Los venezolanos nos estamos saboteando el futuro. Gloria Tovar

Agreden nuestras áreas naturales protegidas y el silencio nos hace cómplices.
28 de Septiembre de 2016 | Gloria Tovar, Directora de Recursos Naturales de Ecoazul |info@ecoazul.org.ve
La constante violación de las leyes ambientales en nuestro país me lleva a pensar que los venezolanos desconocemos las bases de un verdadero desarrollo socioeconómico y los políticos aprovechan nuestra ignorancia para vendernos ideas peregrinas sobre desarrollo y progreso que solo benefician a unos pocos. Si se le puede llamar beneficio a la destrucción del patrimonio natural, que en definitiva, nos afecta a todos por igual.
Siguiendo el tan criticado modelo capitalista, que arrasa los recursos y empobrece los pueblos, se crean planes de explotación de nuestras áreas naturales y se permite a los ciudadanos invadir, sin criterio alguno, regiones que fueron reservadas legalmente para la protección, con fundamentos tecnicos y científicos indiscutibles.
La República de Venezuela, en la década de los noventa fue reconocida internacionalmente por su Sistema de Parques Nacionales, modelo para Latinoamérica. Orgullosamente se había protegido una superficie equivalente al 21,76% del territorio nacional, repartida a lo ancho y largo del país en 43 Parques Nacionales y 36 Monumentos Naturales.
Estas regiones fueron resguardadas por sus reservorios de agua, vitales para el crecimiento y desarrollo del país; su invaluable biodiversidad, recursos y paisajes únicos, garantes de la vida en el planeta; así como la posibilidad cierta de consolidar una industria de turismo de bajo impacto que permitiera el crecimiento económico de las comunidades en armonía con la naturaleza. Una premisa impostergable para la subsistencia de la especie humana.
Hoy día, la República Bolivariana de Venezuela, enfrenta un acelerado y creciente proceso de saqueo y colonización por venezolanos, que ignoran el daño que ocasionan, en áreas como los Parques Nacionales, los Monumentos Naturales y las Zonas Protectoras. Aunado a estas acciones, tenemos, además, la ausencia de los entes responsables en materia de control y vigilancia o guardería ambiental; la falta de programas eficientes de educación a la ciudadanía sobre la importancia y valor de las áreas naturales, así como para dar a conocer los aspectos legales que rigen para la protección y manejo de las mismas. Existe, sin duda, un alto deficit de formación, presente incluso en los técnicos y funcionarios de los organismos a cargo de estás áreas.
Todos los días aparecen denuncias de infracciones y delitos ambientales en los Parques Nacionales, muchos de los cuales son impulsados por politiqueros, que consideran un gran negocio hacerle el juego al enriquecimiento particular de unos pocos. Beneficio que obtienen a costa de arrasar los recursos naturales que son patrimonio de los venezolanos, mientras se escudan tras falsas políticas de desarrollo y argumentos mediáticos de bienestar para todos.
Sí a esto le sumamos la otra parte de los venezolanos; los que no participamos para frenar esta creciente agresión, esperando que otro asuma y resuelva el problema; podemos decir que los mismos venezolanos nos estamos saboteando el futuro y que somos cómplices de desheredar a nuestros descendientes de su patrimonio natural, bajo creencias erróneas de desarrollo.
Es cierto que el gobierno venezolano ha venido impulsando, durante las últimas dos décadas, los ideales de la conservación ambiental y de la agroecología, mediante leyes y planes nacionales. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en el Programa de la Patria 2013-2019 donde se enuncia en su Quinto Objetivo: “Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana. En este momento histórico, la República Bolivariana de Venezuela, de acuerdo con los principios éticos del socialismo, alza la bandera de una lucha necesaria para adoptar, en el ámbito nacional y en el ámbito global, un esfuerzo por cambiar el modelo de desarrollo depredador que el capitalismo le ha impuesto al mundo (…) Este nuevo modelo alternativo de desarrollo socialista requiere un rol protagónico de hombres y mujeres con los nuevos valores del vivir bien que apoyen una economía ecológica y socialmente sustentable”.
Desafortunadamente, estos lineamientos gubernamentales y legales no han llegado a ser implementados acertivamente; entre otras cosas, porque aún seguimos anclados en el más puro sistema capitalista y muchos de nuestros funcionarios públicos han convertido la impunidad en una forma de vida. Aupando con esta actitud la degradación, allí donde están las grandes selvas tropicales y las masas de bosque nublado albergados en nuestros Parques Nacionales. Es decir, las zonas productoras de agua de la nación.
La tasa de áreas deforestadas en Venezuela, de acuerdo a los informes de Naciones Unidas, sobrepasa el 2,8% anual. “Actualmente Venezuela posee aproximadamente 47 millones de hectáreas de cobertura boscosa, casi la mitad de su territorio. Sin embargo, hace años la extensión era mucho mayor, en sólo 25 años (1980-2005) se destruyó un total de 4 millones de hectáreas, (…) De hecho, nuestro país es el 8vo con mayor deforestación en América, (…) es decir, que perdemos 288.000 hectáreas cada año (una extensión mayor al Estado Nueva Esparta). De continuar a este ritmo, bastarán poco más de cien años para que eliminemos toda el área boscosa existente (…)”(Fuente: Centro de Ecología, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC)
Comprender que esta realidad nos está tocando los talones y que las crisis de abastecimiento de agua, que afrontamos en períodos de sequía y los racionamientos eléctricos, que tanto nos disgustan, están estrechamente vinculadas con el deterioro de nuestras áreas naturales protegidas, será un primer paso hacia la reivindicación de nuestro Sistema de Parques Nacionales y Áreas Naturales Protegidas. Tal vez entonces tengamos el valor de levantar nuestra voz contra laconchupancia que ahora reina para los autores de los delitos ambientales, por la ausencia de valores en los que nos liderizan y la apatía de quienes olvidamos que nuestro verdadero origen está allí, en esa naturaleza que irrespetamos y sin la cual es imposible la vida humana.
Gloria Tovar de Martínez
C.I. V-7.012.996