Las aves playeras en Venezuela. Sandra Giner

Las aves playeras, también conocidas como chorlitos, correlimos y aves de orilla, comprenden un grupo de familias que pertenecen al Orden Charadriiformes. Son aves asociadas con humedales (lagunas, deltas, albuferas, playas, sabanas y pastizales inundables) de aguas someras. Muchas de ellas con patas y picos proporcionalmente largos, que se alimentan de invertebrados presentes dentro o sobre los sedimentos arenosos y/o fangosos de estos ambientes.

Su plumaje presenta un patrón de colores poco llamativo, predominan tonos de marrón, gris y beige, con blanco y negro. Además, estas aves mudan sus plumas a lo largo del ciclo anual, presentando dos patrones del plumaje, uno de invierno o básico y otro alterno o reproductivo. Estos patrones de coloración ocasionan que los individuos se confundan con el sustrato por donde se desplazan, lo que dificulta su observación y ocasiona que muchas veces pasen desapercibidos para los humanos, quienes sólo los detectan cuando las aves levantan el vuelo.

Se encuentran por todo el planeta y la mayoría son especies migratorias, que se reproducen al norte del hemisferio norte, desde donde se desplazan hacia otras localidades muy distantes, por lo general, en el hemisferio sur, durante el período no reproductivo, para después retornar a los sitios de reproducción. En el hemisferio occidental los sitios de reproducción de muchas de estas aves están en el ártico, donde se reproducen a comienzos del verano, y a finales de esta estación y durante el otoño comienzan a migrar hacia el sur, alcanzando los sitios de invernada, en el continente suramericano, llegando algunas especies al extremo más sur, en Tierra del Fuego. Algunas de estas aves llegan a desplazarse 30.000 km todos los años, en sus viajes de ida y vuelta entre los terrenos de reproducción y los de invernada. Esa extensión recorrida anualmente se conoce como la ruta migratoria.

La grasa, su combustible

Durante las migraciones las aves playeras recorren grandes distancias en corto tiempo. Este esfuerzo físico demanda un alto consumo de energía, la cual es almacenada en forma de grasa en diferentes partes del cuerpo de las aves. Durante estos recorridos deben reponer con frecuencia la energía consumida para continuar el viaje, deteniéndose a lo largo de la ruta migratoria para alimentarse y recuperar las reservas de grasa. Estos sitios se conocen como “sitios de parada” y se localizan en humedales someros de diversos tipos, salados o salobres, como las lagunas costeras, las playas con planicies intermareales, las salinas y pantanos salobres, las playas de ríos, orillas de lagunas y lagos, pastizales y sabanas inundables, entre otros.

Una vez que las aves playeras migratorias llegan a estos sitios de parada, permanecen entre 3 y 15 días alimentándose de invertebrados tales como larvas y adultos de insectos, gusanos poliquetos u oligoquetos, bivalvos, caracoles, crustáceos de diverso tipo como cangrejos, camarones, anfípodos y ostrácodos, entre otros, presenten en los sedimentos. Durante este tiempo almacenan la grasa necesaria para continuar el viaje hasta el siguiente sitio de parada o los terrenos de invernada o de reproducción, y pueden engordar hasta alcanzar el doble de su peso inicial.

Durante los períodos de llegada de las aves playeras migratorias a los sitios de parada, se concentran grandes grupos de una o varias especies, las cuales pueden observarse alimentándose, generalmente, en la orilla de los humedales donde la profundidad de la lámina de agua no es muy grande. Se distribuyen a lo largo de la orilla según sus tamaños, así las aves más pequeñas y con patas más cortas, generalmente se observan donde el sustrato está húmedo o con una lámina de agua muy reducida, mientras que las más grandes se observarán a profundidades un poco mayores.

Visitantes y residentes

En Venezuela, hay 45 especies de aves playeras, de las cuales 31 son migratorias hemisféricas, 14 son residentes o tiene poblaciones residentes, o realizan migraciones locales. En el país las especies migratorias pueden observarse entre los meses de agosto y mayo, generalmente, con las mayores abundancias en los meses de marzo y abril (migración de primavera) y de octubre y noviembre (migración de otoño) y, en algunas localidades, pueden observarse durante los meses que corresponden a la invernada (diciembre y enero). Mientras que las especies residentes, que se desplazan entre los sitios de reproducción y los no reproductivos, realizan movimientos asociados con las estaciones de inundación y sequia, de las zonas costeras y las zonas continentales, como los llanos y las playas de los ríos en la cuenca del río Orinoco.

Durante la llegada de las especies migratorias pueden observarse grandes grupos de aves playeras en zonas costeras de las Lagunas de Unare y Píritu en el estado Anzoátegui, la Laguna de Chacopata en el estado Sucre, en las playas de Delta del Orinoco, las albuferas de Cuare, la ciénaga de San Juan de los Cayos, las salinas de Sauca y la Laguna de Boca de Caño en el estado Falcón, y la Laguna de los Olivitos y las playas de Caimarechico en el estado Zulia.  Por otra parte, en la región insular se observan en la laguna de La Restinga y en Punta de Mangle en el estado Nueva Esparta, así como en los cayos del Archipiélago de Los Roques y varias Dependencias Federales, mientras que en la cuenca del Orinoco pueden observarse en zonas llaneras como los cultivos de arroz, en los estados Portuguesa y Guárico y  en las sabanas inundables en los llanos del estado Apure, y en las playas y barras de arena de los ríos. Entre las especies migratorias que llegan con grandes abundancias se encuentran el Playerito semipalmeado (Calidris pusilla), el Playerito menudo (C. minutilla), el Playero occidental (C. mauri) y los Tigüi tigüe patas amarillas (Tringa flavipes y T. melanoleuca).

Las especies que se reproducen en el país, utilizan zonas arenosas extensas con muy poca vegetación. Construyen nidos poco elaborados en suelos arenosos, desde hendiduras en el suelo con un montículo de arena que lo rodea, hasta montículos con restos de conchas y corales acumulados rodeando la hendidura. La incubación es realizada por el macho y la hembra. Los nidos pueden tener de 2 a 3 huevos que son incubados por 25 a 30 días. Los pichones nacen cubiertos por un plumón y son capaces de desplazarse alrededor del nido, con bastante independencia de los padres, son precociales. Una vez que nacen todos los pichones, el grupo familiar se aleja rápidamente del nido. Entre estas especies destacan el Playero pico gordo (Charadrius wilsonia cinnamominus), el Frailecito (Charadrius nivosus) y el Caracolero (Haemathopus palliatus palliatus), los cuales se reproducen en zonas costeras e insulares, y el Turillo (Charadrius collaris) y el Alcaravancito (Vanellus cayanus), quienes se reproducen en las playas de los ríos en las zonas llaneras y del río Orinoco.

Actualmente, la mayoría de las especies de aves playeras se encuentran sometidas a amenazas, ya que para su supervivencia dependen de la calidad de los sitios de parada en los humedales y en el caso de las residentes de los sitios de anidación. Estos sitios están siendo afectados por diversos tipos de actividades antrópicas, entre estas destacan la construcción de desarrollos turísticos en zonas costeras, el desarrollo agrícola y uso de agroquímicos en humedales continentales y los derrames petroleros. La conservación de estas aves depende de la conservación de estos sitios, por lo que su utilización debe ser regulada, promoviendo actividades sustentables que garanticen las condiciones necesarias para su uso durante los períodos de migración, de las especies migratorias, y durante los períodos de reproducción de las especies residentes.

 

Sandra Giner

sandrabginer@gmail.com