Un homenaje a “Fe y Alegría” desde la educación ambiental. Alejandro Álvarez

“El camino de la libertad para todos, el camino de la prosperidad para todos y, por lo tanto, de la verdadera democracia, tiene que contar con un largo y bello recorrido de muchos años de escuela para todos”

“La más grande conquista que Venezuela puede lograr en esta era de progreso, es la Educación Popular Integral. Es la revolución auténticamente creadora. Es la victoria contra la ignorancia que esclaviza al pueblo. Es la resurrección de todas las energías olvidadas”

José María Vélaz, Fundador de “Fe y Alegría”

Camino a Temblador
Temblador es un centro poblado de un poco menos de 40 mil habitantes situado al sureste del estado de Monagas, en Venezuela. Pueblo que creció a la par de un importante campo petrolero. Quizás por ello allí se siente una gran vitalidad económica, a la vez que un aire de campamento temporal sin demasiado orden quizás por la prisa o la falta de atención a eso que llaman ornato.

En julio del 2010 fui a ese pueblo a dictar un taller de educación ambiental para docentes locales.  Hasta ese momento yo tenía muy poca información sobre ese lugar, por lo que no tenía ninguna idea con qué me iba conseguir. Para colmo llegué de noche y mi recibimiento me pareció muy poco propicio: No conseguía donde cenar y el hotel donde debía alojarme quedaba en un sitio que en la oscuridad sonaba inhóspito y poco alentador.

Al amanecer me pasaron recogiendo, y luego de un rápido desayuno, nos dirigimos al sitio donde se realizaría el taller que en este caso sería en una escuela local.

He participado en eventos educativos en muchas partes del país. He visto planteles escolares bastante aceptables y otros no tanto, pero también muchos (quizás demasiados) muy poco propicios para la formación de niños y jóvenes. Desde uno que parecía una cárcel con sus muros grises y sucios y sus rejas que cerraban el acceso a toda ventana y toda puerta, hasta el que sus techos se caían sobre unas aulas de escasos pupitres destartalados, que competían, en penuria, con la fetidez e inmundicia de sus baños.

Escuela “Fe y Alegría” Temblador
Tomado de su cuenta de Facebook
Pero al llegar a la escuela me quedé pasmado. Un amplio terreno con construcciones sencillas pero muy bien mantenidas, hermosos patios llenos de ixoras en flor, carteleras llenas de color y vida, aulas amplias, luminosas y bien ventiladas y mucha gente sonriente y trabajadora. Era el mes de julio, las clases habían terminado, pero decenas de chicos y jóvenes con sus maestros limpiaban, pintaban, arreglaban su colegio como parte de su labor educativa: Había llegado a la escuela de “Fe y Alegría” de Temblador.

Pero lo mejor estaba por llegar. Durante todo el taller nuestros anfitriones: docentes, obreros y personal administrativo derrocharon amabilidad, entusiasmo, ganas de aprender, orgullo por su institución y eso, que ya no está de moda, que antes llamaban mística. A lo largo de todo el día oí historias que hablaban de valores, tenacidad y amor por la enseñanza, por su comunidad, por sus niños y jóvenes.

Era la escuela donde, sí pudiera, cualquiera quisiera tener a sus hijos.

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