Fundación de Financiamiento Rural (Fundefir Nueva Esparta): dinero que entra, sale y educa.

Afortunadamente el tema de la responsabilidad social deja de ser una moda y comienza a ser una cuestión estratégica.  Salomón Raydán

No deben confundirse con los bancomunales, apéndices de los concejos comunales. Los bankomunales han sido desarrollados por Fundefir, organización completamente privada, venezolana y sin fines de lucro. Salomón Raydán, filósofo de formación y emprendedor por experiencia vital, es el cerebro creador de Fundefir y de los bankomunales con k de kilo.
No lo ha hecho solo. Junto a él se mueve un reducido equipo de personas; además, el grupo ha contado con la asesoría de la firma consultora McKinsey, que ha ayudado a definir a Fundefir su propia esencia como empresa social. Sin embargo, ni Raydán, ni su equipo ni aun McKinsey con todo su know how hubieran hecho nada sin el espíritu emprendedor y las ganas de aprender que anida en muchos venezolanos tierra adentro, pueblo adentro, ciudad adentro. Los bankomunales han llegado y se van a quedar por largo tiempo. Es más: al parecer, se van a reproducir como moscas.
Vienen rodando desde hace diez años y hoy en día suman alrededor de ciento cincuenta diseminados en varios estados del país. Se definen como un programa (o, mejor, una metodología) para crear y desarrollar organizaciones financieras locales, propiedad de los miembros de cada comunidad. Han provocado titulares en prensa de este tipo: “Alternativa bancaria autosustentable”, “Un noble negocio”, “Los Bankomunales ganan con la organización de los ciudadanos”, “Educación desde el punto de vista financiero”, “Las comunidades se autofinancian con Bankomunales”. Los periódicos colocan el nombre con mayúsculas, Bankomunales. Es una marca, a estas alturas; una forma de asociarse también. Una manera de educarse en el ahorro, según lo ve el propio Raydán.
Lo mejor que ha hecho Fundefir en estos diez años es llevar a la gente herramientas para que la comunidad se haga deña de su destino. Es un proceso pedagógico transparente y sin tutelajes de ningún tipo. En todo caso, sus miembros cuentan con un call center para resolver dudas prácticas. Y un software en Internet que se haya en proceso de desarrollo.
Pero ahora Raydán y su equipo se proponen multiplicar esa cifra de ciento cincuenta bankomunales y para eso buscan alianzas: la idea es masificar. Como ha ocurrido en India, por ejemplo. El de Bankcomunales no es el modelo del Village Bank ni el de los bancos comunales tradicionales; es un movimiento de capital financiero propio. Y ha reproducido la experiencia venezolana en Senegal, Colombia, Brasil y España.
En los Bankomunales los créditos son pequeños, pero se satisfacen en casi cien por ciento. Raydán no anda solo: pertenece a una red mundial que se llama Ashoka, Asociación Mundial de Emprendedores Sociales Líderes. Los Bankomunales no son como una cooperativa. En este caso, el individuo es lo principal. “Es mi voluntad como individuo lo que prevalece. En esa racionalidad individual encuentro que asociarme es beneficioso. No es lo colectivo sobre el individuo; es una suma de individuos. Y así debe ser”.
Dice Raydán: “Nuestro modelo está diseñado para todo el mundo: el ama de casa, el estudiante… todo el mundo tiene derecho. Una señora que no tiene para pagar la luz, y pide un crédito para eso. Un pobre no tiene tarjeta de crédito. ¡No tener acceso a servicios financieros es una cosa tan excluyente! Lo que digo es que nuestro modelo contribuye a solucionar esos problemas. A un nivel, nunca hemos pretendido sustituir a la banca. Al contrario, ser aliados de la banca en sectores donde no va a llegar”. El método es sencillo: se trata de reproducir en las comunidades el modelo financiero formal donde cada uno invierte.
Nota:  Premio a la Excelencia otorgado por Venezuela Competitiva.  Más información en www.venezuelacompetitiva.com