En estos días compartía con un par de especialistas en un foro radial sobre la situación de los residuos sólidos en Venezuela. Juntos hacíamos una descripción del conjunto de problemas asociados debido a la mala – o carente – gestión gubernamental que a distintos niveles se observa en todo el país.
Hablamos de la Ley de Gestión de la Basura de 2010, que ya su nombre constituye un desatino al referirse a la basura y no a residuos, y cómo esta no cuenta con un Reglamento ni tampoco se ha redactado un Plan de Gestión Integral que guie el accionar de los entes públicos y privados, ambas tareas responsabilidad del Ministerio de Ecosocialismo. ¡¡¡Son 8 años de retraso en el cumplimiento de la Ley!!!
Nos referimos también a las fallas en el sistema de recolección de basura, cuya responsabilidad es de los municipios y de cómo la carencia de capacidades técnicas junto a los problemas de deterioro de la flota de camiones por la falta de recursos económicos, se traducen en retraso en recolección y con ello mayor volumen de basura en las calles, incrementando la presencia de ratas, cucarachas y moscas que son una amenaza a la salud de los ciudadanos.
Concluíamos que, debido a las fallas que se han venido acumulando y la situación económica actual, la gestión de los residuos sólidos está viviendo una “tormenta perfecta” que cada día atenta más contra la calidad de vida de todos los venezolanos.
Pero también tuve tiempo de hacer una alerta, que hoy quisiera reiterar: los comerciantes y especialmente los ciudadanos debemos evitar caer en la tentación de contribuir con nuestras acciones al caos generado por la carencia de manejo técnico de la gestión de residuos en el país. Ya sabemos que los gobernantes no saben, no quieren o en el mejor de los casos son incapaces de atender adecuadamente el problema, pero no es nuestro papel actuar para agravarlo.
He visto a comerciantes en Caracas que, bajo la excusa de que no hay bolsas o que están muy caras o que los indigentes las vacían para revenderlas, disponen sus desechos principalmente orgánicos (frutas, verduras) directamente en la calle, muchas veces sobre las pilas que se generan cuando por dos o tres días no es recogida la basura, incrementando así la montaña de desperdicios. Y lo hacen frente a sus negocios donde venden alimentos.
También he escuchado de muchos edificios en los que se ha decidido que cada familia acopie su basura en su apartamento, y no utilice los ductos de basura sino que salga con su “bolsita” hasta un lugar en la calle donde ya otros vecinos y comercios están ubicándola. ¡¡¡Que crezca el pilón!!! podría ser la terrible consigna.
Si los promotores de estas “soluciones” lo pensaran mejor se darían cuenta de que es una respuesta sinsentido, es un “locura ciudadana” que como un boomerang se nos devolverá y se pondrá de manifiesto en aceras llenas de cucarachas, chiripas, calles y casas con moscas y malos olores.
No nos hagamos cómplices directos del caos de la gestión de la basura sólo porque las alcaldías y el Ministerio de Ecosocialismo carecen de un Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos, donde aspectos técnicos y educativos sean pilares fundamentales o la promoción del reciclaje se manifieste en actividades de todos los días.
Y si en su calle o en su edificio surge una idea como las que mencionamos, simplemente diga NO; rechace esos mensajes de “locura ciudadana” de unos pocos. Le haré bien a su salud y a la de su familia.
Alejandro Luy
2 de noviembre de 2018