En la primera parte de este artículo, concluimos que en la actual crisis venezolana la acción principal de las organizaciones ambientalistas debería centrarse en la defensa de los derechos ambientales de todos los ciudadanos. Asimismo que esta acción tiene una enorme importancia como parte de la construcción de un país democrático, pacífico, libre y sostenible, a la vez que es la única garantía de la protección y conservación del ambiente a largo plazo.
Estas consideraciones son de enorme importancia en el contexto de la crisis actual de Venezuela que está llevando a la población hacia una crisis humanitaria compleja sobre la cual están incidiendo factores ambientales que agravan los problemas de salud, alimentación y seguridad existentes (1) En tal sentido, las organizaciones ambientales deben asumir un fuerte compromiso con la población venezolana y con el rescate de la democracia como único camino a la construcción de una sociedad sustentable.
Pero para muchos, este trabajo de defensa de la democracia es exclusiva responsabilidad de los políticos y los defensores de los derechos humanos, pero nunca de los ambientalistas. Esta idea está fuertemente arraigada en muchas organizaciones venezolanas de las que podemos llamar “técnicas” (2) en contraposición con los movimientos ambientales de base que frecuentemente han tenido un enfoque político más definido y militante.
Esta perspectiva está relacionada con la historia de estas organizaciones en el país, principalmente las que se crearon a partir del modelo de las grandes ONG de conservación ambiental de alcance global (3). En función de ello, una parte importante de las mismas trabajaron apartadas de todo activismo o conexión con los temas políticos y de las situaciones de conflicto socio-ambiental que se han venido produciendo en el país.
En contraste con estas circunstancias, la historia y propósitos de las organizaciones y del movimiento ambiental en gran parte del mundo han estado – y están – directamente ligadas al crecimiento y fortalecimiento de los espacios de democracia y de ampliación de la vigencia de los derechos humanos.
En el presente artículo vamos a revisar la relación entre la democracia y el origen del movimiento global ambiental y las organizaciones que lo conforman. Así como el por qué éstas tienen – y deben tener – un papel importante en la defensa de las libertades, garantías y procesos que definen esta forma de gobierno.
De la democracia al ambientalismo
Al describir la historia del ambientalismo algunos autores citan hechos y personajes que a lo largo de la historia humana realizaron acciones o propuestas en pro de la conservación ambiental o señalan a distintos personajes tales como investigadores y divulgadores en temas ambientales (4).
Estos autores confunden la historia de las ideas, preocupaciones y el conocimiento ambiental con la historia del ambientalismo como movimiento social. Por supuesto que hay conexiones entre ambos procesos, pero el ambientalismo es un fenómeno social y por lo tanto no surge hasta tanto la sociedad civil se organiza para actuar en los temas ambientales que le afectan (5). En ese sentido, ese movimiento se inicia en algunos países del mundo a mediados del siglo XX.
El origen de este movimiento puede trazarse a partir de los años 1960 y comienzos de los años 1970 del siglo pasado. Época en la cual se generó una profunda reacción en grandes sectores de la sociedad como producto de una serie de denuncias y alertas sobre los efectos de la degradación ambiental.
Algunos de los hitos importantes de ese momento fueron: Libros como la “Primavera Silenciosa” de Rachel Carlson en 1962, “The population bomb” de Paul Ehrlich de 1971 y la publicación del Informe del Club de Roma “Los Límites del Crecimiento” en 1972. Igualmente, eventos como la Conferencia de la Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano en 1972, así como el extenso trabajo divulgativo y político de científicos como Barry Commoner y Murray Bookchin (6) entre muchos otros.
Como consecuencia de esta toma de conciencia social, se formaron una importante cantidad de organizaciones ambientalistas (7) principalmente en Norteamérica y Europa, las cuales posteriormente lograron incidir en el desarrollo de las primeras leyes dirigidas al control de la contaminación y la preservación de ecosistemas. A partir de este origen, los movimientos ambientalistas del mundo crecieron y se diversificaron de acuerdo con las características sociales y culturales particulares de cada país y región (8).
Ahora bien, la pregunta que resulta importante en este caso es ¿cuáles fueron las condiciones que permitieron el surgimiento del ambientalismo en esa época y en esos países? Del análisis de ese momento y sus circunstancias es posible extraer al menos cuatro factores:
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