Consideraciones para una estrategia ambiental en Venezuela. Juan Carlos Sánchez M.

Nota inicial del autor El propósito del documento es orientar la recuperación de la gestión ambiental pública en el país.

Introducción 

Venezuela es un país que posee una extraordinaria abundancia de recursos naturales, en efecto, se encuentra entre los diez primeros países con mayor diversidad biológica del mundo y el sexto lugar en América Latina, se estima que alrededor del 80% del territorio,  unas 75 millones de hectáreas, está cubierto por vegetación de las cuales 47 millones corresponden a vegetación arbórea; sus reservas de agua dulce comprenden más de un millar de ríos, 2.500 lagunas, dos lagos importantes: Lago de Maracaibo y Lago de Valencia y unas reservas de aguas subterráneas que totalizan 7,5 billones de metros cúbicos. 23% del territorio nacional es apto para la actividad agrícola y 58% para las actividades pecuarias y forestales.

Los recursos energéticos también son abundantes, sus reservas de petróleo y gas están entre las más importantes del mundo, su potencial hidroeléctrico es elevado, sus yacimientos de carbón son significativos, pero a su vez, tanto los sitios de aprovechamiento de las fuentes eólicas, en la costa y los llanos, como de la energía solar, en casi todo el país, están disponibles prácticamente todo el año.

Sin embargo, en términos generales la sociedad venezolana es poco consciente de la gran importancia de sus recursos naturales renovables para la satisfacción de sus necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud, energía, etc., para la diversificación económica, y también de su disfrute y recreación. Esto se puede constatar en la falta de atención preventiva y de cuidados que da origen a los múltiples y diversos impactos ambientales ocasionados tanto por las actividades industriales, principalmente la minería, y la explotación petrolera, como también en los medios urbanos donde es común observar problemas en la gestión de los residuos sólidos, de los servicios de agua potable y saneamiento, y de la calidad del aire en las principales ciudades, afectada por las emisiones del tránsito automotor y por emisiones industriales.

La sociedad venezolana tampoco es consciente de la amenaza del cambio climático. La Primera Comunicación en Cambio Climático de Venezuela, concluyó que el clima futuro más plausible para el país será más seco y caluroso que el actual, aumentará el riesgo de sequías e incendios forestales, el área  bajo riesgo climático de desertificación se expandirá de 39% del territorio actual a 47% hacia el 2060, habrán más riesgos de inundaciones y deslizamientos de tierras por las lluvias intensas, sequias más prolongadas que harán que la capacidad de recuperación estacional de los embalses disminuya, aumentando los conflictos por uso del agua. Es probable que los cambios en el caudal de los ríos alteren negativamente la calidad del agua. La producción de varios rubros agrícolas se verá afectada y puede incrementarse el número de casos de enfermedades gastrointestinales, así como de enfermedades infecciosas como el dengue, la malaria y otras.

Es necesario fortalecer la educación y la divulgación ambiental en Venezuela, de manera tal que fomente los conocimientos, actitudes, comportamientos y hábitos de la población frente al ambiente, hasta conseguir un cambio de la concepción que se tiene de la naturaleza y dejar de verla como un elemento pasivo que se regenera automáticamente en toda circunstancia. Hoy sabemos que la naturaleza no es un bien infinito que siempre estará disponible para satisfacer las exigencias, muchas veces irracionales, del ser humano. Este cambio debe producirse mediante una concepción que considere a la naturaleza como un elemento activo, fundamental para la vida humana, que responde y reacciona ante su intervención por las personas. La educación ambiental debe enseñar a interpretar y analizar esas reacciones de la naturaleza, a reconocer que el entorno natural tiene una capacidad limitada de regeneración y que muchos de sus elementos, al ser utilizados irracionalmente por el ser humano, se convierten en recursos finitos que al agotarse privará de sus beneficios a las generaciones futuras. Así mismo, la sociedad venezolana debe conocer mejor la amenaza del cambio climático y las opciones posibles que existen para mitigarlo y para adaptarse a sus consecuencias.

En este documento se proponen varias consideraciones que deberían ser tenidas en cuenta  para la elaboración de una estrategia ambiental en Venezuela de carácter transversal al desarrollo al que aspira el país. El propósito es lograr que dicho desarrollo equilibre las actividades productivas y la actitud ciudadana con la conservación de sus recursos naturales, considerados como un activo estratégico para la Nación.

Descargue el documento