Ante esta realidad terrible; confrontados a la cotidianidad pavorosa de los índices de muerte infantil por desnutrición severa, es nuestra obligación interpelar enérgicamente al Gobierno, que apenas reacciona débilmente convirtiéndose en un vendedor ineficiente de bolsas de alimentos de calidad incierta, pero de sobreprecio cierto y extrañamente sujetas a una inflación feroz, a pesar de que son importadas con “Divisas Protegidas, DIPRO” cuya tasa de 1$=10 Bs. se ha mantenido invariable durante varios años. Bolsas o cajas “CLAP” que solo logran profundizar las diferencias entre los que reciben el “beneficio” y los que quedan relegados por razones, desde logísticas, hasta ideológicas; bolsas o cajas que son tremendamente insuficientes para paliar el problema en las escalas poblacional y geográfica debidas.
Este es un blog que, modestamente, pretende hacer aporte de ideas y generar reflexiones y discusiones para promover el desarrollo del sector pesquero y coligados. Pero, intimados por lo que estamos sufriendo, cabe cuestionarnos en el sentido de cómo asociar el potencial pesquero del país, a las posibles soluciones que apremian para mitigar la tragedia descrita por Rafalli.
Y ya antes lo hemos mencionado: la pesca venezolana y su industria pesquera, pueden poner inmediatamente proteína de alta calidad en el plato de millones de personas; sobre todo para los niños urgidos de alimentos, que lo reclaman como factor inapelable para lograr ser individuos sanos, miembros de una sociedad sana.