Venezuela es un país que por su localización geográfica como encrucijada caribeña, atlántica, andina y amazónica, manifiesta una alta vulnerabilidad al Cambio Climático. Se espera que durante este siglo XXI las condiciones sean de un país más cálido y seco y con mayor recurrencia de eventos extremos de sequía e inundaciones. Estas variaciones tendrán una importante incidencia en la disponibilidad y acceso al agua y en la salud y por lo tanto en las condiciones de vida generales de la población venezolana. El efecto de cascada de la salud en la sociedad se ha visto particularmente evidenciado con la pandemia COVID 19, que está demostrando en el país y en el mundo, que la salud humana, requiere del mantenimiento de las funciones ecosistémicas que, entre otros, regulan la carga viral a la que está sometida el ser humano y que la desregulación de esta carga cuando ocurre, puede llegar a tener nefastas consecuencias sociales y económicas para la humanidad en su conjunto.
En el marco de la íntima imbricación Clima-Agua-Salud, INVESP, Tierra Viva y la Unión Europea, desde comienzos del pasado mes de febrero, vienen adelantando la Acción de cuatro años de duración “Cambio Climático, gestión de agua, enfermedades de origen hídricas: el papel de los gobiernos locales y de las organizaciones de la sociedad civil”. En ésta se plantea trabajar en una muestra de 7 de municipios que atienden a la diversidad de situaciones naturales y socio-económicas del sector norte-andino-costero del país: Santa Rita, Andrés Bello, San Diego, Colonia Tovar, El Hatillo, Maneiro y Cruz Salmerón Acosta. En estas municipalidades se determinará la incidencia del Cambio Climático local en dos de aspectos críticos de la calidad de vida de comunitaria en la Venezuela actual: acceso y la calidad del agua y enfermedades de origen hídrico. Se debe recalcar que estas constituyen alrededor de la mitad de las patologías del riesgo epidemiológico que monitorea el Ministerio PP para la Salud y el Desarrollo Social. Además desde la perspectiva de la Agenda 2030 ONU, la salud (Objetivo de Desarrollo Sustentable N° 3) es comprendida y manejada en su íntima relación con el bienestar ecológico, social y económico de la población. A pesar que el síndrome respiratorio agudo grave SARS-COV-2 producido por el COVID 19, no es de origen hídrico, se hará un seguimiento particular en los distintos municipios considerados en la Acción, ya que como sabemos para la prevención de los contagios que produce este virus, el agua para aseo personal y publico, se convierte en un factor fundamental de prevención.
En la primera etapa la Acción plantea el diagnóstico participativo basado en la correlación en cada municipio de los datos territoriales y meteorológicos satelitales con la información epidemiológica de las Direcciones de Salud locales y la consulta con las Organizaciones Sociales de Base (OSB), Organizaciones del Sociedad Civil (OSC) y en las distintas instancias del gobierno local comprometidas en la Acción Climática, Agua y Salud. Sobre la base de la compresión científico-técnica de esta trilogía se formulan propuestas de incidencia social, que se socializan mediante la implementación de actividades de asesoramiento a las distintas instancias de gobierno local y capacitación social, con enfoque de género y etario. Se debe recalcar que en el trabajo con este binomio autoridades-comunidad, se privilegia de manera particular el aumento de las capacidades de autogestión y cogestión de la sociedad civil -aspiramos bajo el liderazgo de mujeres y jóvenes- en la reducción de la vulnerabilidad climática, sanitaria y epidemiológica locales. Inclusive se pretende la apropiación social de opciones tecnológicas como la cosecha de agua de lluvia, para lo cual se han previsto la evaluación y adaptación a las distintas realidades locales, de las experiencias similares en Colombia, México y Chile, los países que en la región muestran mayores avances en este campo.
Adicionalmente, se debe resaltar que el protagonismo de las comunidades, se verá potenciado con el acompañamiento que desde la Acción para la inserción de los municipios involucrados en los mecanismos de la globalización como el Convenio Global de Alcaldes para el Clima y la Energía. (CGACE) que activamente promueve la Unión Europea, para potenciar la acción de las Alcaldías en materia de mitigación y adaptación al Cambio Climático. Se debe recordar que en la medida en que la toma de decisión sea más local, las posibilidades de empoderamiento de las comunidades aumentan. Finalmente, se debe resaltar que se ha previsto en la Acción una intensa actividad de divulgación y difusión de las experiencias y resultados, en beneficio del país en su conjunto, mediante el acceso público a los distintos documentos de investigación, capacitación, asesoramiento, evaluación y campañas en redes sociales y medios de información.
Antonio De Lisio y Francine Jácome
