En el contexto actual, la prioridad es la salud y la seguridad de las personas, por lo que la postergación de la COP 26 no resulta extraño. Sin embargo, es evidente que la crisis sanitaria está alojada en una crisis ecológica mayor y que las comunidades más vulnerables son impactadas con más fuerza por ambas crisis. Cuando la crisis sanitaria se reduzca, la crisis climática nos recordará con fuerza que sigue presente y haciendo estragos en América Latina yen el mundo.
Por tanto, mientras se atiende la crisis generada por el Covid19, la agenda climática debe no solo seguir su curso sino también acelerarse e impedir a los grandes contaminantes aprovechar este momento para flexibilizar regulaciones ambientales. Dicho escenario podría agudizarse durante la reactivación económica, si es que la agenda climática no es más fuerte, rigurosa e intransable.
Necesitamos que la emergencia climática sea vista con la misma seriedad e ímpetu que la crisis sanitaria que atravesamos. Al tiempo en que vemos cuán frágil e injusto es nuestro modelo de desarrollo, esta pandemia nos está enseñando que es posible adoptar medidas para llevar una forma de vida más baja en carbono, que podemos ser solidarios y que, si existe voluntad política, es posible movilizar grandes cantidades de dinero y realizar intervenciones estatales fuertes sobre la base de la justicia y equidad social.
Desde ese espíritu de solidaridad y cooperación debemos trabajar en conjunto para que los compromisos climáticos establecidos en las NDC sean implementados y fortalecidos, desafío que debemos asumir con creatividad, voluntad y energía, y en garantía de los derechos humanos y de la naturaleza, aun al margen de la postergación de la COP26.
Las estrategias de reactivación económica post crisis deben ejecutarse en fuerte vínculo con las NDC para impedir un aumento de la temperatura global por sobre 1.5°C y limitar los impactos del cambio climático. En América Latina ello implica la protección de los ecosistemas, y formas de vida de nuestras comunidades y pueblos originarios. Un futuro sostenible nos hará más resilientes.
Red de Acción Climática de América Latina – CANLA
CAN-LA es el nodo regional de Climate Action Network (CAN) para América Latina y el Caribe . La componen más de treinta organizaciones de toda la región que trabajan los efectos del cambio climático.
Fundación Tierra Viva es miembro de esta Red desde 2019.