Proyecto GCP/VEN/010/UK:
“Estudio del impacto del cambio climático sobre la agricultura y la seguridad alimentaria en la República Bolivariana de Venezuela”
Ing. María Teresa Martelo
El clima presenta una variabilidad natural que es la causa principal del riesgo climático para las actividades socioeconómicas, y puede ser alterada por influencia antrópica. El cambio climático puede ser entendido como un incremento de la variabilidad natural del clima, así que los riesgos serán cada vez mayores, afectando a sistemas físicos (rendimiento de cultivos, caudales de ríos, recarga de acuíferos) y a todo tipo de actividades (organización de labores agrícolas; manejo de embalses; prestación de servicios como hidroelectricidad, seguros agrícolas, y comercialización). La agricultura de secano es una de las actividades más riesgosas respecto al clima, que afecta tanto los seres vivos como la oportunidad de realizar labores; la agricultura regada depende de los embalses y pozos, cuya capacidad puede ser también alterada por el cambio climático.
Los eventos hidrometeorológicos extremos son responsables del 87% de muertes y el 98% de viviendas destruidas (Aranguren, 2008). Pero incluso la variabilidad “normal” del clima genera un alto riesgo; lluvias excesivas o deficitarias que no son en modo alguno eventos extremos, inducen una baja productividad generalizada.
La erraticidad de la precipitación (que origina tanto “veranitos” como días lluviosos que afectan las labores), y las altas temperaturas (que disminuyen la productividad animal), provocan pérdidas relativamente pequeñas pero repetidas todos los años en algún lugar del país, y terminan generando pérdidas económicas graves en el sector agrícola.
El cambio climático impacta a la agricultura, pero también ocurre lo inverso, vía la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). El sector agrícola representó 17,2% de las emisiones de GEI del país en 1999, ocupando el 2do lugar después del sector Generación de Energía; emitió casi 28% de CH4 y casi 96% de N2O. También deben considerarse los demás impactos de la agricultura sobre el ambiente, así que el sector agrícola debe discutir medidas tanto de adaptación como de mitigación, de manera sinérgica con las medidas que usualmente se toman para combatir el impacto ambiental de la agricultura, para ser incluidos en las políticas, programas y acciones que el Gobierno Nacional tome para enfrentar el cambio climático.
La Primera Comunicación en Cambio Climático para Venezuela (MANR, 2005), concluyó que algunos de los impactos más importantes para el país serán los siguientes:
• El clima futuro más plausible para el país es más seco y cálido que el actual.
• Aumentará el riesgo de sequías e incendios forestales. El área bajo riesgo de desertificación se expandiría del 39% del territorio actual a un 47% hacia el 2060.
• Dado el incremento en la intensidad de la precipitación, se estima que aunque llueva menos las lluvias serán más agresivas, aumentando el riesgo de inundaciones repentinas y deslaves, especialmente en las zonas montañosas, más vulnerables, y disminuirá su efectividad agrícola (menor infiltración).
• Dado el incremento de los eventos ENOS en sus fases cálida (Niño) y fría (Niña), se espera que sus respectivos impactos en el país (déficit de lluvia El Niño, excesos de lluvia La Niña) sean a su vez más frecuentes e intensos.
• La capacidad de recuperación estacional de los embalses disminuirá, aumentando los conflictos por uso del agua. Podría empeorar la calidad del agua por menores caudales.
• La menor disponibilidad de agua en el futuro incrementará los problemas de prestación de los servicios de agua potable y saneamiento.
• El café (Táchira), la caña (Yaracuy) y las musáceas (Zulia) pasarían a ser cultivos marginalmente aptos, y la producción de pollos y cerdos disminuirá.
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