A La Bonanza, destino final de los desechos producidos en el área metropolitana de Caracas, podrían quedarle 10 años de vida útil
MAOLIS CASTRO 30 de septiembre 2013
El aire está denso, fétido, las fosas nasales se irritan, hay moscas, nubes de insectos y zamuros revolotean. Afuera, en el relleno sanitario La Bonanza, en Charallave, está una entrada con varios controles de seguridad para recibir cientos de camiones que transportan a diario los desechos de la capital y varias poblaciones del estado Miranda. Hace unos días, por órdenes del Gobierno del Distrito Capital, fue restringido el acceso de personas ajenas al relleno sanitario, de 180 hectáreas de extensión y con miles de toneladas de desperdicios.
Es el lugar de recepción de 20% de los desechos del país. Rafael Schwartz, gerente de operaciones de Cotecnica –empresa administradora de La Bonanza–, asegura que el porcentaje era menor hace 15 años. “En 1998 se recibían 4.000 toneladas de basura al día, pero ahora son 4.500. Esto, sin contar noviembre y diciembre, meses que pueden registrar 5.000 toneladas en 24 horas. No creo que se genere más desperdicios, sino que aumentó la población”, indica.
El año pasado a La Bonanza llegaron 1.519.045 toneladas de desperdicios, equivalentes al peso de 3.452 aviones Boeing 747 Jumbo, cargados a su máxima capacidad. Eran los desechos de más de 4.010.344 habitantes distribuidos en Caracas y los municipios del estado Miranda: Sucre, El Hatillo, Chacao, Baruta, Paz Castillo, Simón Bolívar, Rafael Urdaneta, Tomás Lander, Independencia, Cristóbal Rojas y la población de Paracotos. Alejandro Luy, director de la Fundación Tierra Viva, señala que entre 800 gramos y 1,2 kilos de desperdicios son generados por persona a diario en el país. Son números que se respaldan en un estudio publicado por el Instituto Nacional de Estadística, en 2010. De acuerdo con las cifras del organismo oficial, hubo un aumento de 24.814 a 30.942 entre 2006 y 2009. “No se trata solamente del crecimiento de la población, sino de las pocas medidas para reducir la producción de basura o aprovecharla”, agrega Luy. En Suecia se importa desechos. En el país europeo se usa 96% de los desperdicios para reciclarlos y convertirlos en recursos generadores de energía. Pero el ejemplo es un sueño lejano en La Bonanza. Schwartz añade que sólo 2% de la basura del relleno sanitario podría ser reutilizada: “La separación de los desechos no es fácil porque viene mezclado. Además, legalmente, a los sitios de disposición final de la basura no les corresponde hacer labores de reciclaje”.
Adentro, en La Bonanza, el relieve del terreno es marcado por los desperdicios. Latas, bolsas, papeles, piezas de artefactos, botellas de vidrios o plásticas, escombros, baterías, juguetes, alimentos descompuestos: un universo de desechos. Sobre las montañas de basura hay hombres, maquinarías pesadas, una constante movilización durante el día. Libertador, seguido del municipio Sucre, es el líder en producción de desperdicios en el área metropolitana de Caracas. El 31 de diciembre de 2011, la ciudad registró un récord: 200.000 toneladas adicionales a las recogidas en 2010. El alcalde Jorge Rodríguez anunció la cifra con asombro: “Lo natural es que recojamos 2.600 toneladas al día y en el mes de diciembre estuvimos siempre por encima de las 3.500 toneladas de basura”.
El peso del reloj. Un informe de la Red de Organizaciones Ambientales de Venezuela, publicado en mayo de 2011, indica que la situación de la generación de desechos es más crítica al considerar que la vida útil de los sitios de disposición final, entre 15 y 20 años, se ha extralimitado en muchos casos. A la Bonanza, inaugurada en 1981, le queda más de una década, según Schwartz. “Todo depende del manejo que se haga. Por eso, es difícil determinar cuánto le resta con exactitud. A la empresa Cotecnica se le vence el contrato en 2018, pero el Gobierno del Distrito Capital –que regenta el terreno– podría ir a un proceso de licitación para otorgarnos nuevamente el espacio o considerar otras opciones. Una manera de alargar el tiempo de vida útil puede ser considerando medidas de reducción o reciclaje de la basura”, sugiere.
Alternativas contra residuos
Los rellenos sanitarios son las últimas alternativas en la gestión de residuos. José Herrera, ingeniero especialista en gestión de desechos, asegura que ante la falta de sistemas de tratamiento de la basura se ha optado por el vertido. “El desafío de La Bonanza, en este caso, es que se logre controlar de forma eficiente, sin alterar el equilibrio ecológico”, explicó.
El experto considera que en la capital se debe efectuar una planificación integral. “Caracas debe preguntarse: ¿qué quiere hacer con su basura? Si queremos que La Bonanza dure más tiempo, entonces deben generarse menos desperdicios. Es necesario que las legislaciones sean más restrictivas y que la gestión de los desechos sea una política de Estado”.
En algunos países se cobra una tasa por el vertido y tratamiento para residuos sólidos. Los ciudadanos pagan, por ejemplo, por ciertos desechos producidos. “Es un gravamen por la actividad contaminante. Su implementación ha sido exitosa en muchas ciudades. Sin embargo, hay un sinfín de opciones que podrían aligerar la carga de La Bonanza”, agregó.
Otras ciudades, como Spittelau, en Viena (capital de Austria), se valen de plantas de incineración de los residuos. “Venezuela debe buscar alternativas acordes con su situación. Los desechos se producen siempre, es una situación universal. Solamente tenemos que evaluar opciones para atacar este problema”, concluyó.
Fuente: El Nacional
http://www.el-nacional.com/caracas/Desperdicios-capital-compactan-hectareas_0_272972775.html