Por Betania Franquis @pradadejour 7 mayo, 2024
El Gobierno de Nicolás Maduro aprobó 10 millones de dólares en 2022 para combatir el cambio climático, a través de charlas educativas y capacitaciones comunitarias. La sociedad civil pidió acceso libre a los resultados de esta inversión.

Carora. En los áridos terrenos del municipio Torres, en el estado Lara, al occidente de Venezuela, una tradición conservada por generaciones se pospuso por primera vez. Durante el mes de febrero pasado, los habitantes de ese sector no disfrutaron de los dulces y bebidas típicas elaboradas con maguey, una planta empleada desde la época colonial para estas preparaciones.
Los capullos del maguey florecieron dos meses después de lo esperado, en abril de 2024. Los campesinos del sector argumentan que algo extraño le ocurre a la tierra. Hay inundaciones repentinas, y luego sequía extrema. Los cultivos ya no crecen como solían hacerlo. Estos cambios sacuden las costumbres del pueblo y obligan a una generación de productores agrícolas a abandonar su terruño a causa de estas variaciones, que los especialistas atribuyen al cambio climático.
José González, de 36 años de edad y campesino desde la adolescencia, trabaja en Cunarigua, una de las pocas regiones donde aún se práctica la agricultura de tendero, que depende de los ciclos de lluvia para la siembra de frutas y hortalizas. Él ha sido testigo de cómo las alteraciones climáticas mermaron la producción y el equilibrio de los ecosistemas en los últimos años.
“Por la sequía, camino hasta tres kilómetros en busca de agua. El clima es errático y hasta las hojas de las plantas se queman. Esto está llevando a los campesinos a la ruina”, dijo González.

Según las Naciones Unidas, el cambio climático se refiere a las variaciones de la temperatura y cambios en los patrones climáticos de toda la tierra. Estos cambios impactan en el equilibrio de los ecosistemas, el desarrollo de las actividades económicas y, por ende, en el bienestar de la sociedad.
Si bien estas alteraciones en parte son naturales, por la acción solar o por erupciones volcánicas, actividades humanas como la minería, la explotación petrolera, la quema de combustibles fósiles o el venteo del gas —liberación a la atmósfera del gas natural asociado a la extracción de petróleo—, aceleran considerablemente estos cambios y sus efectos negativos sobre el planeta.
Desde diciembre de 2023 unas 61.000 hectáreas en el país han sido afectadas por incendios que los especialistas atribuyen, en parte, al clima seco generado por el calentamiento global y también a la acción del hombre.
Solo entre enero y febrero de 2024, el Observatorio Terrestre de la Nasa (Modis) detectó 9000 incidentes ocurridos en importantes reservas forestales y parques nacionales de los estados Zulia, Bolívar, Aragua, Monagas y Anzoátegui.
Gestión de riesgo a destiempo
Alejandro Luy, director de la organización Tierra Viva, indicó que las temperaturas y las sequías que ocurren en el mundo seguirán en aumento y Venezuela no será la excepción a estos cambios.
El ambientalista resaltó la necesidad de tomar medidas preventivas enfocadas en proteger las cuencas hidrográficas para garantizar un mayor acceso al agua.
“La mayor evidencia del cambio climático es la pérdida de los glaciares en nuestros Andes. Teníamos cinco y ahora nos queda solo uno”, enfatizó.
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