Boletín 43. Acción climática, agua y salud.

La Organización Mundial de Meteorología (OMM) desde el pasado mes de julio, viene advirtiendo sobre el fenómeno El Niño (ENO La Oscilación Sur) y pronostica que hasta el mes de Abril del año, sentiremos sus efectos en el mundo (ver sección Noticias). En los últimas tres décadas en Venezuela se han registrado los efectos de sequía que produce este anomalía climática en los bienios 1997-1998, 2009-2010 y 2015-2016. Se espera que a partir de Diciembre 2023 y hasta Marzo 2024, en el país vamos a tener lluvias por debajo de los promedios históricos, por lo que tendremos menores cantidad de lluvias para alimentar el centenar de embalses y represas, desde donde se suministran el agua necesaria para la realización de las distintas del habitar y la producción agrícola e industrial de la población venezolana.
En el marco de la relación Clima, Agua, Salud que venimos abordando en el proyecto que ejecutamos de manera conjunta INVESP, Tierra Viva con el cofinanciamiento de la Unión Europea, hemos registrado, gracias al cruce de datos climáticos y epidemiológicos disponibles. que durante los dos períodos Niño de este siglo 21, la reducción de lluvias ha tendido implicaciones para la salud, ya que debido a la necesidad de aumentar el almacenamiento de agua en los hogares, sin un adecuado manejo, ésta puede contaminarse y transformarse en vehículo para la trasmisión de
enfermedades infecciosas como las diarreas, amibiasis, giardiasis, entre otras.
Para la atención de la problemática clima y salud en los municipios en los que el proyecto ha venido trabajando: Andrés Bello (Estado Táchira), Santa Rita (Zulia), San Diego (Carabobo), Tovar (Aragua), El Hatillo (Miranda), Cruz Salmerón Acosta (Sucre), Maneiro (Nueva Esparta), se ha venido haciendo un especial esfuerzo de capacitación y formación ambiental, mediante sesiones de trabajo y talleres con los funcionarios de los gobiernos locales y las comunidades. La participación proactiva de éstas, resulta fundamental para lograr reducir los niveles de vulnerabilidad epidemiológica que identificamos en las siete entidades en las que tenemos
presencia, y que estamos seguros se repite en el resto de las localidades del país. En tal sentido nos ha parecido oportuno ante el pronóstico de año Niño, difundir los cinco desafíos que hemos trabajado con las comunidades involucradas en el proyecto para reducir los riesgos climáticos.

  1. Identificar las necesidades de formación y capacitación para la participación comunitaria en la gestión de la relación clima, agua, salud (los planes de desarrollo local como instrumento base).
  2. Determinar las necesidades de formación, capacitación, para fomentar un uso racional y consciente de un recurso cada vez más escaso (conocer los impactos de la variabilidad y el cambio climático en la relación clima, agua, salud).
  3. Identificar las necesidades de formación, capacitación, para el correcto uso, almacenamiento y potabilización del agua para la prevención de enfermedades de origen hídrico.
  4. Evaluar la necesidad de una gestión mancomunada de las disponibilidades hídricas. La integración de comunidades, instituciones y municipios, por un objetivo común: La gestión
    de la relación clima, agua, salud.
  5. Contribuir al Desarrollo de políticas públicas dirigidas a cumplir los 17 objetivos de la Agenda 2030, particularmente el número 11: “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.
    El trabajo realizado con las comunidades con las que hemos trabajado, no indica que la atención de estos retos, son la vía para para reducir los impactos tanto de coyunturas, como las El Niño, que
    se nos está presentando, como prepararnos para un país que términos generales tiende a tener un clima más seco y caliente, de acuerdo a las proyecciones que se han hecho hasta el 2060.

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