Mujeres indígenas emprendedoras tejen la unidad con diversidad. Alba Marina Gutierrez

3 agosto, 2018
Un proyecto que arribó a los 4 años, iniciativa de la Fundación Tierra Viva, ha tejido sueños sustentables en lo social, económico y ambiental para las comunidades venezolanas, Warao, Wayúu y Ye’kwana

Las nuevas tardes de un domingo caraqueño son inciertas y llenas de sorpresas. Esta vez, fue una experiencia positiva. Un centro comercial caraqueño, el Tolón Fashion Mall, acogió la venta de artesanía del Proyecto Mujer Indígena Emprendedora.

En esa tarde de domingo, el piso 1 del Tolón era el único lugar del centro comercial —además de la feria— que reunía a visitantes y compradores. El espacio estaba parcialmente iluminado por el racionamiento eléctrico; sin embargo, la oscuridad no impidió que las hermosas piezas exhibieran sus diseños únicos, porque el brillo de los ojos de cada mujer indígena presente, iluminó la penumbra espacial y –también- el estado de ánimo de los clientes, fascinados por sus artesanías.

Gisela Ipuana, de la comunidad Wayúu (estado Zulia), mientras mostraba sus trabajos, era imposible negarse a comprar. Ella transmitía un elemento que asegura a todo emprendimiento mantenerse en el tiempo: amor por lo que se hace.

Pero-además-Gisela mostraba amplio conocimiento de su arte y contagiaba temple, mucho temple. Heredado —quizás— de sus ancestros, que se negaron a sucumbir ante la tiranía del siglo XIX y –también- cultivado por las adversidades de una zona geográfica que –hoy- exige una actitud mayor que los múltiples problemas que aquejan a su comunidad indígena, como al resto de Venezuela.

“Mis piezas son únicas, mira estas cintas para tu sombrero”; me decía Gisela mientras las recorría —cuidadosamente— con sus manos y me explicaba el tipo de tejido realizado en su diseño.

En otra mesa, mientras detallaba la artesanía Warao, consulté a Mariduri López, sobre su pueblo. Me dijo: “somos gente de agua, como está escrito aquí —señalando un tríptico— vivimos en las riberas del Delta del Orinoco, entre la vegetación y protegidas por orijú (morichales)”.

Socialmente, el pueblo Warao es matriarcal; la autoridad es la mujer más anciana y es quien administra la economía del hogar. Sobre este punto Mariduri dijo: “en mi familia todas las mujeres trabajamos en el tejido, todas colaboramos, hacemos nuestros propios diseños, vendemos juntas, protegemos al orijú porque es nuestro árbol sagrado, esta palma nos da todo lo necesario para vivir: alimento, abrigo, fibra y sombra. De ella sacamos los jau (hilos) para tejer los techos de nuestras casas y nuestras artesanías”.

La hora presionó para dejar el lugar y me quedé sin hablar con las emprendedoras, Ye’kwanas. Sin transporte, era el momento de caminar 5 kilómetros para regresar a la casa, en medio de la inseguridad de un domingo que se despide y ofrece calles solitarias y oscuras.

Satisfecha y empoderada de energía ancestral, el recorrido de regreso al hogar, se hizo agradable.

Sobre el Proyecto Mujer Indígena Emprendedora

La Fundación Tierra Viva dio cabida a esta iniciativa en 2014. Propuesta que logró la atención de la Unión Europea y —desde entonces— impulsa su ejecución con financiamiento.

El referido proyecto “se inscribe en una de nuestras áreas de trabajo: Productos con Historia, cuyo objetivo es apoyar procesos de comercialización de iniciativas socio-productivas de toda Venezuela, bajo criterios de comercio justo”, explicó el gerente de Fundación Tierra Viva, Alejandro Luy.

La propuesta “integra a artesanas de las etnias Warao, Ye’kwana y Wayúu, de los estados Delta Amacuro, Bolívar y Zulia”.

La propuesta desarrolla tres líneas de trabajo: 1) Proceso de capacitación para implementar piezas innovadoras o para mejorar aspectos relacionados con la calidad, empaques, acopio y sustentabilidad de las fibras; 2) Implementación de estrategias de mercadeo y canales de comercialización que respondan a criterios de comercio justo; y como eje transversal 3) Promoción de la cultura de los pueblos indígenas involucrados.

La agenda del cuarto aniversario del Proyecto Mujer Indígena Emprendedora se mantuvo durante tres días consecutivos; viernes 27, sábado 28 y domingo 29 de julio.

El primer día, Fundación Tierra Viva presentó públicamente los resultados e hizo un recorrido por sus antecedentes.
“Mujer Indígena Emprendedora no nació de la nada. Cuando el proyecto fue presentado en 2013 a la Unión Europea, había un trabajo que le antecedía. Desde 1998, asentados en el Delta del Orinoco, trabajando con comunidades Warao y no Warao, promoviendo la cultura (…) desde entonces somos actores presentes, de todos los días, en una de las regiones con mayor pobreza del país”, contó Luy.

Algunos resultados
56 talleres de capacitación en 48 meses:
16 talleres para innovar y desarrollar nuevas piezas. Produjeron más de 16 diseños.
40 talleres para aprender sobre: comercio justo, mercadeo, formación de redes de comercio, trabajo en equipo, historia de vida, cálculo de precios, empoderamiento de la mujer indígena, responsabilidad para el cumplir con los pedidos, calidad, limpieza y sostenibilidad de la fibra de moriche (caso etnia Warao, cuya fibra es esencial para su tejido).
2 viveros, creados para dar sustentabilidad ambiental a la plantación de morichales y sistematizar la práctica de corte de vástago de moriche.
1 red de comercialización, construida en el último año, para garantizar la sostenibilidad económica desde la organización y el trabajo en equipo.
930 participantes.
1 tienda virtual, creada para mercadear, llamada Productos con Historia, asociada a la web de Tierra Viva.
11 ferias realizadas en Mérida, Valencia, Puerto La Cruz, Maturín, Barquisimeto, y Caracas).
Han participado en varias ferias nacionales mediante alianzas corporativas; y una invitación internacional a Nueva York.
3 exposiciones denominadas Nosotros Nuestras Manos, realizadas en Caracas y en el estado, Lara.
50.000 piezas vendidas por las artesanas

El evento contó con la presencia de la Delegación de la Unión Europea en Venezuela, encabezada por la actual embajadora, Brilhante Pedrosa. Así como representación de la Embajada de Francia, en la persona del señor, Edouard Mayoral.

Además de Gisela Ipuana y Mariduri López, asistieron al evento, las artesanas indígenas: Luz María García del pueblo Ye’kwana. Luvi Morales, Isabel Morales y Gloria Fernández de la etnia Wayúu. Nélida López, Nirka López, Mélida Sosa, Cecilia López, Araselis Calderón del pueblo Warao.

Todas estas mujeres artesanas, tiene en común que son pilares en sus comunidades indígenas (matriarcados), la herencia del tejido y que viven en zonas rurales, “donde no hay posibilidad de empleo. La única opción es dejar la casa e ir a los centros urbanos en busca de trabajo; la mayoría de las veces, a trabajar en casas de familia”.
Para cambiar esa realidad insostenible “nos planteamos que un saber ancestral se convirtiera en una oportunidad de empleo rural, capaz de generar ingresos para la mujer indígena y sus familias. Eso ha logrado, en estos 4 años, el Proyecto Mujer Indígena Emprendedora”, dijo la gerente de Proyectos Especiales de Fundación Tierra Viva, Soliria Menegatti.

Amplíe información y apoye este proyecto, adquiera productos arsenales mediante la página web www.tierraviva.org , Twitter: @TierraVivaVzla e Instagram: @tierravivavzla

 

Fuente Quinto Día

http://quintodia.net/mujeres-indigenas-emprendedoras-tejen-la-unidad-con-diversidad/

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