Seguramente alguna vez en su vida se ha deleitado con un lau-lau, una trucha o un lebranche, ha disfrutado observando a los flamencos y las garzas alimentándose en las lagunas costeras de Falcón, Zulia, Miranda, Anzoátegui o Sucre, paseado entre los manglares de La Restinga o del Delta del Orinoco, ha comido ostras frente a la playa, navegado a lo largo de un río llanero observando chigüires y babas en sus orillas, descansado en un chinchorro de moriche, o participado en alguna de las fiestas religiosas de Venezuela donde vírgenes y santos son llevados por el mar de pueblo en pueblo o bañados en los ríos para pedir buena pesca y abundante agua.
En cualquiera de esos momentos, sin saberlo, usted se ha favorecido de manera directa o indirecta de los múltiples beneficios que proporcionan los humedales y de la larga relación entre el hombre y estos ambientes. Es justamente este último aspecto el que constituye el eje central de la celebración del Día Mundial de los Humedales Día Mundial de los Humedales este 2 de febrero, así como de la próxima Conferencia de las partes de la Convención Ramsar.
El 2 de febrero de 1971, en Irán se firmó la Convención Ramsar en la cual se definieron los humedales como “extensiones de marismas, pantanos, turberas o aguas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas incluyendo las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros”.
Bajo ese concepto – que usted no tiene porque saber o recordar – quedan incluidos, ambientes muy familiares y que en mayor o en menor grado inciden en nuestra calidad de vida. Se trata de las lagunas costeras y continentales donde se desarrollan peces e invertebrados; lagos, ríos y embalses que en Venezuela son la principal fuente de agua potable y de la generación de energía eléctrica; morichales, manglares y esteros, que constituyen hábitat para la diversa fauna y flora del país, además de arrozales, granjas acuícolas, bosques inundados y arrecifes coralinos. En su conjunto, nos estamos refiriendo a ecosistemas que abarcan un 16% del territorio venezolano.
Además de conocer lo que son los humedales y algunos de los beneficios que nos proporcionan, es importante que estemos conscientes de que Venezuela es signataria de la Convención Ramsar, y en consecuencia el Estado venezolano tiene la responsabilidad de honrar las obligaciones derivadas de la misma. Una de las acciones resultantes de ese compromiso es la inversión de recursos para atender algunos de los principales problemas ambientales del país como son la contaminación de las aguas marinas y continentales, ya que menos del 30% de las aguas servidas reciben tratamiento, y la deforestación especialmente en las partes altas de las cuencas hidrográficas. Pero la labor no es sólo del Estado. Entre otras cosas, los ciudadanos debemos comprometernos con el buen uso del recurso agua y de explotación racional de las plantas y animales de los ambientes acuáticos del país.
Si estas responsabilidades dejan de ser atendidas, no sólo podremos ser cuestionados por los otros países firmantes de la Convención Ramsar, sino que usted, sus hijos o sus nietos lo notará en la ausencia del lebranche o de las ostras frente a la playa. Si no atendemos a los humedales y promovemos su buen uso, las 24 horas de energía eléctrica serán la excepción y no la regla en nuestras ciudades y el agua será un elemento extraño a nuestras tuberías. Sería entonces muy tarde para entender ¿con qué se comen los humedales?
Nota: El 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los humedales