En 2012, Fundación Tierra Viva junto a Botiquería empezó a “evangelizar” acerca del problema de las bolsas plásticas, su impacto ambiental, social y económico, y las acciones que a nivel mundial se estaban tomando para reducir el consumo de las mismas. Legislación nacional o local, acciones ejecutivas, acuerdos entre sector público y privado, orientadas al pago de impuesto a las bolsas, la prohibición de bolsas plásticas y sus sustitución por biodegradables, campañas educativas y promoción de bolsas ecológicas, fueron algunas de las experiencias encontradas, desde Estados Unidos hasta Bangladesh, desde Francia a Chile, Colombia, Panamá, China, Italia, Irlanda, Inglaterra, Corea del Sur, Escocia, Dinamarca, Gales, Uganda, Gabón, Etiopía, Tanzania, Kenia, Sudáfrica, Marruecos, Botswana, Ghana, Togo, Congo, Eritrea, Mauritania, Malí, Argelia, entre otros.
Carole Excell en su artículo 127 Countries Now Regulate Plastic Bags. Why Aren’t We Seeing Less Pollution? hace referencia a un reciente informe de Naciones Unidas Ambiente y el World Resources Institute que señala que de 192 países evaluados en al menos 127 han aplicado legislación para regular las bolsas plásticas hasta julio de 2018.
Frente al gran problema mundial que representa el plástico eso suena a buenas noticias. Tengamos presentes algunas cifras:
- Cada año cerca de 8 millones de toneladas métricas de plastico terminan en los oceános, que al incorporarse en la cadena alimenticia amenazan la salud humana.
- Las empresas producen un estimado de 5 trillones de bolsas plásticas al año. En numeros esto se ve así: 5.000.000.000.000, un 5 seguido de nueve ceros. Unas 714 bolsas por cada habitante del planeta.
- Según la Organización de Naciones Unidas, el plástico mata a un millón de aves y más de 100 mil especies cada año, y advierte que para el 2050, habría más plástico que peces en el mar, y el 99% de las aves marinas habrían ingerido plástico
A pesar del esfuerzo de las regulaciones, el artículo señala que el incremento de las regulaciones la contaminación por plástico se mantiene con un problema de escala mundial, y explica los 5 motivos de ello:
1) La mayoría de los países no regulan el plástico en todo su ciclo de vida, desde la manufactura y producción, uso y distribución. Solo 55 países consideran esta situación.
2) 88 países están a favor de prohibiciones parciales y no totales. La composición de las bolsas o el grosor de las mismas, establecen alternativas frente a la prohibición total.
3) En la práctica, ningún país restringe la manufacturación / producción de bolsas. Solo Cabo Verde cuenta con una resolución de ese tipo y por ello desde 2016 solo bolsas biodegradables o compostables están permitidas.
4) Las exenciones son numerosas. En 25 de los 91 países donde hay prohibición a las bolsas plásticas, existen condiciones donde no se aplica la norma.
5) Los incentivos no ofrecen alternativas a las bolsas plásticas de un solo uso. Solo 16 países tienen reglas referidas al uso de bolsas reusables o alternativas al plástico.
Lo anterior hace visible la necesidad de lo que algunos países como Australia e India están realizando, como son regulaciones bajo criterios de Responsabilidad Extendida de los Productores que contempla el manejo de los impactos por parte de las empresas en todos los estados: producción, distribución,uso, re-utilización, reciclaje, reprocesamiento y disposición.
¿Y en Venezuela?
En la práctica las bolsas plásticas en específico y los plásticos en general y sus efectos ambientales, económicos y sociales no es un tema relevante ni para la sociedad ni para las autoridades.
Como comenté al inicio, desde 1992 Fundación Tierra Viva y Botiquería se dedicaron al tema promoviendo el conocimiento y educación en torno al tema a través de distintas vías a fin de promover acciones ciudadanas y en las cadenas de farmacias y supermercados.
La dimensión del problema se puede evidenciar en los resultados de las jornadas del Día Mundial de Playas, que en Venezuela coordina FUDENA donde por años varios consecutivos tapas, envases, botellas, bolsas, y otros artículos de plástico encabezan la lista de desechos.
Como estrategia, por muchos años algunos comercios se dedicaron a vender – usando mínima promoción y sin “enamorar” a los clientes – bolsas ecológicas. Más recientemente y por motivos ecológicos lo que abundan son los comercios que decidieron cobrar las bolsas a los clientes, lo cual ha generado no poco rechazo que se puede atribuir a carencia de información y a lo tardío de la decisión. El ciudadano acostumbrado al “servicio de la bolsa de plástico gratis” sabe que la decisión no es ecológica, y si le agrega que además no tiene conocimiento de los problemas ambientales asociados, naturalmente se manifiesta molesto.
En el ámbito gubernamental, en las investigaciones realizadas encontramos que solo en 3 municipios se dio una discusión o se redactó una ordenanza sobre bolsas plásticas. Solo una sobre bolsas oxodegradables en Carirubana se aplicó, pero imagino que hoy ninguna está vigente.
Tampoco existen leyes o decisiones ejecutivas de Ministerios, Gobernaciones o Institutos autónomos que aborden el problema de las bolsas plásticas. Acciones tan sencillas como prohibir las bolsas plásticas en parques nacionales o de recreación, o desarrollar campañas educativas para reducir su consumo y promover las bolsas ecológicas, pueden ayudar, aunque sean insuficientes.
Mientras tanto, las organizaciones civiles privadas y los ciudadanos debemos seguir actuando y hacer lo que hay que hacer, porque una regulación no es todo, y es menos si ella no existe.
Alejandro Luy
19 de mayo de 2019