En los llanos de Venezuela encontramos especies de fauna y flora muy particulares que definen claramente a esta rica región de nuestro país. La existencia de dos estaciones bien marcadas de verano e invierno, en las que el llano pasa de secos y polvorientos paisajes a anegados parajes rebosantes de vida es una condición en esta zona.
Una de las especies más representativas del llano y de Venezuela es el caimán del Orinoco (Crocodylus intermedius), un imponente reptil que se encuentra exclusivamente en la cuenca del padre río, incluyendo algunas zonas del llano colombiano.
Con una impresionante talla de hasta 7 metros de longitud en su reporte máximo, este caimán es el más grande del neotrópico y uno de los más grandes del mundo. Las hembras, que suelen ser un poco más pequeñas, generalmente entre 2,8 y 3,5 metros, ponen sus huevos en las playas de arena a las orillas de los ríos entre los meses de enero y marzo. Una vez se desarrollan las crías, emergen del cascarón con la ayuda de su madre, que las vigila celosamente durante la primera etapa de su vida, en la cual son altamente vulnerables de convertirse en la presa de peces, garzas e incluso otros caimanes.
En sus crónicas del siglo XIX, Alexander Von Humboldt contaba sobre el caimán del Orinoco que “se han multiplicado de tal manera estos reptiles monstruosos que a todo lo largo del río hemos tenido a la vista, casi a cada instante, cinco o seis de ellos. Comenzaba sin embargo a notarse apenas la crecida del río Apure y centenares se encontraban por consiguiente sepultados todavía en el lodo”. Sin embargo, debido al desmedido e irracional aprovechamiento que se hizo de esta especie desde 1929, las poblaciones del caimán se encuentran severamente diezmadas. Se estima que solo en San Fernando de Apure comercializaron más de un millón de pieles en los primeros 10 años de explotación. Según el investigador Rafael Antelo, entre 1931 y 1934 solo de uno de los puntos de acopio se llegaron a comercializar entre 3.000 y 4.000 pieles diarias, lo que ha llevado a esta especie a estar hoy en día al borde de la extinción. Este investigador estima que la población actual de caimanes en Venezuela está alrededor de 1.500 ejemplares, lo que supondría una disminución de 99% desde que se inició su explotación.
Por feroces y despiadados que puedan parecer, los caimanes no incluyen a los humanos en su dieta, ellos se alimentan principalmente de peces, aves y algunos mamíferos que pueden atrapar en las cercanías del río.
Su presencia es vital para el balance de los ecosistemas, ya que tienen un rol de controladores de las poblaciones de sus presas. Además, el caimán es parte fundamental de la cultura llanera y está presente en diferentes expresiones folklóricas desde la música, la pintura, la escultura y en el imaginario del veguero. Por eso su conservación debe ser una labor compartida por todos y algunas organizaciones como Fudeci (fudeci.org.ve) han adelantado proyectos importantes para proteger esta especie y garantizar su supervivencia, así como el MinAmb.
El caimán del Orinoco se encuentra en nuestra tierra, es tan venezolano como nosotros y es una responsabilidad de los venezolanos garantizar que su grandeza y majestuosidad siga presente en nuestro país.
Drai Cabello
Asoc. Civil para la Conservación de la Biodiversidad Venezolana
@ConBiVe
www.ConBiVe.org
Fuente: Especies Venezolanas Amenazadas. www.wikiEVA.org.ve – PROVITA.