Balance ambiental 2016: A los problemas de basura, agua y deforestación se sumó el arco minero del Orinoco

VANESSA DAVIES
Martes, 27 de Diciembre de 2016 a las 5:55 p.m.

El conflicto de poderes entre el Ejecutivo y la AN también ha tenido y tendrá consecuencias ambientales, subraya Alejandro Luy, gerente de la organización Tierra Viva. El Gobierno no ha ratificado el Acuerdo de París contra el cambio climático

 

El balance ambiental del año 2016 que puede hacer Alejandro Luy, gerente general de la organización Tierra Viva, no es el más esperanzador. El recuento de lo sucedido este año es negativo, porque “los problemas ambientales que venimos cargando se mantienen” y se les añade otro enorme: la declaratoria del arco minero del Orinoco.

El manejo de los residuos sólidos, el agua y la deforestación son, a criterio de Luy, las grandes fallas ambientales que arrastra Venezuela. Todos ellos dispararon más conflictividad social en 2016 y lo seguirán haciendo en 2017, porque si no se resuelven, crean malestar en la población y alientan las protestas.

Muchos residuos, pocos rellenos

“Aún hay serios problemas para la recolección y buena disposición en los rellenos sanitarios. Para empezar, no hay rellenos sanitarios, sino botaderos de basura”, porque las alcaldías no han tenido capacidad para cumplir con las adecuaciones necesarias. Para verlo, basta acercarse, indica Luy, a la estación de transferencia de Las Mayas, ubicada a la salida de Caracas y en manos de la alcaldía del municipio Libertador.

El país tiene una ley, aprobada en el año 2011, que debía estar acompañada por un plan nacional de gestión de residuos sólidos y por un comité nacional, pero “no existe plan ni comité”.

Agua: no toda ni como debe ser

Aun cuando “este año ha llovido más que el anterior”, la realidad es que la cantidad y la calidad del agua “siguen siendo temas pendientes”, señala el ambientalista. “Puede ser que más de 90% de las casas tengan una tubería, pero eso no quiere decir que esté garantizada el agua”, subraya. Lo que sucede en Chacao desde el año 2014 es emblemático, pero también lo es lo que sucede en el estado Vargas.

De la calidad del agua se sabe, oficialmente, muy poco, pero la queja de la ciudadanía es permanente: huele mal, es de color marrón, “viene con tierra”. “Hay una prohibición expresa de la Fiscalía de informar, porque solo puede ofrecer información el Ministerio de Ecosocialismo, pero la gente sabe que el agua viene turbia, con olores y con exceso de cloro que causa picazón y urticaria en la piel”, describe Luy.

“No sabemos qué agua estamos usando, qué agua estamos consumiendo”, advierte. Esto ocurre a pesar de que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dio préstamos al país “cuyo nivel de ejecución fue muy bajo, como si no hubiésemos necesitado ese dinero”.

Y encima, deforestamos

Los estudios realizados en la cuenca amazónica demuestran “que Venezuela tiene la más alta tasa de deforestación de la región”. En otras palabras, “somos los que estamos deforestando más, como consecuencia de la minería ilegal, que es otra de las grandes situaciones que no se ha revertido y que afecta áreas protegidas en los estados Amazonas y Bolívar”.

Si el hecho de acabar con la superficie verde no es suficientemente conmovedor, debería serlo el peligro de que el río Caroní no pueda seguir produciendo la electricidad que el país precisa.

“Este año llovió más, pero el nivel del embalse de Guri no llegó al máximo. Puede ser que la pérdida de cobertura boscosa incida en que el Guri no se llene”, plantea Luy.

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