Comentario al artículo “Contradicciones de la Misión Árbol” Edgar Yerena

Interesante el artículo Dr. Julio Cesar Centeno sobre Mision Arbol (MA) y el tema de la deforestación en Venezuela. Sin embargo, creo que no está dando en el blanco. Ciertamente Mision Arbol es un programa que no tiene como objetivo “reforestar”, sino “generar … consciencia ambiental” tal como pueden leer de la transcripción que trae el propio artículo, lo cual es legítimo y positivo.

Por otra parte yo pongo en duda que MA haya logrado plantar 32 mil hectàreas. Si fuese cierto eso sería visible y en la realidad lo que se ve es que las pequeñas experiencias de MA terminan destruidas por los incendios o por el abandono. Para demostrar la veracidad de ese logro de 32 mil hectáreas haría falta una auditoría independiente que lo demuestre.

Por otra parte, en el artículo, el autor afirma que la causa de la deforestación en Venezuela esta en los “ganaderos”, “industriales”, “latifundistas” y las “autoridades” que no les ponen coto. Creo que esta idea no proviene sino de hacer un ejercicio mental e imaginarse cuales son las actividades humanas que lógicamente deforestan, aderezadas con cierto piequete político, a fin de coincidir con un cliché aceptado y conveniente.

En la realidad, lo que se ve en el país es que la deforestación se debe a la minería ilegal, a la expansión de la ciudad informal (barrios), a los urbanismos formales (Misión Vivienda), a los incendios que asolan el país de extremo a extremo y que nadie combate, a la pequeña agricultura (conucos y similares), y al INTI. Un estudio serio y sistemático del proceso de deforestación en los últimos 12 años es lo que hace falta. Yo apuesto a que arrojaría como resultado que estas son las principales causas de la pérdida de los bosque en Venezuela y no las señaladas por Centeno. Además hay un factor clave y fundamental: la errada política agraria del gobierno, con su nefasto, equivocado e insustentable concepto de “tierra ociosa”. Es por esto que señalo al INTI, ya que este es el ente que promueve y ejecuta esta política, la cual ha dado como resultado que  miles de propietarios y ocupantes se hayan dedicado a deforestar sin ningun objetivo cierto, sólamente para dar la apariencia de que sus tierras “no son ociosas” y así evitar que  el gobierno (y sus mecanismos asociados: las invasiones planificadas) no les quite la propiedad o la posesión.

Si estamos comprometidos con la recuperación ambiental del país, tenemos que despojarnos de clichés y afrontar la dura realidad: la deforestación está siendo promovida como política de estado para el logro de fines partidistas. Y obviamente hay que propugnar por un cambio político radical.

Edgar Yerena