Por Alejandro Álvarez Iragorry
En Venezuela, la comunicación ambiental ha tenido un desarrollo relativamente lento. Esto a pesar de los extraordinarios aportes realizados por un grupo de importantes y aguerridos periodistas ambientales (*1).
Parte del problema, ha sido la confusión aún existente entre información ambiental y comunicación ambiental (*2) Por lo que el periodismo ambiental, como proceso de divulgación de noticias, ha venido relegando frecuentemente a la comunicación, como acción dialógica y motivadora que resulta fundamenteal para el éxito de las políticas de gestión y educación ambiental (3).
Tal situación se complica, porque estos conceptos nacieron en un mundo dominado por la prensa y la televisión. Pero a partir de la década de los noventa con la irrupción del Internet, y más recientemente con la aparición de las herramientas de la Web 2.0, la comunicación social está sufriendo otro proceso de evolución vertiginosa, y se ha venido transformando y adquiriendo nuevos enfoques y nuevos actores.
En este contexto cambiante, también ha transformado el perfil del comunicador ambiental. Cada día más personas quieren enviar y recibir información sobre los temas relacionados con el ambiente. Y estos nuevos comunicadores lo vienen haciendo desde contextos, perfiles profesionales y motivaciones en extremo heterogéneas, con resultados que van desde lo absolutamente trivial a lo altamente significativo, importante y valioso.
Esta introducción resulta necesaria para presentar a un personaje ecléctico e inquieto que distintas personas pueden haberlo conocido actuando en roles tan diversos como: gerente, comunicador, promotor social y de procesos participativos e incluso como humorista (*4).
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Alejandro Álvarez Iragorry
Formación en Ambiente y Sostenibilidad
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