Responsabilidad Social empresarial: ¿Un asunto ideológico?. Charo Méndez

Posiciones distintas con algunas coincidencias

Responsabilidad social empresarial: ¿un asunto ideológico?

El tema de la responsabilidad social empresarial también genera discusiones ideológicas: para unos es una categoría anticapitalista, para otros una defensa del sistema de economía de mercado. Si queremos reflexionar al respecto es oportuno revisar lo que sostienen diferentes autores

Charo Méndez Rivas
vecinosaludable@cobeca.com

Lorenzo Bernaldo De Quirós (España) afirma que se trata de un concepto tan atractivo como perverso, cuya filosofía subyacente refiere que el capitalismo ha de redimirse sirviendo a determinados intereses públicos, con base en “planteamientos absurdos como culpabilizar a las empresas multinacionales del hambre en el mundo o del riesgo de extinción del oso panda”. Considera que atribuir a las empresas obligaciones distintas a lograr el máximo beneficio dentro de la ley podría “distraerlas” del cumplimiento de los objetivos asignados por los propietarios o accionistas.

Este autor percibe la responsabilidad social empresarial (RSE) como una “fuerza subversiva de los cimientos de una economía libre”, como un “error conceptual grave para expropiar los derechos económicos de los accionistas” y como una “manera hipócrita y sofisticada de practicar la filantropía con el dinero de los demás”.

Otro autor, en este caso Alejandro Antonio Chafuen (Argentina), sostiene que la responsabilidad social es de los individuos, por lo tanto “recae sobre los propietarios, accionistas o gerentes que crean y sostienen las empresas”. Afirma que los dilemas morales los “enfrenta el individuo y no necesariamente la empresa”, por tanto es el empresario y no la empresa quien debe ser responsable.
Para él, la revisión de la RSE puede tener más sentido en empresas familiares que en empresas de composición accionaria múltiple. Este autor está convencido de que el concepto de RSE es la “acción responsable de los dueños en favor de los empleados y la sociedad”. Se trata de un concepto que el autor no cuestiona, pero sobre él se pregunta si tiene un “sesgo anticapitalista, que puede verse subversivo en las sociedades libres”.

Visión venezolana

No podría faltar Emeterio Gómez, autor venezolano, quien nos obliga a pensar en la RSE como “la humanización del capitalismo”. Argumenta que la profunda crisis que vive hoy el modelo capitalista, amerita introducir cambios en su núcleo ético esencial, y para lograrlo hay que incorporar reformas en la concepción básica de la economía de mercado o de la sociedad capitalista, elaborando el concepto de “responsabilidad moral empresarial”, más allá de la responsabilidad social, sin llegar a poner en peligro la capacidad del sistema para producir bienes y servicios en forma masiva, ni reducir la competitividad, rentabilidad o capacidad de emplear.

Propone la noción de “capitalismo solidario”, como la expresión final de la responsabilidad moral de la empresa, bajo los parámetros de “búsqueda de la equidad, amor al prójimo y respeto a la dignidad humana”, tratando de reforzar “el poder moral del empresario para con los pobres, hasta hacerlo capaz de confrontarse con la tasa de ganancia”.

¿Oportunidad o amenaza?

Las tres referencias anteriores son de pensadores liberales, defensores del sistema de economía de mercado, pero con posiciones distintas sobre la responsabilidad social empresarial. Uno percibe peligro en el concepto, otros ven en él una oportunidad de renovación o transformación. El elemento común en los tres: que la responsabilidad es individual, unos adjudicándosela a los gerentes que administran la empresa y otros a los accionistas o dueños una vez que éstos reciben sus dividendos.

Autores con posiciones adversas al capitalismo, comentan que la RSE es un modismo gerencial, una postura profiláctica para lograr imagen, un conjunto de prácticas de antídoto, una pretensión para lograr flexibilización regulatoria y un conjunto de acciones para contrarrestar el egoísmo y oportunismo del sistema de mercado.

Juan Carlos Monedero, profesor titular de Ciencia Política y Administración en la Universidad Complutense de Madrid y del Centro Internacional Miranda de Caracas, quien ha sido asesor de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, ha planteado que el capitalismo ético es una contradicción: “querer juntar el capitalismo y la ética es engañar”. La responsabilidad social de la empresa es algo que “surge después de la depredación empresarial neoliberal”, cuando las empresas necesitan de alguna manera “lavar su cara” y la única forma de hacerlo y generar un poco de confianza social es presentarse como éticas. Es una estrategia del capitalismo para maquillar a las empresas, “es el agua que usan los capitalistas para lavarse del rostro la sangre de los pobres”.

Cuando los extremos se tocan: reflexionar para actuar

Pareciera que en materia de RSE los extremos piensan igual. Los de un lado justifican que no tienen que incursionar en la RSE porque su rol es producir bienes y servicios, generar empleo y pagar los impuestos; y los del otro consideran que las empresas no tienen que inmiscuirse en una responsabilidad que es del Estado. Al final, ambas corrientes –aparentemente contrapuestas– inmovilizan y obstaculizan la creatividad y la capacidad transformadora de la acción empresarial.

Quienes propician posiciones no polarizadas, afortunadamente la mayoría en este tema, aspiran a que las empresas adopten una lógica constructiva, sensata, profesional, que amalgame lo mejor de las tendencias y que ejerzan una responsabilidad social genuina, sostenida, coherente y consistente con las variables del entorno y con sus propias dinámicas internas, en un escenario donde el Estado promueva y reconozca esta actuación en pleno ejercicio de su rol promotor, articulador y regulador de las distintas fuerzas de la sociedad en beneficio de todos y, por supuesto, de sus grupos más vulnerables.

El elemento común en los tres: que la responsabilidad es individual, unos adjudicándosela a los gerentes que administran la empresa y otros a los accionistas o dueños una vez que éstos reciben sus dividendos.