En Venezuela tenemos 47 especies y al menos 17 se conoce que son comercializadas (Asmüssen, 2009; Ascanio et al. 2015) a través de una amplia red de tráfico y comercio ilegal que incluye tiendas de mascotas, vendedores ambulantes e internet.
Por esta razón, sumado a la pérdida de hábitats, cerca de un tercio de los loros del mundo están amenazados de extinción (UICN, 2015), aunque algunas especies se reproduzcan en zonas fuera de su distribución original, como en el caso de las guacamayas en Caracas, probablemente todas introducidas (Blanco-Pérez & Miranda, 2019, datos sin publicar).
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Los impactos de los psitácidos introducidos sobre la fauna nativa en #Caracas, se desconoce por la falta de estudios científicos. Pero desde hace tiempo se conocen casos en otros países dónde su presencia ha provocado grandes daños ecológicos, ataques a fauna nativa, pérdidas económicas en cultivos e instalaciones eléctricas (Bucher, 1992; Menchetti et al 2014).
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Por esta razón, las liberaciones o escapes accidentales de fauna no nativa no son recomendables y pueden tener consecuencias graves.
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La extracción, comercio, tenencia y liberaciones de fauna silvestre no es un hecho romántico, no es legal, no es justificable, ni necesario, a menos que se trate de centros de rehabilitación de fauna manejados por Biólogos y Veterinarios de fauna silvestre, dedicados a la reintroducción de individuos a sus habitats naturales. Este trabajo, aún bajo la mirada de expertos, es complicado, muy costoso y no siempre es exitoso. ¿Me ayudas a divulgar?