Ambiente: un asunto central para el desarrollo sustentable. Mesa de ambiente de Sinergia.

Sinergia en el Día Mundial de la Tierra
AMBIENTE: un asunto central para el desarrollo sustentable

El tema del ambiente, como el de género, en nuestro país, se le suele agrupar en los llamados “ejes transversales”, lo cual para muchos no es otra cosa que una expresión eufemística que reconoce que no son el centro, sino que están en la periferia de los grandes temas que realmente importan como la economía y la política.  Posiblemente esta visión está relacionada con el hecho de que para el ciudadano común conservar la naturaleza es un acto que se restringe a proteger a los pajaritos y a las mariposas, lo cual obvia la estrecha relación del ambiente con la supervivencia y la calidad de vida, no sólo de comunidades indígenas, rurales o campesinas, sino de toda la población.
Hoy, resulta un error habitual atribuir exclusivamente a la industria y a los sistemas de transporte, el origen principal de la contaminación. El entorno construido, donde pasamos más del 90% de nuestra vida es en gran medida culpable de dicha contaminación. Los edificios consumen entre el 20 y el 50% de los recursos físicos según su entorno. Dentro de las actividades industriales, la de construcción es la mayor consumidora – junto con la industria asociada, de recursos naturales como pueden ser madera, minerales, agua y energía. Asimismo, los edificios, una vez construidos, continúan siendo una causa directa de contaminación por las emisiones que se producen en los mismos, las importantes demandas de energía y agua para su funcionamiento y el impacto sobre el territorio que ha llevado a la destrucción de áreas verdes para dar paso a nuevas construcciones habitacionales, en un país donde las áreas recreativas son cada vez más escasas. Incluso, al final de la vida útil las edificaciones resultan inmensamente contaminantes ya que su demolición origina gran cantidad de escombros motivado principalmente a la carencia de una cultura de reciclaje y reutilización de los materiales y elementos de las que éstas se encuentran conformadas.
Pero también están vinculadas al ambiente las 300 casaberas (agroindustrias artesanales para elaboración de casabe) establecidas en el municipio Pedro Gual (Cúpira) del estado Miranda, cada una de las cuales consume un promedio semanal de 2 toneladas de leña (en conjunto más de 30.000 toneladas de leña al año), sin que haya ningún esfuerzo sistemático para la reposición de los recursos naturales consumidos. Además, dependen del ambiente 20 millones de habitantes del país, que cuentan con agua gracias a la protección que garantizan 20 de nuestros parques nacionales. Igualmente, el 70% de la energía eléctrica generada en Venezuela proviene de la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, cuyas turbinas son movidas por el agua que protege el Parque Nacional Canaima. 
Otro ejemplo, muy cercano en el tiempo y de gran impacto en los venezolanos, es el relativo a la contaminación de las aguas. Hemos visto como de la conservación del ambiente dependen más de 600 mil habitantes del estado Monagas, quienes el pasado mes de febrero, y por más de 40 días, vieron contaminado con petróleo el río Guarapiche, el cual es la fuente de agua para su consumo diario. Por otra parte, 3 millones de habitantes de la cuenca del lago de Valencia ven como se contaminan sus aguas por las diversas situaciones presentadas en torno a ese cuerpo de agua.
Desafortunadamente, el desconocimiento del valor del ambiente y su vinculación al bienestar de los venezolanos se extiende a quienes tienen una labor en las distintas instancias de gobierno, lo cual se traduce en que el ambiente sea, con suerte, un “eje transversal” de su gestión. El presupuesto asignado al Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, donde está adscrito el Instituto Nacional de Parques que administra los 43 parques nacionales del país, es tan solo el 1% del presupuesto nacional. Esta inversión es insuficiente para afrontar los problemas ambientales de Venezuela. Diariamente se producen más de 20 toneladas de basura, que son dispuestas mayoritariamente en 270 vertederos a cielo abierto, contaminando suelos y aguas; mientras que 7 de cada 10 litros de aguas servidas son vertidas sin ningún tipo de tratamiento en ríos, lagos y mares.
Todos los anteriores problemas ambientales, de carácter político, educativo, técnico y de gestión, tienen una consecuencia directa en la calidad de vida de los venezolanos, para los cuales la existencia de suficientes leyes que establecen obligaciones al gobierno nacional, así como a los gobiernos locales y municipales resultan poco productivas al no ser aplicadas. Pero si bien es importante contar con un mayor compromiso de quienes administran el poder ya que son ellos quienes administran los recursos, no es menos importante la conciencia social. A pesar de la multitud de problemas ambientales, con las más diversas causas y consecuencias, todos ellos tienen algo en común: son originados por el hombre y repercuten negativamente sobre él. Sólo un cambio de actitud personal, realmente comprometido, de la mayoría de nosotros, puede incidir sobre el sistema político y económico a que cambie sus modos de hacer las cosas. Este cambio poco a poco se está produciendo, pero todavía queda un largo camino si queremos realmente un desarrollo sustentable que no agote el planeta, sino que genere los recursos para que las generaciones futuras disfruten de un ambiente sano y saludable, derecho humano ambiental consagrado en nuestra Constitución.

Por la Mesa de Ambiente y Hábitat de Sinergia:
Fundación Tierra Viva
BioParques
Acción Campesina
Fundación Vivienda Popular