A mi padre que nació un 26 de enero hace 83 años y que con su austeridad y disciplina marcó mis búsquedas actuales.
Tomé prestado la esencia del título de un imprescindible artículo de Pablo Meira para hablar del porqué la educación ambiental en nuestro país tiene una historia y unas características que la hacen una acción fundamental para poder avanzar hacia un mejor país (1).
Asimismo, me parece interesante y divertido contar esta historia en los días cercanos al 26 de enero, fecha en la cual una parte de las personas e instituciones venezolanas tienen la convicción de la existencia de una “efeméride” relacionada con la educación ambiental (2).
La educación ambiental venezolana: Una historia en cuatro tiempos
Contar la historia de la educación ambiental en Venezuela es recorrer el curso de un río que va creciendo a medida que diferentes tributarios van sumando sus aguas y mezclando colores, olores, químicas y vida, haciéndose ancho y profundo, Pero también encontrando raudales, aguas bravas y cañones que estrechan su cauce.
Este río lo han navegado muchas personas. Ahora que las vemos en retrospectiva, podemos ser críticos, pero también debemos ser respetuosos y agradecidos. Cada etapa tuvo sus razones y sus sinrazones. Pero los que nos precedieron nos trajeron hasta esta playa y ahora podemos mirar hacia adelante con confianza de que la parte difícil del viaje ya pasó.
De la educación para la conservación a la educación ambiental
En los años 40 y 50 del siglo pasado se inició un proceso de transformación frenética en todos los ámbitos del país, desde lo económico hasta lo cultural. En esta situación los recursos naturales comenzaron a ser saqueados con la excusa de que de esta acción surgiría la Venezuela moderna que dejaría atrás el atraso y la pobreza que habían reinado hasta avanzado el siglo XX.
Los naturalistas e intelectuales de esa época vieron este proceso con tremenda preocupación, y consideraron que la única manera de frenar esta catástrofe era educar a la población en la conservación de sus recursos naturales.
Estos pioneros y sus seguidores tomaron las herramientas de su momento: El modelo de gestión ambiental conservacionista y la educación para la ciencia. Pero también creyeron profundamente que había que salir a buscar el país, e ir al encuentro de los paisajes, los seres vivos y las tradiciones culturales que el afán de modernismo estaban dejando atrás.
Continue leyendo el artículo aquí