El cambio climático demanda conocimiento

n 2007, un grupo de cinco venezolanos – María Teresa Martelo, Alicia Villamizar, Luis José Mata, Rafael Rodríguez y Juan Carlos Sánchez- resultó coganador del Premio Nobel de la Paz, por haber integrado el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, la agrupación de expertos creada en 1988 a instancias de la Organización de Naciones Unidas, para evaluar el impacto del calentamiento global. Sánchez, ingeniero, doctor en Ciencias Ambientales del Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Toulouse, Francia, y consultor ambiental de Petróleos de Venezuela, recuerda que estuvo en esa tarea desde 2001 durante siete años.

“Como profesor de la Universidad Central de Venezuela, estar en el panel constituía para mí la oportunidad de interactuar con científicos de los laboratorios más reconocidos del mundo”, recuerda. El trabajo del comité se organiza en tres grandes grupos: “El primero estudia las ciencias del clima planetario y las variaciones que están ocurriendo. El segundo, los impactos sociales, económicos y ecológicos del cambio climá- tico. El tercero aborda las posibles soluciones”.

Sánchez formó parte del tercer grupo, entonces formado por ocho investigadores, y trabajó en dos proyectos, el primero sobre mineralización del dióxido de carbono, que consiste en evaluar las estrategias para convertir el CO2, el principal gas de efecto invernadero, en un mineral só- lido, que pudiera servir como material de construcción, y evitar que se liberara a la atmósfera.

El segundo trataba sobre el almacenamiento geológico del CO2, con la idea consiste en captar el gas e inyectarlo a grandes profundidades. Varias empresas petroleras privadas y estatales se interesaron en esta tecnología e iniciaron las costosas pruebas para optimizar el proceso. A 10 años de este trabajo, existen numerosas instalaciones ya terminadas. “Ofrecí numerosas conferencias en Venezuela acerca de esta alternativa, y me hubiese gustado que nuestra industria petrolera se interesase”, acota Sánchez.

El desafío local.

El experto dice que es lamentable el estado en el que están las instituciones en Venezuela, sobre todo las ambientales, y apunta que el país requiere, precisamente, de institucionalidad para poder contribuir con la causa mundial contra el cambio climático. “El asunto está muy mal cuando oyes declaraciones oficiales que aseguran que se va a hacer una minería ecológica que es imposible. Hay una manipulación por el interés de hacer negocios”, señala.

El gobierno venezolano está en mora con la producción de documentos como los inventarios actualizados de gases de efecto invernadero – el último que se conoce tiene más de diez años-, y las comunicaciones nacionales sobre cambio climático, pues sólo se ha elaborado una, publicada en 2005, indica el biólogo Alejandro Luy, gerente general de la Fundación Tierra Viva. Recuerda que Venezuela firmó el Acuerdo de París contra el cambio climático en diciembre de 2015, que ratificó el año pasado, y allí entregó además un documento en el que detallaba cuáles serían sus contribuciones. “Pero mientras no haya información técnica sobre cuánto gases de efecto invernadero estamos emitiendo y un plan sobre cómo los procesos industriales se van a adaptar esos compromisos, no pasará de ser una lista de buenas intenciones”.

Fuente Diario El Nacional 3 de septiembre de 2017, Edición Aniversaria