Terciopelo, cuatro narices, guayacán, cuaima parda, rabo de candela, tigra mariposa entre otros nombres; esta serpiente ha sido parte de numerosos mitos y leyendas en toda nuestra extensa geografía. El simple hecho de gritar “mapanare” le pone los pelos de punta a más de uno. Desde nuestro folklore, en la fantástica leyenda llanera de “El Silbón”, cuando se le advierte a Juan Hilario: “lo que está buscando es que lo pique una mapanare”, hasta el encuentro con una tigra mariposa, donde el caraqueño tiene como actividad rutinaria subir al Ávila; el común denominador es una “mapanare”, serpiente venenosa, temida, admirada y repudiada por la mayoría de las personas, se convierte en ocasiones en el máximo peligro en nuestras salidas al campo, parques y zonas de esparcimiento. Al hablar de ellas, evocamos la maldad y agresividad debido a la reputación que en cuentos y mitos se les ha dado. Lamentablemente, el constante y acelerado avance demográfico produce el inminente choque entre el humano y la serpiente.
Venezuela como un país megadiverso, posee características geomorfológicas muy resaltantes. Contamos con siete mágicas bioregiones y numerosos tipos de ecosistemas que albergan una diversidad biológica increíble. Haciendo énfasis en las serpientes venenosas y en especifico a nuestras mapanares, las cuales han sabido como adaptarse a los distintos ambientes, es oportuno comentar el porqué de nuestra riqueza en serpientes venenosas. Debido a nuestra posición geográfica tenemos influencia de fauna amazónica, centro americana, caribeña y numerosas especies endémicas para los andes y la guayana venezolana, que colocan a Venezuela como unos de los 10 países con mayor biodiversidad del planeta. Entender la composición de nuestro relieve y características geográficas es fundamental para sectorizar las especies y así comprender sus distribuciones. Esto denominado “biogeografía” nos proporciona una idea más clara y un mejor entendimiento a la hora de identificar ejemplares; pisos altitudinales, barreras biogeográficas y límites naturales como el Orinoco, formaciones tepuyanas, los llanos, la depresión del lago de Maracaibo y las imponentes elevaciones de la región andina, enclavan, aíslan y marcan la distribución de todos las especies, incluidas las mapanares.
Familia Viperidae, veneno y perfección
Los viperidos (familia Viperidae), dentro del suborden Serpentes es la familia más especializada y eficaz de todas, ya que poseen la perfección estructural del maxilar, es decir una dentadura solenoglifa (colmillo superior delantero, móvil, cubierto por una membrana llamada vagina dental y conectado a una glándula de veneno en la región temporal). Estos colmillos con un canal y un corte transversal, tal cual como una aguja hipodérmica, cumplen la función de penetrar con facilidad la piel e inyectar su potente veneno. En las mapanares el veneno está compuesto en su mayoría por proteínas (responsables de generar su actividad tóxica) cumple un rol fundamental, en primer lugar para la alimentación, diseñado para paralizar y predigerir a su presa, y en segundo lugar para su defensa si ésta es requerida. Seria necesario un ataque que dura unas milésimas de segundo, para así repeler la amenaza.
Dentro de la familia Viperidae se encuentran 3 sub-familias; Azemiopinae, Viperinae y Crotalinae, esta última pit-vipers (en inglés) o víboras de foseta está presente en Asia y en el continente americano con un total de 215 especies. Todos los integrantes de esta sub-familia tienen como características que las agrupa, una foseta termorreceptora ubicada entre el ojo y la fosa nasal, muy efectiva, que les sirve para percibir los cambios o variaciones de la temperatura externa, de esta foseta proviene el nombre “cuatro narices”. La sub-familia Crotalinae representa en américa un total de 14 géneros, de los cuales se encuentran seis en Venezuela; Bothriechis, Bothriopsis, Bothrops y Porthidium son llamadas mapanares, Crotalus cascabeles y Lachesis cuaima piña.
Mapanares de Venezuela
Nuestras mapanares están representadas en cuatro géneros, cada una ha desarrollado estrategias evolutivas para adaptarse a los diferentes tipos de bioregiones, ecosistemas y microhábitats presentes en toda nuestra geografía; desde el nivel del mar hasta los 1.800 metros en promedio, es el rango altitudinal que ocupan las mapanares de Venezuela, siendo más comunes en zonas entre 300- 1200 m; están presentes en sabanas, herbazales, cardonales, bosques deciduos, semi-deciduos, ribereños, siempre verdes, nublados, zonas tepuyanas e intervenidas. Con hábitos arbóreos, semi-arbóreos y terrestres han podido establecerse a lo largo de nuestro territorio, unas más específicas a nivel de alimentación y hábitat, otras más oportunistas, las mapanares de Venezuela nos generan esa mezcla de miedo y maravilla como ningún otro animal venenoso, describiremos una a una las serpientes venenosas llamadas “Mapanares”.
La víbora de pestaña
Género Bothriechis
Bothriechis schlegelii
Con una talla promedio de 70cm la oropel, bocaracá, mapanare cejuda, víbora de pestaña o eyelash pit-viper, es sin duda una de las especies más interesantes y bellas de todo centro y sur américa; posee en sus escamas supraoculares una modificación, que asemeja la presencia de pestañas. Su pigmentación variable, desde amarillo intenso hasta un tono liquenoso, la convierte en uno de los vipéridos con mayor policromatísmo en el mundo (variación en tonos de coloración), es de hábitos totalmente arbóreos, posee una cola prensil que le permite mantenerse en equilibrio mientras se alimenta de anfibios, mamíferos y aves. Su distribución abarca desde México hasta Perú en un rango altitudinal de 0 a 2600 m; en Venezuela es reportada para la depresión del Táchira, Ureña por (Pifano et al. 1950); este reporte no muy claro, sustentado por una fotografía de baja calidad y ningún ejemplar depositado en una colección científica, deja en interrogante la presencia de la especie en nuestra geografía.
Mapanares arbóreas, tepuyanas y endémicas
Género Bothriopsis
Bothriopsis bilineata – Mapanare verde
La mapanare rayada o cuaima zarcillo, con una coloración verde esmeralda y marcaciones supradorsales de tono amarillento o rojizo, es sin duda una joya entre los vipéridos de América, con un tamaño no mayor al metro y una cola prensil pigmentada de blanco, habita en las selvas del sur del país, por sus hábitos arbóreos es considerada una de las “mapanares” más difíciles de hallar por los investigadores y amantes de la herpetología. Bothriopsis bilineata distribuida desde Colombia hasta Perú, habita en Venezuela en las selvas húmedas de los estados Bolívar y Amazonas, se alimenta de anfibios, pequeños lagartos y roedores.
Bothriopsis medusa – Mapanare viejita
¡Una especie endémica! La “viejita” es la única mapanare exclusivamente de Venezuela, en todo el tramo central de la cordillera de la costa en zonas superiores a 1.200m habita esta pequeña mapanare (40-70cm), es uno de los vipéridos menos estudiados en nuestra geografía, y poco se sabe de su ecología y veneno. Los que hemos tenido la oportunidad de hallarla, notamos con interés sus hábitos crepusculares, semi-arbóreos y su leve agresividad, existe una marcada alimentación en su crecimiento; en estado juvenil se inclina por anfibios de la familia Dendrobatidae del género (Mannophryne – Sapitos de collar), en estado adulto la preferencia cambia a roedores; su cola es prensil, posee una coloración pardo amarillenta y patrones anchos en forma de mariposas con mayor pigmentación en machos.
Bothriopsis taeniata – Mapanare liquenosa
Con sólo 70cm y una coloración liquenosa pasa desapercibida una mapanare en las faldas del Roraima, es ¡Bothriopsis taeniata! ni el más experimentado de los herpetólogos notaría su presencia, esperando algún roedor entre los líquenes y el musgo, una experta del camuflaje en milésimas de segundo muerde y sostiene a su presa esperando que su letal dosis surta efecto. Una coloración pardo amarillenta, dorso muy pigmentado de negro y sus hábitos semi arbóreos, la hacen casi invisible; la “mapanare liquenosa” se distribuye en Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Guyana, Guyana francesa y en Venezuela, en el estado Bolívar habita las faldas de los tepuyes Chimantá, Roraima y un reciente registro amplia su distribución hasta la sierra de Lema; ciertas observaciones nos hacen pensar que se trata de algo diferente a la forma amazónica distribuida en zonas bajas.
Mapanares, terciopelos y cuatro narices
Género Bothrops
Bothrops asper – Talla X o Tukeka
Es la serpiente del género Bothrops o mapanare de mayor tamaño y la segunda serpiente venenosa más grande del país, luego de la cuaima piña o Lachesis muta, con una talla promedio 120 – 180cm y registros de 250cm. La “talla x o tukeka” se distribuye en América desde México hasta Perú, en Venezuela su distribución es más restringida, la depresión del lago de Maracaibo delimita su presencia, sectorizada en la Sierra de Perijá estado Zulia, en un rango de 250-1200 msnm. Como un integrante más del género Bothrops “La talla x”, posee la característica coloración de tono gris plomo, pardo o verdoso donde contrastan unos patrones oscuros en forma de mariposas de forma triangular. Su dieta consta de anfibios y mamíferos de talla promedio.
Bothrops atrox (sensu stricto) – Cuatro narices
Mapanare, cuaima parda, terciopelo, “Karahiriima” (Yanomami), Ko nno to (Yekuana), “Ajara ajka” (Piaroa), “Okoy” (Pemón), es la mapanare del sur del país y uno de los animales más temidos por lo indígenas, distribuido desde Colombia hasta el noroeste de Perú, en nuestro país se puede hallar en los estados Amazonas, Bolívar, Delta Amacuro y Monagas, con su constante agresividad y rapidez se convierte en uno de los peligros más inesperados de la selva, frecuentan las cercanías de los caños y caminos que los indígenas utilizan para lavar su ropa o ir al conuco. Bothrops atrox, con una talla promedio de 100-120cm, no posee una coloración muy vistosa o llamativa, en su dorso pardo, a veces rojizo contrastan unas marcas o patrones típicos del género, el vientre presenta una coloración cuadriculada entre negro y blanco amarillento como una tabla de ajedrez, lo que funciona como una clasificación a la hora de observar sus características fenotípicas. La “mapanare amazónica” se camufla en la espesa selva entre la hojarasca, haciendo prácticamente imposible detectarla.
Complejo Bothrops atrox
La taxonomía, al ser una rama de la biología que estudia la clasificación de los seres vivos, está en constante dinamismo y evolución, como toda ciencia. Estudios para sistematizar, organizar y especificar el estatus filogenético de las especies, son en la actualidad la solución para muchos problemas taxonómicos; el complejo “atrox” no escapa a ello. Actualmente estamos en un proceso de especiación dentro del género Bothrops, este proceso donde una forma u organismo ocupa una gran área geográfica que no permite un flujo de genes claro, debido a barreras geográficas, hace posible notar variabilidad en morfología, conducta, coloración e incluso a nivel genético; actualmente con un grupo de herpetólogos de España y el Reino Unido estamos estudiando este importante complejo para solventar el estatus de especies inciertas como Bothrops isabelae y Bothrops colombiensis ambas integrantes del complejo.
Bothrops cf. atrox “colombiensis” – Mapanare, terciopelo o guayacán
Esta especie del complejo “atrox”, actualmente en discusión, es la causante de la mayoría de los accidente por Bothrops al norte de Venezuela, muy común en ciertas zonas de Caracas, Maracay y Valencia. La guayacán o terciopelo como se le conoce, habita en zonas tropicales en un rango entre 200 y 800 msnm, es un vipérido asociado a la cordillera de la costa y ciertos corredores de fauna llanera. Con una talla promedio de 120cm y varios registros superiores a 150cm Bothrops colombiensis, debido a su distribución, talla y agresividad se convierte en uno de los peligros más constantes en las principales ciudades de nuestro país, posee una coloración parda pigmentada y la presencia de patrones muy bien definidos oscuros con bordes blanquecinos, en ciertas poblaciones ejemplares juveniles presentan en la cola una coloración dimórfica, siendo amarillenta para machos y rojiza para las hembras. Una de las características más sencillas para reconocerla frente a sus congéneres es la línea postocular, que en esta especie es oscura, delgada y no esta bordeada de blanco.
Bothrops cf. atrox “isabelae” – Mapanare llanera
No hay serpiente venenosa en Venezuela con un carácter tan violento o agresivo como la mapanare llanera, de talla promedio 80-120cm, muy ágil, de contextura delgada y con una rapidez increíble. Fue en los años 70 y 80 la serpiente venenosa que más ocasionaba accidentes en el país debido a su alta capacidad para tolerar ambientes intervenidos. El estatus taxonómico de los integrantes del complejo ”atrox” y en especial especies como Bothrops isabelae, es incierto. Por esta razón, estamos desarrollando estudios multivariados que nos permitan aclarar un poco el panorama evolutivo de estas especies, numerosas salidas de campo han arrojado registros de la mapanare llanera para ecosistemas e incluso bioregiones donde no se conocían, registros de un ejemplar de 2,15 m en la cuenca del Río Motatán en Trujillo y revisiones de museo nos han abierto un campo que parecía conocido y que actualmente estamos apenas comprendiendo.
Bothrops brazili – Mapanare del Amazonas
Al sur del estado Amazonas, se encuentra una mapanare que muy pocos han tenido la oportunidad de ver, Bothrops brazili. Es la serpiente venenosa menos observada del país, casi imposible para muchos, incontables horas hombre e intensas salidas han sido en vano para una joya de la selva amazónica. Su distribución abarca las selvas ecuatoriales de Colombia, Brasil, Surinam, Guyana, Guyana francesa, Bolivia y Perú; en Venezuela su distribución se encuentra muy sectorizada a tierras bajas del Amazonas, con sólo cuatro registros (ejemplares) la confirman como una especie poco abundante. Una coloración muy vistosa para ser integrante de un género que se caracteriza por ser críptica, presenta patrones triangulares muy oscuros, tonos pasteles naranjas y rosados. Puede llegar a medir hasta 140cm, su dieta es más amplia, alimentándose de mamíferos, anfibios y lagartos. Sus ojos son de color anaranjado-rosado, característica que la distingue del resto de sus congéneres en el país.
Bothrops venezuelensis – Tigra mariposa
Conocida también como rabo de candela o barriga morada, es un vipérido de talla promedio 80-120cm, prefiere ecosistemas más húmedos y nublados, distribuida en Venezuela y Colombia. En nuestro país abarca la cordillera de la costa en su tramo central y oriental, la península de Paria y en los Andes en un promedio altitudinal de 800 a 1.800 metros, existiendo un registro anormal no publicado a 100m en la ciudad de Barinas; posee un dimorfismo muy marcado en su coloración, los machos con patrones anchos más desordenados y pigmentados, mientras las hembras con una forma triangular, en contraste carencia de pigmentación y orden. Es muy criptica con líquenes, musgo y hojarasca húmeda. Un aspecto ecológico de importancia es la preferencia a cercanías de cuerpos de agua en estado juvenil, en ésta etapa la “tigra mariposa” se alimenta de anfibios, en especial de familia Dendrobatidae (género Mannophryne – sapitos de collar), evita a sus depredadores subiendo a las ramas y ciertas palmas típicas de la selva nublada a una altura promedio de 1 – 1,2 m; mientras su crecimiento va en avance, se desprende de los anfibios como método de sustento y su búsqueda por lagartos y roedores se intensifica, ya que éstos suministran un mayor aporte nutricional para su desarrollo.
Mapanares rabo frito
Porthidium lansbergii – Mapanare rabo frito
La mapanare rabo frito o saltona, con unos escasos 40-50cm, es la mapanare de menor talla encontrada en el país, morfológicamente presenta una diferencia a nivel cefálico, la escama rostral está direccionada hacia arriba, generando un aspecto bastante peculiar que identifica al género Porthidium, una coloración grisácea en ocasiones rojiza y amarillenta la hace una experta a la hora de confundirse con su entorno, se alimenta principalmente de lagartos y roedores, su técnica de morder y sostener, muy similar a la cuaima piña
Lachesis muta, le permite no desaprovechar ninguna opción de alimento. Se distribuye en todo el rango costero, desde Zulia hasta Sucre, con ciertas poblaciones en Trujillo, Guárico, Monagas y Bolívar, a nivel insular está presente en Nueva Esparta (Isla de Margarita y Coche). Existe una controversia respecto a su clasificación subespecifica, que no entraremos a comentar en este artículo, esperando que pronto estudios filogenéticos arrojen resultados definitivos.
Conservación
Las serpientes, al igual que todos los seres vivos, son de suma importancia para en el funcionamiento y estructura de un ecosistema, desempeñan un papel fundamental en la cadena trófica, generan equilibrio. Su prioridad es predar poblaciones de otros animales, bien sea en zonas de presión antrópica o en ecosistemas saludables, a la vez que son fuente proteica para muchos otros. Su veneno capaz de causar graves daños a la salud, también salva vidas; resulta paradójico que la extracción de su veneno sea fundamental para investigaciones farmacológicas y el origen para la producción del antiveneno, el cual se elabora y distribuye en el Centro de Biotecnología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central de Venezuela.
Las estrategias de conservación a nivel in situ y ex situ, son en gran parte la única oportunidad para mejorar la estabilidad de las poblaciones, el simple hecho de ser animales venenosos las coloca en desventaja. Es por ello que un plan enfocado en educación ambiental, divulgación e investigación, fortalecerá ese nexo debilitado entre estas hermosas e incomprendidas criaturas; sin olvidar que éste ha sido su hogar por millones de años y son los seres humanos quienes lo invaden.
Cortesía de Alberto Blanco Dávila // Revista Río Verde.
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