A partir de la aprobación del Protocolo de Kyoto (1997) y la fecha de la ratificación de Venezuela (2.004), algunos países como Cuba y Ecuador, aunque proseguían en cuestionamientos ideológicos socialistas al Protocolo, no tuvieron reparo en iniciar solicitudes y proyectos propios de los Mecanismos (MDL, Aplicación Conjunta, Transferencias de tecnología, Fondo de Adaptación) encontrándose una característica notable en Cuba: como no hay empresa privada , todos las solicitudes eran para entes públicos.
Mientras tanto Venezuela a pesar del compromiso internacional solo envió la Primera Comunicación Nacional (2005) a la Convención Marco de las Naciones Unidas del Cambio Climático (CMNUCC) que incluía el Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Invernadero (GEI). Para colmo, la data se extravió en el organismo oficial que procesaba la información (1). La Segunda Comunicación Nacional estuvo prometida por el Gobierno para 2.009 y luego, en París, para el año 2.017, cuando muchos países van por la Sexta Comunicación Nacional.
Por otro lado, países como Colombia aprovecharon la corriente novedosa al igual por ejemplo que Costa Rica y la República Dominicana, presentando solicitudes y proyectos con la participación del sector privado. Las áreas que fueron atendidas son muy semejantes a las áreas que en Venezuela estaban, y continúan estando, en situación crítica: agua, salud, rellenos sanitarios, transporte urbano, deforestación, etc. ¡¡¡.
Cuantificando el tiempo transcurrido, de los 17 años se fueron inútilmente en una primera etapa, 7 años (del 1997 al 2004 ) e igualmente del 2.004 hasta el 2.015 los diez años restantes. ¿Quién responde por ello? Si el balance de la gestión pública sobre el ambiente mostrase signos positivos en esos 17 años, y hecho todo sin cooperación internacional, pues hubiera de darse un estruendoso aplauso al Ejecutivo Nacional, pero muchos sostenemos que ha sido un fracaso.
Venezuela se presentó en París (diciembre 2015) con pesos en el ala: una imagen de desorden institucional ejemplarizado en un despacho ministerial que cambió de denominación y de adscripción (a veces con funciones compartidas con otros despachos) en varias oportunidades en 17 años : Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, Ministerio del Poder Popular para la Vivienda, Hábitat y Ecosocialismo y últimamente el Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo y Aguas (sic) con resultados nefastos, amén de que los Ministros duraban muy poco y el ultimo que asistió a Paris (COP21) no duró un año (sustituido en enero 2016).-
La posición de Venezuela en París fue patética: fruto de una preparación en la cual solo participaron funcionarios públicos, con ausencia de criterios de autoridades subnacionales, de la Academia, del sector empresarial, de ONG, de la Sociedad Civil etc.; sin haber cumplido años atrás con las Comunicaciones Nacionales; sin haber entregado con meses de antelación las Contribuciones Previstas Nacionalmente Determinadas (INDC -siglas en inglés) y contentándose en arrastrar políticas, cifras y promesas del Plan de la Patria como posición del país. (2, en este enlace podrán comparar los INDC de países de todo tipo y la vergonzante INDC de Venezuela).
La rueda de prensa del Ministro en París demostró claramente la persistente falta de preparación y la confusión de lo que se trataba. (3). ¿Será por eso que lo destituyeron tempranamente ?
El Acuerdo de Paris fijó en su artículo 27: ”Conviene en que la información que comuniquen las Partes al presentar sus contribuciones determinadas a nivel nacional, a fin de promover la claridad, la transparencia y la comprensión, podrá incluir, entre otras cosas y según proceda, información cuantificable sobre el punto de referencia (con indicación, si corresponde, de un año de base), los plazos y/o períodos para la aplicación, el alcance y la cobertura, los procesos de planificación, los supuestos y los enfoques metodológicos, incluidos los utilizados para estimar y contabilizar las emisiones antropógenas de gases de efecto invernadero y, en su caso, las absorciones antropógenas, y una explicación de los motivos por los que la Parte considera que su contribución determinada a nivel nacional es justa y ambiciosa, a la luz de sus circunstancias nacionales, y de la forma en que contribuye a la consecución del objetivo de la Convención enunciado en su artículo 2“
Ante tal compromiso y habiéndose extraviado la data que sirvió para elaborar la 1ra. Comunicación Nacional en el 2005 y siendo tan consistente el Gobierno en trabajar solo “interinstitucionalmente”, es decir ellos solos, la gran pregunta, reside en cuál será el profesional del sector público (Planificador, Economista, Biólogo, Ingeniero, Ambientalista, Geógrafo, Hidrometeorólogo, Sanitarista etc.) que se atreverá a elaborar / suscribir un documento que incumpla con lo estipulado por el artículo 27 para el momento en que ratifique/se adhiera al Acuerdo este mismo año, o acaso estará dispuesto a inventar.
Es conveniente citar afirmaciones de connotados expertos en la Economía del Cambio Climático, por ejemplo al Economista británico Nicholas Stern (4) “El cambio climático representa un reto único para la economía, pudiendo afirmarse que es el mayor y más generalizado fracaso del mercado jamás visto en el mundo”. “…si ignoramos el cambio climático, se producirán en su día consecuencias negativas para el crecimiento económico“. “Los beneficios de la adopción de medidas prontas y firmes sobre el cambio climático superará con creces los costes”. “Cuanto menor sea la mitigación que logremos ahora, mayor será la dificultad de continuar adaptándonos en el futuro “. “Las pruebas científicas apuntan a la existencia de un riesgo cada vez mayor de que una actitud de ‘mantenimiento del statu quo’ (‘business as usual’) con respecto a las emisiones tenga consecuencias graves e irreversibles”. “Varios estudios sugieren que el bosque lluvioso del Amazonas sería vulnerable al cambio climático, existiendo modelos que prevén una sequía significativa en esta región. Uno de los modelos, por ejemplo, señala que el bosque lluvioso del Amazonas podría verse significativa y aun irrevocablemente afectado por un calentamiento de 2-3ºC “.
También citaremos al Economista mexicano Alejandro Guevara Sanjines: “La transición a una economía baja en carbono llevará consigo retos de competencia y oportunidades de crecimiento”. “Una política climática bien pensada podría contribuir, por ejemplo, a reducir las enfermedades y la mortalidad debidas a la contaminación del aire y a la preservación de los bosques, que contienen un porcentaje significativo de la biodiversidad mundial”. “También será posible compaginar los objetivos nacionales de seguridad energética con los objetivos del cambio climático. La eficiencia energética y la diversificación de las fuentes y suministros de energía apoyan la seguridad energética, al igual que lo hacen marcos claros de política a largo plazo para los inversionistas en generación de energía”. “Hay formas de reducir los riesgos representados por el cambio climático y, con los incentivos apropiados, el sector privado responderá y proporcionará soluciones”.
Uno de los resultados favorables del Acuerdo de París es el reconocimiento de la participación del sector privado en la negociación pero también en compromisos manifestados en la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Hubo consenso en que sin el compromiso y la acción del sector privado no se lograría los objetivos acordados.
El cambio climático ya ha llegado a Venezuela, pero todavía vastos sectores del país, profesionales o gente de a pie no lo resienten así. Bien consideran que a ellos no los afecta “demasiado” o que siempre “buscaremos la vuelta” para sortearlo. Pues bien, ninguna de las dos posiciones es eficiente para eliminar los daños que ya está causando en el funcionamiento económico y social del país. De ello pueden atestiguar las poblaciones con problemas críticos de agua en cantidad y en calidad, los agricultores sin agua, los basureros sin control, modificaciones de las líneas de costa afectando el turismo y poblaciones, las ciudades creciendo sin planificación, la deforestación, la escasez de servicio público de salud, la inseguridad urbana y la maltrecha observancia de la constitución y leyes sobre derechos humanos, etc.
Variadas son las fuentes de financiamiento internacional en la lucha contra el cambio climático, pero se aspira que el FONDO VERDE PARA EL CLIMA (GREEEN CLIMATE FUND -GCF) sea fundamental y el cual dispondrá de mínimo 100.000 millones de dólares americanos para el año 2.025. A ese fondo podrán acudir los países en desarrollo así como los de menor desarrollo (por ejemplo Haití) y complementarían los esfuerzos financieros venezolanos (públicos y privados). Pero, ¿podremos aprovecharlos? ¿Qué debemos hacer? Tienen la palabra los organismos nacionales, la Asamblea Nacional, las ONG ambientales, el sector privado, la Academia, los organismos sub-nacionales, la sociedad civil.
Para finalizar una travesura del redactor: para organismos internacionales de cooperación y financiamiento, Venezuela es clasificada como un país en desarrollo. Sin embargo, muchos índices económicos y humanos desde hace años nos sitúan muy abajo en la escala cercanos por ejemplo a Haití. Como cada país puede escoger su clasificación, dado todos los indicadores utilizados para finales de 2.015 y principios de 2.006, será que nos convendría (¿vergonzosamente?) autocalificarnos como país menos desarrollado (LDC-siglas en inglés) y ante la magnitud de los financiamientos necesarios para nuestro desarrollo sustentable, conseguir préstamos y cooperación en condiciones más concesionales que si nos quedamos como país en desarrollo. Oigo (leo) opiniones.
Alejandro Suels Aranda
Economista
UCAB 1965
alexsuelspadre@gmail.com
Enero 2016
Notas
(2) http://www4.unfccc.int/submissions/INDC/Submission%20Pages/Submissions.aspx
(4) https://calentamientoglobal.files.wordpress.com/2007/02/stern_conclusiones_esp.pdf
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