Entrevista realizada por Eurídice Ledezma en 2006 para Fundación Tierra Viva
“El Desarrollo Sustentable es una reinterpretación del proceso de desarrollo como ha sido entendido convencionalmente pero a través de una óptica ecológica”, así inicia esta conversación Arnaldo Gabaldón, ex Ministro de Ambiente y Profesor Honorario de la Universidad Simón Bolívar. Mudo, pero no menos imponente, asiste al diálogo un magnífico Ávila que cambia de colores a medida que avanza la tarde, una visión que sin duda le ha acompañado en los meses de investigación y redacción del libro que sobre Desarrollo Sustentable publicará en los próximos meses. Enfatiza que sólo se puede abordar el tema desde una postura integral que contemple las dimensiones social, económica, política, cultural y científico-tecnológica, mientras lo va desgranando como una suerte de entomólogo social, si es que cabe el término.
Desde su punto de vista: “es la vía para satisfacer las necesidades de la población actual sin comprometer la satisfacción de las necesidades de las próximas generaciones. Mas no debe entenderse simplemente como una gestión ambiental, entrelaza diferentes ejes a través de la óptica ecológica. Y en países como el nuestro, especialmente en América Latina, el eje social es absolutamente prioritario, ya que no es posible conseguir un desarrollo si éste deja marginado a un alto porcentaje de la población”.
– Un desarrollo como el que tenemos ahora.
“Exacto. Es aquel desarrollo capaz de asegurarle a las personas una mejora continua de su calidad de vida, que es un concepto ambiguo y subjetivo, pero nadie puede negar que está atado fuertemente a gozar de buena salud, recibir buena educación y recibir un ingreso que le permita a las personas satisfacer sus necesidades. Lograr esto implica luchar contra la pobreza, desarrollar políticas que contribuyan a reducir el porcentaje de pobres. (…)La sustentabilidad ecológica tiene que ver con la capacidad del planeta para albergar vida, no la vida de la especie humana exclusivamente, sino la de todas las especies, porque todas las especies tienen derecho a la vida. Aquí es donde entra la dimensión económica del tema, ya que, si la consideración de los aspectos económicos está exclusivamente atada a lo que dice el mercado, las decisiones no van a ser las más convenientes en cuanto a la sustentabilidad se refiere”.
– ¿A qué se refiere?
“El mercado como mecanismo regulador del funcionamiento económico de la sociedad…”
– Ley de oferta y demanda.
“Ley de oferta y demanda, …ha demostrado ser eficiente para algunas cosas pero muy poco eficiente cuando se trata de la asignación de recursos intergeneracionalmente. Las decisiones ecológicas, por ejemplo, que por su naturaleza son de largo período, eso, el mercado no lo refleja, no lee esas señales. Se requiere, entonces, una intervención a través de la planificación del Estado para inducir ciertos cambios en la conducta de la sociedad. La situación de desastre ecológico que está viviendo el planeta está generada, en su origen, por los patrones de consumo que se han establecido en el planeta y, desde luego, por los patrones de producción y sus componentes tecnológicos”
Es decir, estamos hablando de la necesidad de crear un modelo de desarrollo económico que releve al actual y que tenga una responsabilidad ecológica y social mucho más marcada. Estaríamos hablando del suicidio del desarrollo convencional, ¿qué posibilidades reales hay de que eso suceda?
“Así es. El desarrollo como está planteado conduce a una catástrofe de cada vez mayores proporciones. Lo vemos en los desajustes sociales que están ocurriendo a nivel mundial. El caso de los refugiados ecológicos, por ejemplo, los que se tienen que ir porque no resisten la inseguridad o porque no tiene ya tierras que cultivar o se están muriendo de hambre. Emigran a países desarrollados convirtiéndose en un enorme problema allá. El desarrollo sustentable le asegura al hombre en el futuro unas condiciones de vida que no son peores que las que vive actualmente. Imagínate si los patrones de consumo que se registran en los países desarrollados y en los segmentos ricos de los países en desarrollo se proyectan al resto de la población del mundo, con el crecimiento demográfico que se estima, ¿qué va a ocurrir?”
– Devastador.
“El planeta no da abasto. No va a ser suficiente con las tecnologías que se usan actualmente. Imagínate si China e India adoptan los patrones de consumo occidentales, es una grave problemática a la vuelta de la esquina. En materia energética hay quienes creemos que la capacidad del planeta para generar petróleo de manera convencional llegó al pico, por tanto, no puede seguir aumentando. Lo que viene es una lenta declinación de esa producción diaria de alrededor de 70 mil millones de barriles diarios y la consecuente agudización de la crisis energética, lo cual nos lleva a una forzosa y ya en marcha, transición energética. Esta no es más que la sustitución del consumo de combustibles fósiles por unos más eficientes derivados de fuentes renovables de energía como la hidroelectricidad, la energía solar o la eólica”.
– Pero pareciera que el avance tecnológico está yendo mucho más rápido que el cambio de consciencia del colectivo y de los líderes del planeta.
“En el siglo XX hemos tenido uno de los progresos tecnológicos más avanzados de la Historia de la Humanidad. Sin embargo, la mayor parte de esa tecnología no ha servido para disminuir la pobreza”.
– De hecho, la tecnología lo que está haciendo es crear más brechas
“Exacto. Se requiere también una reorientación de la ciencia y la tecnología para atender un poco más a esos que son los verdaderos problemas fundamentales de la especie humana y de la vida ecológica. La sociedad tiene por delante unos retos y unos cambios sumamente importantes. ¿Cómo puede hacerse para que esos cambios ocurran? Allí entra la dimensión política. Pienso que las condiciones políticas que permiten ese cambio implican el disfrute pleno de la democracia. La democracia en la mayor parte de los países del mundo es muy precaria, es una democracia de medio pelo, que no satisface, que no cumple con los requisitos de la verdadera democracia. Pero la única forma de entender lo que está planteado ecológicamente y de presionar a los Estados es la generación de unas sociedades más participativas y activas, en pleno ejercicio de sus libertades. Los Estados dictan políticas que a veces nos son beneficiosas, pero que otras veces son negativas y no hay una fuerza social que le diga a los gobernantes: “lo que estás haciendo es negativo”. Si la sociedad se fortalece y vive en un clima democrático, esa sociedad puede oponerse”.
– Pero es apenas un porcentaje muy pequeño de la sociedad el que tiene una consciencia ecológica, lo que prevalece en los medios de comunicación social es el fortalecimiento de esa sociedad de consumo totalmente devastadora ecológicamente. Entonces, ¿cómo esperar que ese porcentaje tan pequeño de la población mundial empiece a demandar de los Estados ese cambio? Los gobiernos no parecen dispuestos a hacerlo por sí mismos.
“Claro, así es. Pero allí entra en juego el eje cultural. ¿Cómo se hace para que a la gente le cambie la mente? Tiene que haber un cambio en los hábitos, en los patrones de vida, en la información y eso no se obtiene sino a través de la educación, una educación para el desarrollo sustentable.
– Y un cambio de valores, porque si estoy en un cerro donde para conseguir agua tengo que caminar tres kilómetros y regresarme con un tobo y además no tengo trabajo, el último de mis pensamientos y la última de mis prioridades son las generaciones futuras, yo estoy pensando en el bebé que tengo en el rancho.
“Estás pensando en cómo te salvas tú ahora. Pero si esa persona llega a recibir los rudimentos de una educación para el desarrollo sustentable, ella se va a dar cuenta que su pobreza está producida por un desarrollo que está torcido, ella entenderá que su falta de agua está producida por un desarrollo que no es ambientalmente idóneo, ella notará que hasta su falta de educación es derivada de la inexistencia de un desarrollo sustentable”.
– ¿El desarrollo sustentable pareciera tener también una dimensión ético-moral y espiritual, no?
“Y por eso es que en el eje cultural una parte de la educación tiene que tener un contenido ético, de valores”.
– Implica un cambio muy profundo del individuo.
“Los cambios se producen a través de la educación. Ese es uno de los problemas de la globalización: pretender homogeneizar la cultura, la pérdida de los tesoros que tiene cada sociedad y cada pueblo y que no debe prescindir de ellos. La educación puede cambiar ciertos hábitos, comportamientos, hacer al individuo más comprensivo hacia aquellas políticas que buscan la sustentabilidad”.
– Y ¿qué estamos haciendo para lograrlo?
“Nosotros vamos a ser afectados por la transición energética, tenemos que ir tomando consciencia como país, ir planificando para vivir esa transición de la forma menos traumática. Ese aprovechamiento de los hidrocarburos que quedan tiene que hacerse sin el alto costo ecológico que tuvo en el pasado. Porque lo ha tenido, no cabe duda. En un país que tiene los problemas sociales que tiene Venezuela, los problemas institucionales tan graves de agresión contra la democracia, queda perfectamente claro cuáles son los retos que tenemos los venezolanos para aproximarnos a una trayectoria de desarrollo sustentable”.
– ¿No hay ningún movimiento de presión o..?
“Creo que hay fuerzas sociales que están abogando, inclusive fuerzas que están a favor del propio gobierno, por ciertas conquistas orientadas hacia el desarrollo sustentable, pero la política del gobierno, obviamente, no es de desarrollo sustentable”.
– ¿Qué cambios en la legislación necesitaríamos?
“En el caso de Venezuela no es un problema de nuevas legislaciones, es un problema de hacer cumplir las que ya existen. O sea, de tener un Estado capaz de hacer cumplir la legislación que existe. No es un Estado de no derecho como lo que existe actualmente”.
– Volvemos a la inmediatez por encima de…
“Es que adoptar la sustentabilidad como norte no es una política que pueda verse en el cortísimo plazo, son procesos, procesos de décadas”.
-¿Y existe algún rol que tendría que estar jugando Venezuela como país que tiene, por ejemplo, en el campo energético, unas enormes ventajas?
“Venezuela en el proceso que condujo a la Conferencia de Río de Janeiro en 1992, la Cumbre de la Tierra, adoptó a nivel político-conceptual unas posiciones de vanguardia. Estuvo promoviendo unas posiciones muy progresistas desde el punto de vista del desarrollo sustentable. Bueno, Venezuela tiene que reasumir ese rol.
– Con respecto al problema de la ecología industrial, considerando la industria petrolera como un eje fundamental del desarrollo nacional, ¿que tendríamos que estar haciendo?
“La gestión ambiental de esa industria tiene que ser cada vez más exigente porque ya sabemos que se trata de actividades susceptibles de generar grandes daños ambientales si no se realizan de acuerdo con las mejores practicas y las tecnologías más avanzadas. Son muy preocupantes los accidentes que se han venido produciendo en las instalaciones petroleras. La supervisión del Ministerio del Ambiente tiene que ser cada vez más exhaustiva”.
– Entre el deseo de las transnacionales de apoderarse de los recursos naturales mundiales como el agua, por ejemplo, y la tendencia de considerarlos como bienes colectivos, de derecho humano y como bienes comunes, tengo la impresión de que usted se alinea con esta última, ¿es así?
“El problema de la propiedad de los recursos ha sido abordado por distintos autores pero siempre se llega a la conclusión de que no es posible, no es conveniente la apropiación de la mayor parte de los recursos naturales por un grupo de individuos. Hay algo que me preocupa aún más: en un contexto mundial, por supuesto que el crecimiento demográfico ha tenido mucho que ver con el deterioro ecológico. No es que todos los habitantes del mundo contribuyan de igual forma. ¿Quiénes son los que más contribuyen? Los que más consumen, los que más liberan desechos pero si el Tercer Mundo sigue creciendo y adoptando los patrones de consumo occidental…”
– Otra presión. Usted dice que quienes más consumen son quienes más generan deterioro ecológico, ¿quiere decir que los más pobres, que son quienes sufren las peores consecuencias de la degradación ecológica son quienes tienen menor incidencia en ella?
“No. La pobreza es también factor de deterioro ecológico, pero por otra vía. Por ejemplo, los pobres que tienen poca tierra y viven de la agricultura tienen que sobreexplotar los recursos naturales generando un proceso de devastación como el de los conuqueros. Los pobres cuando ocupan los cinturones de miseria no son sustentables. Pero son dos fenómenos distintos: la pobreza produce daño ecológico por sobreexplotación, la riqueza produce deterioro ecológico por sobreconsumo y por los desechos que generan sus patrones de producción”.
– Necesitaríamos entonces un standard de vida medio.
“Exactamente: necesitamos unos patrones de vida que sean sustentables”.
– Y, ¿qué sería lo urgente?
“Atender el cambio climático y sus efectos. Una de las formas de contrarrestarlo es acelerando la transición energética y eso es importante para el mundo e importante para Venezuela. La conservación de la biodiversidad biológica. No podemos seguir destruyendo los ecosistemas a la velocidad que lo hemos estado haciendo en este siglo. Estamos hablando de alrededor de 200 mil hectáreas de bosque desforestado cada año. Y, por supuesto, la lucha contra la pobreza. No se trata sólo de sustentabilidad ecológica, es la sustentabilidad social la que tiene que asegurarse y no puede haber sustentabilidad política sin sustentabilidad social. Con toda una sociedad convulsionada porque está padeciendo las peores consecuencias de la pobreza no puede haber estabilidad política. Además narcotráfico, terrorismo, nacionalismos extremos que están produciendo mucha violencia en el mundo. No hay una guerra, pero hay cientos de conflictos bélicos que se están llevando a cabo. El año pasado fueron 13 mil los muertos por la violencia en Venezuela, eso denota que hay un conflicto”.
– Un conflicto de baja intensidad. Pero la situación tanto domestica como regional pareciera imposibilitar la expansión de la democracia como modelo político prevaleciente, ¿qué posibilidades reales hay, sin satanizar al mundo musulmán de llevar la democracia a culturas que son tan opuestas a ese modelo político?
“No hemos hablado de la globalización, que tiende a verse sólo en su aspecto económico-financiero, pero que está ocurriendo en múltiples ejes y el eje político de la globalización es muy interesante porque señala que en el mundo está ocurriendo un proceso democratizador. Ha habido un progreso y las sociedades se están democratizando, las sociedades están protestando cuando hay un conflicto con el agua o con la basura, se están expresando en un sentido positivo, un sentido democrático, buscando la libertad. A la vuelta de cien años el proceso democratizador en el mundo tiene que haber dado resultado”.
– Usted es un optimista.
“Si no, no me preocuparía por estos temas”.
– Bajando del territorio de lo ideal y de lo óptimo, ¿qué es realmente lo que podemos hacer y que es realmente importante hacer en el corto plazo?
“En Venezuela creo que la generación de empleos es muy importante para la lucha contra la pobreza y eso es mucho más efectivo que todos estos programas asistencialistas que se realizan. La educación sigue siendo terriblemente mala”.
-Usted pondría el acento en lo social.
“Definitivamente en lo social”.