La práctica de cazar ballenas es una actividad que se remonta al año 3000 a. C., que en sus inicios se limitaba a la captura de animales varados en la costa para aprovechar su carne, grasa y otras partes del cuerpo. Para el año 1610, debido a la creciente demanda de sus productos como el aceite, para hacer velas, jabones, lubricantes y cosméticos, se industrializa esta actividad. Con la industrialización de la cacería llegó una problemática, y fue el drástico descenso en las poblaciones de cetáceos barbados, en adelante ballenas. Es por ello, que en 1946 las naciones balleneras (países que practican la cacería) se reunieron para firmar la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas (ICRW, siglas en inglés), la cual creó en 1948 su órgano ejecutivo, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) cuya función principal era regular la actividad y monitorear las poblaciones objeto de cacería. Para el año 1986 la CBI, promulgó la prohibición de la cacería comercial, permitiendo solo la cacería ejercida por las comunidades indígenas, conocida también como de subsistencia.
Muchos creerán que con la prohibición de caza comercial las ballenas están protegidas de forma permanente. En realidad esto no es así, porque en primer lugar el acuerdo de prohibición contempla es: diseñar un sistema de manejo de la caza comercial, monitorear los resultados, recuperar poblaciones de ballenas en peligro de extinción y determinar el tamaño de las poblaciones. En segundo lugar, porque dicho acuerdo contiene vacíos legales que permiten la captura bajo una « objeción » o por «motivos de investigación científica ». Países balleneros como Islandia, Japón y Noruega son algunos de los que utilizan estos artilugios jurídicos para continuar con sus prácticas.
En la actualidad se desconoce el número real de ballenas cazadas durante el siglo XX, algunas cifras son conservadoras mientras que otras son alarmantes. Se estima que casi 3 millones, pertenecientes a 9 especies, han muerto desde el inicio de la cacería como practica industrial. Esto equivale al 70 % de reducción de la población mundial de ballenas. Entre las especies afectadas se encuentran la ballena sei (Balaenoptera borealis), ballena sardinera (Balaenoptera edeni), rorcual común (Balaenoptera physalus), ballena azul (Balaenoptera musculus), ballena minke (Balaenoptera acutorostrata), ballena jorobada (Megaptera novaeangliae), ballena franca del norte (Eubalaena glacialis) ballena gris (Eschrichtius robustus), y otros cetáceos como el cachalote (Physeter macrocephalus).
Lo inverosímil no son las estadísticas de cacería, sino el hecho de todas las especies están protegidas por algún acuerdo o convención (conjunto de normas o reglas adoptadas por los países y que regulan alguna actividad). En tal sentido, al revisar la Lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) encontramos que 4 de las 9 especies cazadas están en peligro de extinción, 2 con data insuficiente, 1 vulnerable y 2 con preocupación menor.
Si por otro lado, se examina la lista de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES siglas en inglés), se tiene a 8 especies con prohibición de comercialización y 1 con comercio sujeto a control. Por último, pero no menos importante, todas las especies de ballenas explotadas son migratorias.
Entendiendo la situación actual de las ballenas, la interrogante que surge es ¿Por qué hay países que insisten en cazarlas? No hay una sola respuesta. Algunos como Japón e Islandia afirman que pertenece a su cultura, otros como Dinamarca exponen que es por subsistencia. Podríamos decir que ambos son argumentos válidos, pero que caen por su propio peso cuando revisamos su comportamiento y como utilizan lagunas legales para esconder la cacería comercial.
Ante el panorama presentado, ¿Qué hacer?, podemos enumerar tres recomendaciones:
- Prohibir la caza a nivel mundial, el comercio internacional con partes o productos y corregir todos los vacíos legales. Estas acciones se vienen adelantando por parte de numerosas organizaciones no gubernamentales como Whale and Dolphin Conservation, International Fund for Animal Welfare y Greenpeace), además de las naciones interesadas en la conservación de las ballenas. Hay que resaltar que los cetáceos no conocen de fronteras ni nacionalidades, por tal motivo, la unión de los esfuerzos puede generar un cambio definitivo.
- Incentivar a los estados miembros de la comisión ballenera, que realizan la caza, a implementar prácticas no letales. Hoy en día, valen más vivas que muertas. El turismo de avistamiento de cetáceos es un negocio rentable que aporta beneficios no solo a quienes lo practican sino al entorno indirecto.
- Impulsar el ingreso de mayor número de naciones a la Comisión Ballenera Internacional a fin de sumar voluntades en favor de la protección de los ancianos del mar. En el caso de Venezuela, se trata de luchar por su reingreso. Nuestro país fue miembro activo hasta finales de los años 1990 y posteriormente abandonó el organismo. La participación activa en esta comisión permitiría reforzar el bloque latinoamericano de paises, completando la representatividad de la región.
Finalmente como dice la frase «Se quiere lo que se conoce y se cuida lo que se quiere», pues entonces debemos conocer mejor a nuestros mamíferos marinos y no seguir indiferentes e indolentes ante su extinción.
Referencias consultadas
Centre of marine mammals research Leviathan. (15 de abril de 2017). Antecedentes históricos de la caza de ballenas. Recuperado de http://cmmrleviathan.org/conservacion_whaling_hist.htm.
Centre of marine mammals research Leviathan. (15 de abril de 2017). La consecuencia de la caza de ballenas. Recuperado de http://cmmrleviathan.org/conservacion_whaling_impact.htm.
Reilly, S., Bannister, J., Best, P., Brown, M., Brownell , R., Butterworth, D., Clapham, P., Cooke, J., Donovan, G., Urbán, J. y Zerbini, A. 2013. Balaenoptera physalus. IUCN Lista roja de species amenazadas 2013: e.T2478A44210520. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2013-1.RLTS.T2478A44210520.en. Recuperado el 13 abril de 2017.
Reilly, S.B., Bannister, J.L., Best, P.B., Brown, M., Brownell Jr., R.L., Butterworth, D.S., Clapham, P.J., Cooke, J., Donovan, G.P., Urbán, J. y Zerbini, A.N. 2008. Balaenoptera edeni. IUCN Lista roja de species amenazadas 2008: e.T2476A9445502. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2008.RLTS.T2476A9445502.en.
Recuperado el 16 abril de 2017.
Reilly, S.B., Bannister, J.L., Best, P.B., Brown, M., Brownell Jr., R.L., Butterworth, D.S., Clapham, P.J., Cooke, J., Donovan, G.P., Urbán, J. y Zerbini, A.N. 2008. Megaptera novaeangliae. IUCN Lista roja de species amenazadas 2008: e.T13006A3405371. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2008.RLTS.T13006A3405371.en.
Recuperado el 16 abril de 2017.
Reilly, S.B., Bannister, J.L., Best, P.B., Brown, M., Brownell Jr., R.L., Butterworth, D.S., Clapham, P.J., Cooke, J., Donovan, G., Urbán, J. y Zerbini, A.N. 2012. Eubalaena glacialis. IUCN Lista roja de species amenazadas 2012: e.T41712A17084065. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2012.RLTS.T41712A17084065.en.
Recuperado el 16 abril de 2017.
Reilly, S.B., Bannister, J.L., Best, P.B., Brown, M., Brownell Jr., R.L., Butterworth, D.S., Clapham, P.J., Cooke, J., Donovan, G.P., Urbán, J. y Zerbini, A.N. 2008. Balaenoptera borealis. IUCN Lista roja de species amenazadas 2008: e.T2475A9445100. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2008.RLTS.T2475A9445100.en.
Recuperado el 16 abril de 2017.
Reilly, S.B., Bannister, J.L., Best, P.B., Brown, M., Brownell Jr., R.L., Butterworth, D.S., Clapham, P.J., Cooke, J., Donovan, G.P., Urbán, J. y Zerbini, A.N. 2008. Eschrichtius robustus. IUCN Lista roja de species amenazadas 2008: e.T8097A12885255. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2008.RLTS.T8097A12885255.en.
Recuperado el 18 abril de 2017.
Reilly, S., Bannister, J., Best, P., Brown, M., Brownell, R., Butterworth, D., Clapham, P., Cooke, J., Donovan, G.,Urbán, J. y Zerbini, A. 2008. Megaptera novaeangliae. IUCN Lista roja de species amenazadas 2008: e.T13006A3405371. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2008.RLTS.T13006A3405371.en.
Recuperado el 18 abril de 2017.
Taylor, B., Baird, R., Barlow, J., Dawson, S., Ford, J., Mead, J., Notarbartolo di Sciara, G., Wade, P. y Pitman, R. 2008. Physeter macrocephalus. IUCN Lista roja de species amenazadas 2008: e.T41755A10554884. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2008.RLTS.T41755A10554884.en. Recuperado el 18 abril de 2017.
Thomas, P., Reeves, R., y Brownell, R. (2015). Status of the world’s baleen whales. Marine mammals science, 32 (2), 682-734 páginas.
Rocha, R., Clapham, P. y Ivashchenko, Y. (2015). Emptying the oceans: a summary of industrial whaling catches in the 20th century Marine Fisheries Review, 76 (4). 37-48 páginas.
Whales and dolphins conservation. 2014. Whale for sale the global trade in dead whales. Recuperado de https://uk.whales.org/sites/default/files/whale-for-sale.pdf
World Wildlife Fund. 2010. Save the whale save the southern ocean. Recuperado de http://wwf.panda.org/wwf_news/?193792/Save-the-Whale-Save-the-Southern-Ocean
Wikipedia. (12 de abril de 2017). Caza de ballenas. https://es.wikipedia.org/wiki/Caza_de_ballenas
http://www.cms.int/es
https://www.cites.org/esp/app/appendices.php