La tala, la deforestación y la ganaderÃa extensiva también inciden en el daño al ecosistema y agudizan la crisis eléctrica que afecta a los venezolanos. “Más de 40% de la cuenca está destruida”, señala el Centro de Investigaciones CientÃficas y Ecológicas. Luis Jiménez, de la ONG Phynatura, dice: “En 21 años, nunca habÃa visto los rÃos con tan poco caudal“.
El ciudadano que vive la crisis del suministro eléctrico puede enumerar de memoria los factores que originaron la situación: la desinversión, la falta de mantenimiento de las redes de transmisión o el fenómeno de El Niño. Pero en esa ecuación está ausente un elemento fundamental: la cuenca del rÃo CaronÃ, desde donde fluye el agua que alimenta el complejo hidroeléctrico del Guri, que produce 63% de la electricidad del paÃs.
“El problema de fondo de la crisis eléctrica es el estado de la cuenca por los efectos de la minerÃa ilegal”, señaló Leobardo Acurero, del Frente Ecológico del Partido Socialista Unido de Venezuela.
Afirmó que la situación es alarmante aguas arriba, pues 60% de la cuenca está intervenida. Allà los suelos no tienen gran capacidad de absorción.
Los bosques son importantes porque favorecen la filtración del agua, que luego va a los rÃos. Si no hay bosques, el único aporte proviene de la lluvia. Además, la minerÃa perjudica en tanto que envÃa sedimentos que reducen el caudal, explicó.
“Más de 40% de la cuenca está destruida de una forma alarmante”, indicó Alejandro Lanz, director del Centro de Investigaciones CientÃficas Ecológicas de Venezuela, desde Ciudad BolÃvar. “No me explico cómo no se ha erradicado la minerÃa ilegal en la cuenca del CaronÃ, con lo grave que está la situación eléctrica”.
Desde hace décadas, la quema, la deforestación y la ganaderÃa intensiva, además de la minerÃa ilegal, destruyen las cuencas de los dos rÃos que alimentan la represa del Guri: el Caronà y el Paragua. Aunque ha habido iniciativas del Gobierno para afrontar el problema, “todo sigue igual”, se quejó Lanz.
Un estudio realizado por Edelca en 2004 calculó que la minerÃa artesanal generaba 86.000 puestos de trabajo en BolÃvar, de los cuales 53.000 están en la cuenca del rÃo CaronÃ. En 2005, el presidente Hugo Chávez anunció el plan de reconversión minera para dar opciones de trabajo a quienes ejercÃan el oficio.
El Gobierno conocÃa los peligros de la actividad. “Queremos rescatar las cuencas del Caronà y el Paragua porque alimentan las represas que generan 70% de la electricidad de Venezuela”, dijo la ministra del Ambiente de entonces, Jacqueline FarÃas.
La iniciativa no ofreció resultados. “Inoperancia y falta de compromiso limitaron el plan, hasta que se abandonó”, señaló Lanz. “No convencieron a los mineros de dejar la actividad, y otros se beneficiaron de la ayuda que dio el Gobierno para la reconversión”.
Asà las cosas, la minerÃa ilegal continuó. Las cifras son difÃciles de obtener. “Actualmente hay cerca de 5.000 mineros trabajando en la cuenca del CaronÔ, aseguró Acurero.
Agregó que hay más en otras zonas de BolÃvar.
Lanz denunció que 40 equipos de mineros, integrados por brasileños, colombianos y guyaneses indocumentados, se encuentran en el rÃo Cucurital, afluente del CaronÃ: “La ausencia de controles ha impulsado una mayor presencia de mineros ilegales en la zona”.
Luis Jiménez, de la organización no gubernamental Phynatura, que trabaja en la conservación del rÃo Caura, otro afluente del CaronÃ, subrayó que el bajo caudal que se registra en la actualidad obedece a una sequÃa severa que no habÃa observado antes. “En 21 años que llevo recorriendo Guayana, nunca habÃa visto nuestros rÃos con tan poco caudal. Pregunté a los baquianos más ancianos y ellos no recuerdan una situación similar en más de 50 años”, relató desde Ciudad BolÃvar.
Este miércoles, Lanz realizó un sobrevuelo por la cuenca y el lago del Guri, en el cual pudo constatar los daños y sus efectos. En los actuales momentos, el caudal del rÃo es de 300 m3 por segundo. Este valor es muy bajo e influye en el descenso del embalse del Guri. Esa cifra se ha registrado en otros años, también extremadamente secos. Edelca maneja el mismo dato, según informó una fuente cercana a la institución. En sequÃas normales el caudal se sitúa en 1.400 m3 por segundo, mientras en periodo lluvioso llega a 9.000 m3 por segundo. El promedio anual es de 4.000 metros cúbicos por segundo.
Expertos ambientales que monitorean los rÃos de la zona advirtieron hace algún tiempo que el suministro de electricidad puede verse comprometido a futuro si no se limitan las actividades mineras. Julio Centeno, de la Universidad de los Andes, informó a IPS que esos estudios existen desde hace más de 20 años.
Lanz relató que en 2003, luego de la primera crisis eléctrica de gravedad, se reunió con la ministra del Ambiente de entonces, Ana Elisa Osorio, para informarle al respecto: “Pero eso se diluyó. Prometieron recursos que nunca llegaron y acciones que no se implantaron”.
La supervisión de la cuenca es competencia de Edelca y del Ministerio del Ambiente.
Se solicitó información al respecto, pero a la fecha de publicación de este trabajo no habÃa respuesta.
Rigoberto Andressen, climatólogo de la ULA que ayudó a crear la red de monitoreo de Edelca en 2004, indicó que entonces el sistema “tenÃa una buena cobertura y un personal muy competente”. Son 110 estaciones que recogen y envÃan información vÃa satélite, radio o módem.
Considera que los ciudadanos deberÃan tener la posibilidad de conocer lo que sucede en la cuenca, de manera objetiva. “La minerÃa ilegal es un problema muy grave, pues tiene tentáculos muy extraños fuera del área”, destacó.
Tomado de El Nacional, Domingo 7 de febrero de 2010.