Oportunidades en la biodiversidad

El Centro de Monitoreo para el Medio Ambiente, un programa de Naciones Unidas, cataloga a Venezuela como uno de los 17 países con mayor diversidad biológica en todo el mundo y uno de los primeros diez en esa lista en América. Es un sitial privilegiado que se explica por la confluencia de ecosistemas distintos, entre ellos el Caribe, la Amazonía, los Andes, los llanos, en un territorio con apenas un millón de kilómetros cuadrados, apunta el biólogo venezolano Jon Paul Rodríguez, presidente de la comisión para la Supervivencia de las Especies de la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza.

Esa riqueza es uno de los mayores desafíos para la ciencia local en los años por venir. “Estamos lejos de tener suficiente información como para poder aprovechar nuestra biodiversidad ordenada y correctamente”, se lamenta Rodríguez, integrante del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y fundador de la ONG Provita.

La biodiversidad es un término amplio y bastante nuevo, acota Antonio Machado-Allison, directivo de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. “Podemos hablar de diversidad de especies y de poblaciones, pero también de ecosistemas. Venezuela tiene una enorme variabilidad genética que la hace muy rica desde el punto de vista biológico”. Hoy en día se conocen en todo el mundo cerca de 1,4 millones de especies de plantas, animales y protistas, organismos compuestos por cierto tipo de células.

El portal del Sistema Venezolano de Información sobre Diversidad Biológica enumera 386 especies de mamíferos, 1.463 especies de aves, 377 especies de reptiles, 340 especies de anfibios, 1.860 especies de peces y 15.636 especies de plantas. La estimación se queda corta, en opinión de Rodríguez, en parte por la falta de recursos y de articulación entre distintos sectores.

“En el IVIC hemos armado colecciones de especies, de plantas y de animales, y algo similar se ha hecho desde organizaciones públicas y privadas no solo en Venezuela, sino en muchos otros sitios, que pudieran coordinarse para alimentar una base de datos nacional”. El ente llamado a guiar ese esfuerzo es el Estado, a través del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas, apunta, que entre otras cosas debe crear condiciones de confianza que animen a cooperar. Vencer un tabú. El ser humano depende de la diversidad biológica para alimentarse, vestirse, construir viviendas o medios de transporte.

No obstante, plantear el aprovechamiento de ese recurso se suele tomar con recelo porque se asocia con su destrucción, cuando en realidad es todo lo contrario: en la medida en que se hace de forma correcta se garantiza su supervivencia, señala Machado-Allison. “Si me preguntan dónde está el valor de la biodiversidad, yo diría en el conocimiento”, afirma. “Todas las culturas han investigado cuáles son aquellas plantas que al usarlas tienen un analgésico que alivia el dolor. Ahora hay laboratorios de investigación que se dedican a la búsqueda de sustancias en las plantas que puedan tener un uso, ya sea contra parásitos, como antibióticos o fungicidas, por ejemplo. El estudio de estos recursos permite domesticarlos para producir soluciones masivamente”.

El éxito de cultivos originarios de América, como la papa, el maíz o el tomate, podría replicarse con nuevas investigaciones sobre la biodiversidad local. El movimiento culinario venezolano, ejemplifica, ha encontrado un camino prometedor en el uso de ingredientes amazónicos que ya sobresalen en las cartas de los restaurantes. Y está listo un estudio completo, con manual incluido, elaborado por la Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, brazo investigador de la Acfiman, que indica cómo aprovechar el pato real, una especie de Venezuela cuya carne compite con ventajas con la del pollo. Eso para no hablar de otra industria desperdiciada, como la del ecoturismo. En esta área, “hay que hacer un esfuerzo enorme que tiene que ver con un uso adecuado y sostenible de los parques nacionales, la aplicación de las leyes de protección y, por supuesto, el pago de personal”, afirma Rodríguez.

Fuente El Nacional 3 de Septiembre de 2017, Edición aniversario