En el contexto del Día de la Tierra a partir de este artículo comenzaré a compartir información sobre la importancia de las organizaciones sociales ambientales en la situación actual de Venezuela.
¿Ambientalismo en un país en emergencia humanitaria compleja?
En Venezuela vivimos en tiempos muy difíciles. La situación es tan grave que algunas ONG de derechos humanos la han calificado de emergencia humanitaria compleja (1)
Este concepto fue acuñado por las Naciones Unidas (NNUU) para definir las situaciones de ciertos países en los cuales confluyeron simultáneamente guerras, conflictos étnicos, religiosos, sociales y políticos, graves crisis económicas e incluso en algunas ocasiones desastres ambientales. En estas condiciones se produjeron crisis humanitarias de gran escala que afectaron todos los órdenes de la vida de países o regiones generando hambrunas, epidemias, desplazamientos masivos de la población y extensas pérdidas de vidas humanas (2) (3)
En nuestro país la situación aún no ha alcanzado las terribles condiciones vividas en las zonas del mundo en las cuales han ocurrido estas graves crisis humanitarias. A pesar de ello, es muy preocupante el actual agravamiento de la situación nacional producto de la creciente inestabilidad social, la persecución y criminalización de la disidencia, el uso de la violencia como arma política, la negación de hecho del derecho a la protesta pacífica, en conjunto con un incremento importante de las violaciones a los derechos humanos. Estos factores se suman al desabastecimiento crónico de alimentos y medicinas; tasas de inflación muy altas; la negación gubernamental a prestar ayuda humanitaria a los más afectados; el aumento de la migración forzada por razones económicas o sociales; así como un crecimiento de la violencia delincuencial.
Pareciera que avanzamos rápidamente en la ruta de la catástrofe.
En este contexto, los participantes de las organizaciones ambientalistas y otras organizaciones relacionadas con temas ambientales se encuentran frecuentemente desorientados y confundidos por la situación del país.
Ello se debe a que la crisis nacional no sólo los afecta a la capacidad de acción de estas organizaciones, así como a la calidad de vida de los propios activistas y trabajadores de las mismas, sino que ataca directamente a la razón de ser de estas instituciones.
Una pregunta ronda de manera consciente o inconsciente en la mente de muchos ambientalistas venezolanos ¿Es moralmente correcto realizar acciones dirigidas a promover la conservación ambiental en el medio de esta grave situación humanitaria?
Ante las actuales circunstancias ¿para qué sirve el ambientalismo?
Antes de responder a esa pregunta, habría que preguntarse qué es el ambientalismo.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua lo hace sinónimo de ecologismo y a este lo define como “Movimiento sociopolítico que propugna la defensa de la naturaleza y la preservación del medio ambiente”. Asimismo, este mismo diccionario dice que un ambientalista es una persona que se preocupa por la calidad y la protección del medio ambiente.
A partir de estas definiciones, pudiéramos también preguntarnos si existen razones para defender la naturaleza o preocuparnos por el ambiente (prefiero usar la palabra ambiente y no medio ambiente)
Aquí es importante subrayar que los humanos somos parte de la Naturaleza y a la vez dependemos de ella.
Como lo expresó la Evaluación de Ecosistemas del Milenio “…todos en el mundo dependemos por completo de los ecosistemas de la Tierra y los servicios que prestan, como los alimentos, el agua, la gestión de las enfermedades, la regulación del clima, la plenitud espiritual y el disfrute estético”. (5)
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