajo en equipo para beneficio del conjunto más allá de los intereses individuales.
Ante las carencias y problemas que aquejan a comunidades el único camino para enfrentar la situación es el trabajo mancomunado.
La organización es más que un eslogan, es el camino.
Roque R. Carmona.