Empleo y conservación ambiental
La economía azul
(*) Evelyn Pallotta
eapallotta@gmail.com
En las primeras de cambio suena raro eso de la economía azul. Cualquier mortal basado en el panorama actual de la economía mundial tendería a comentar, más que azul la economía está morada … asfixiada. En el fondo tiene que ver con ese pensamiento intuitivo, pero se refiere más bien a un planteamiento alternativo al modelo económico existente y al de economía verde.
Su autor, Gunter Pauli, desarrolla este concepto observando la realidad que nos agobia: más de mil millones de personas no pueden satisfacer sus necesidades básicas, otros mil millones apenas sobreviven con menos de dos dólares al día, y el desempleo juvenil supera el 25% en todo el globo. Contrastantemente, en el mundo viven otros mil millones de personas que están en condiciones completamente opuestas, sobrealimentadas y conviven con 400 millones de toneladas de desperdicios electrónicos, con altas concentraciones de metales, que son extraídos de minas del mundo entero.
Desarrolla también el concepto desde el convencimiento que la humanidad requiere de empresas que respondan a las necesidades básicas de todos, con los recursos que tenemos usándolos en cascada para no deteriorar el ambiente. Así que, Pauli se enmarca dentro del desarrollo sostenible, estableciendo que la economía debe ser sostenible, debe invertir mas en la introducción de innovaciones que generen mayores ingresos mientras se construye capital social y no solamente en valor para los accionistas.
Generación de empleos dignos y sostenibles
Para progresar no basta con tener un “mata tigre eventual”, eso es sobrevivir, debemos contar con fuentes de empleos seguros y sostenibles. Desarrollando el concepto de economía azul y proponiendo un listado de 100 ideas para generar empleos que a su vez resuelven problemas ambientales en cascada, como ocurre en los ecosistemas en la vida real, Pauli propone diversas oportunidades o nichos de mercado y llega a la conclusión de que es posible ahorrar energía y eliminar productos químicos generando 250.000 empleos en 10 años.
Empleo para resolver el problema del agua
En nuestro país el desempleo y la falta tanto de la potabilización del agua para consumo como del tratamiento de aguas servidas son dos problemas que se viven día a día. Poseemos una de las Leyes de Agua más avanzadas del mundo, considera al agua como un bien común y el derecho a ella, como un derecho humano fundamental; sin embargo, no solo está desarticulada su implementación por falta de gestión del gobierno nacional, sino que carece de reglamentación por lo que la ha hecho en la práctica letra muerta. Paralelamente a esta realidad tenemos otra, el agua es absolutamente necesaria para la vida y la producción, de lo que se desprende que sin agua, los venezolanos no tenemos acceso ni al derecho humano fundamental a poder beberla potable de forma segura, ni a otros derechos humanos que de este se derivan como el derecho a la salud, al empleo, a la vivienda digna, a la educación.
De esta forma y hablando en términos de desarrollo holísticamente, el tratamiento mundial como local del agua y de la producción de agua potable representa una de las inversiones más seguras para la humanidad.
El mercado mundial del agua y del tratamiento de aguas residuales alcanzó los 200.000 millones de dólares en 2009, y sigue expandiéndose. China lidera el mercado con un crecimiento anual aproximado del 17%. El sector del tratamiento de aguas residuales está valorado en 40.000 millones de dólares, y engloba a 13.000 empresas en todo el mundo. Este panorama nos da una idea de las oportunidades existentes.
Condición actual
El modelo tradicional de tratamiento del agua consiste en la sedimentación, la filtración y el tratamiento químico. El volumen anual de productos químicos utilizados a través de la aplicación de este modelo en EEUU excede los 10 millones de toneladas. A medida que la demanda de agua aumenta, también lo hace el uso de productos químicos y con ello su dispersión impactando tanto a los ecosistemas como a los humanos.
El consumo de agua embotellada se incrementó una media del 12% anual en la última década, con un valor aproximado de 22.000 millones de dólares. Uno de los nichos de mercado de mayor crecimiento es la conversión del agua salada en agua potable. La inversión de capital en esta tecnología asciende a 2.200 millones de dólares, pero se espera que aumente otro 50% en los próximos cuatro años (Expansión, 2010)
Sea cual sea la conceptualización que cada país, usando su derecho a la libre determinación de sus pueblos, le dé al agua, es necesaria su potabilización, y tratamiento una vez se use, para no contaminar así los cuerpos y fuentes de agua dulce, y eso se traduce en empleos, flujo de caja e innovación y tecnología en el mejor de los casos.
Innovación para progresar
Es este contexto general se basó el autor de la economía azul para el uso del vortex, un dispositivo o aparato que por vía mecánica mejora la eficiencia en el tratamiento del agua suprimiendo del proceso los productos químicos que tradicionalmente se emplean y aumentando de forma drástica la eficiencia. Su movimiento en forma de espiral elimina los productos químicos y las membranas. Este principio emula la depuración natural progresiva del agua sucia a lo largo del curso de los ríos. Hoy día se aplica esta tecnología en varios nichos de mercado de forma eficiente: purificación del agua suprimiendo uso de químicos, fabricación de hielo, riego eficaz de campos de golf, eliminación de algas en aguas estancadas, tratamiento de aguas industriales y desalinización de aguas.
Resolver las imperfecciones de los procesos necesarios para garantizar la vida y entre ellos los procesos productivos, haciéndonos menos dependientes de los recursos naturales y creando oportunidades, es una tarea que no puede esperar. Venezuela no se puede seguir atrasando.
(*) Bióloga. Ecóloga. Analista ambiental. Actualmente se desempeña como Directora de Ecología y Ambiente del Estado Miranda. Twitter @eapallotta