La observación de Colibríes en Venezuela. Alberto Blanco Dávila

La naturaleza les dio el don de maniobrar en el aire con gran facilidad; detenerse estáticamente, retroceder, volar de costado, boca abajo, y girar, son ejercicios de rutina para los pequeños colibríes.

Colibríes, tucusitos, picaflores, chupaflores o hummingbirds (su término en inglés) son algunos de los nombres para referirse a estas fascinantes aves. La naturaleza los ha dotado de tanta belleza y de adaptaciones tan increíbles que hacen pensar que con ellos la naturaleza y la evolución llegaron a la perfección.

 

Los colibríes forman parte de la familia de los Trochilidae, integrada por unas 330 especies exclusivas del continente americano, su rango de distribución comprende desde el Sur de Alaska en Norteamérica hasta Tierra de Fuego en Argentina y Chile, y en altitudes desde el nivel del mar hasta los 4000 metros. Son las aves más pequeñas del mundo que van desde la más diminuta que es el colibrí zunzuncito o Mellisuga helenae que mide unos 6 cm y pesa 2 gramos, hasta el más grande que es el Picaflor Gigante o Patagona gigas que mide 18 cm y pesa 20 gramos, que se encuentra desde Argentina hasta Colombia. Pero la mayor diversidad de especies se encuentra en la franja neotropical, principalmente en los pies de montes de  la cordillera andina y en las selvas centro y suramericanas. Se estima que alrededor de 54 especies que representan un 15% de los colibríes se encuentran en alguna categoría de amenaza, y unas 20 especies se encuentran en peligro crítico catalogadas como de “conservación preocupante”. En Venezuela contamos con unas 104 especies de estas fantásticas aves y 5 especies son endémicas, es decir que sólo se encuentran en nuestro país.

 

Podemos decir que, entre las aves, los colibríes son los acróbatas más expertos del vuelo, ya que se les puede observar realizando proezas tan increíbles tales como detenerse estáticamente, retroceder en el aire, volar de costado, dar vueltas y volar con la cabeza abajo, en algunas especies estas hazañas las ejecutan batiendo sus alas hasta entre 60 a 90 veces por segundo que les permita alcanzar altas velocidades gracias a la poderosa musculatura pectoral y a la gran flexibilidad que poseen sus hombros. Cuentan con un metabolismo muy acelerado en dónde su diminuto corazón late entre unas 600 a 1200 veces por minuto y hace que gasten mucha energía durante el día volando de flor en flor para alimentarse de néctar unas 300 veces al día con un promedio de 15 lametazos por segundo y visitando un promedio de más de 2000 flores al día consumiendo dos veces su peso en alimento.

También necesitan complementar su dieta con insectos para obtener las proteínas necesarias. Sus variedades de picos están perfectamente adaptados para el tipo de flor de la que se alimentan y están entre los seres vivos que más contribuyen a la polinización de las plantas. Los colibríes para reponer tanta energía perdida, durante las noches entran en una especie de letargo o entorpecimiento en la que su temperatura corporal normal, que es de 41ºC, desciende hasta la mitad, a 20ºC, es una especie de hibernación de muy corta duración.

 

Una de sus características más especiales es que presentan colores estructurales, en sus plumas poseen unas especies de diminutos espejos en pequeñas placas, estas contienen burbujas de aire y es lo que hace que cuando les pega el sol los colores de los tucusitos se vean tan espectaculares cuando la luz del sol les pega, a esto se le llama iridiscencia.

 

Es increíble que siendo unas aves tan pequeñitas puedan realizar migraciones de hasta 3.000 kilómetros, y lo más impresionante aún es que estos viajes lo realizan completamente solos, no en grupos como en otros grupos de aves. Son aves territoriales y muy agresivas que pelean muy bravamente sus territorios.

 

Dado a su temperamento agresivo los aztecas relacionaban a estas aves con el Dios de la Guerra “Huitzilopochtli” y la alta jerarquía usaban ornamentos y partes de sus vestuarios hechos con plumas de colibríes, y el Dios más importante de los aztecas su casco es sostenido por un colibrí que lo había parecer mitad hombre y mitad pájaro. Muchas leyendas se han tejido en el continente americano por las antiguas civilizaciones pero sin duda algún la más famosa es una leyenda maya que cuenta que el Sol se disfrazaba de colibrí para atraer y seducir a la Luna.

 

Sólo los que vivimos en el continente americano tenemos el gran privilegio de disfrutar en nuestros jardines, parques, selvas, montañas y llanos a estas espectaculares y maravillosas aves que son los colibríes. En nuestro país, Venezuela, ¡contamos con unas 104 especies de tucusitos! Una diversidad asombrosa! En toda nuestra extraordinaria geografía venezolana podemos deleitarnos con estos seres que para mí son unos de los mayores milagros de la naturaleza, sin embargo hay sitios en dónde la diversidad de especies es sorprendente, los lugares en dónde más variedad podemos observar son en la Sierra de Lema e Imataca, en el estado Bolívar; en la Península de Paria en el estado Sucre; en Caripe, estado Monagas; en la Mucuy y alrededores de la Azulita en el estado Mérida y acá mismo en Caracas en los Jardines Ecológicos Topotepuy, en el Ávila específicamente en los Venados es un lugar maravilloso para la observación de colibríes.

 

También contamos con posadas en dónde son verdaderos apasionados y con una entrega total a los colibríes, estos posaderos han hecho de sus posadas todo un edén de colibríes que brindan a sus huéspedes un espectáculo que hay que ver por lo menos una vez en la vida. Estas posadas han instalado comederos para colibríes en dónde se pueden observar cientos de individuos revoloteando frenéticamente tomando el néctar que religiosamente día a día estos entusiastas posaderos mantienen. Los visitantes de estas posadas podrán disfrutar de este frenesí y de lo aguerridas que son estas diminutas aves peleándose con sus picos, uñas y veloz vuelo por su lugar en el comedero y defendiendo su territorio, son capaces hasta de atacar y alejar especies de aves muchísimo más grandes cómo gavilanes, atrapamoscas, tángaras, entre otros grupos.

 

Es admirable la entrega y el amor de estos posaderos, ya que es toda una responsabilidad el mantener diariamente estos comederos en dónde cientos de tucusitos van a estar alimentándose todo el día. Si quieren disfrutar de unos de los espectáculos más extraordinarios de la vida silvestre póngase en contacto con estos amigos posaderos.

Coordenadas:

Posada Ecológica Casa María (Vía Bejuma – Palmichal, Valles Altos de Carabobo)

Website: www.bugparadise.com

Posada La Bravera (Vía la Azulita, estado Mérida).

Website: www.estancialabravera.com

Amaranta, Casa de Colibríes (Entre la Cortada del Guayabo y San José de Los Altos, carretera de la Mariposa, estado Miranda).

Website: www.casadecolibries.blogspot.com/

Alberto Blanco Dávila

Twitter: @AlbertBlancoD

Instagram: @explora_oficial

Fuente El Universal http://www.eluniversal.com/noticias/guia-turistica/observacion-colibries-venezuela_667376